El especial del Orgullo LGTBI+ de ‘Murcia.com’ es una sección periodística que cuenta con artículos y entrevistas que pretenden dar voz al colectivo y contribuir a su visibilidad para apoyar los derechos conseguidos y las necesidades venideras. Para ello contamos con la participación de personas que trabajan durante todo el año por mantener al colectivo en el lugar que se merece, como las transformistas que salen al escenario para hacer sonreír al público murciano semana tras semana. Una de ellas es la artista Penny Rabbit, una murciana que recupera a las grandes folclóricas de España en los shows que ofrece.
Es de La Ñora, Murcia, y en su día a día es Miguel Gil, un chico que trabaja como dependiente y que lo compagina con su faceta artística sobre el escenario de ‘Piscis Meeting Point’, el conocido local de ambiente LGTBI+ ubicado en el centro de la capital murciana.
Periodista. ¿Con qué término te defines mejor: travesti, drag o transformista?
Penny Rabbit. Soy transformista. El drag para mí es lo exagerado, el exceso, el más es más. Travesti lo veo más para los hombres que de diario quieren travestirse aunque no vayan a hacer un espectáculo.
P. ¿Cuesta decir que haces transformismo?
P. R. Me sigue costando algunas veces decirlo. No es lo mismo que ser albañil o que ser electricista, al final estás haciendo arte, estás actuando, estás haciendo de todo un poco, y eso te expone en sociedad. A la gente le puede chocar que alguien que conoce se dedique a este arte. Es igual que cuando le dices a tu familia que eres gay, incluso con los que tienes confianza cuesta. El que es heterosexual no tiene que decir soy heterosexual. Pues lo mismo pasa con esto.
P. ¿De dónde viene tu nombre artístico?
P. R. Aparece de Penélope, con mis amistades tenía la broma de presentarme así: “Soy Penélope, Pene para los amigos”, era el chiste fácil, y de ahí viene Penny. Y Rabbit es de Jessica Rabbit; me gusta la elegancia de Jessica Rabbit, su pelo rojo, su tremendo vestido con escote, su sensualidad, y de ahí cogí mi apellido profesional.
P. ¿Qué imagen intentas dar sobre el escenario?
P. R. Trato de ser femenina, un poco sexy. Me gusta sacar una parte sensual, pero cuando abro la boca soy basta, tanto de chica como de chico. Soy una payasa y mantengo mi acento murciano porque no lo puedo evitar, y eso puede hacer gracia.
P. ¿Cómo es la confección de tu vestuario?
P. R. Los primeros vestidos me los compré en los montones de un euro del mercado de La Fama de Murcia, y aún sigo utilizando alguno, era el presupuesto que yo tenía antes. Ahora sí que me confecciono algún vestido, para algunos pude contar con la ayuda de mi madre. Reformo vestidos a los que les añado volantes. La gran mayoría me los suelo hacer o reformar.
P. La imagen final es muy lograda en cuando a simular lo femenino, ¿cuánto tiempo te lleva maquillarte?
P. R. Maquillarme es una hora y cuarto. Mi barba es muy poblada, cuando me afeito se sigue viendo sombra de barba, es muy cerrada y hay que taparla muy bien, lleva muchísimo maquillaje. Las cejas también hay que taparlas muy bien. Los rasgos siempre trato que me afinen la cara; con el juego de luces y sombras le doy la forma que quiero.
P. Al escenario llevas muchas veces la esencia de las grandes folclóricas de nuestro país.
P. R. Las folclóricas son lo más, son las primeras transformistas del mundo, son las que siempre han mostrado ese brillo y esa estética exagerada, además, son las que han tenido más visibilidad porque estaban en los medios de comunicación como la televisión. Me gusta llevar algo clásico, yo vanguardista no soy, aunque me gusta ver esa estética en las demás artistas. He recuperado a las viejas glorias del transformismo. Me gusta lo moderno, pero el toque antiguo y clásico me llama más la atención.
P. Económicamente, ¿es costoso dedicarse a esto?
P. R. No es barato, al principio me iba a los montones de vestidos de un euro, pero los maquillajes no eran económicos, eran y son caros, ahí ya es donde empiezas a invertir. Los vestidos cuando quieres mejorarlos ya son más costosos, la tela y los brillos cuestan dinero. Simplemente el cuerpo de esponja que utilizamos muchas para conseguir una silueta determinada ya lleva un coste económico.
P. Actualmente, ¿dónde te puede ver y seguir la gente?
P. R. Me pueden ver en ‘Piscis Meeting Point’ y en despedidas de soltera. También en algunas galas con el grupo de Lola Montiel, una brillante artista de la pedanía murciana Puebla de Soto. Yo nací como Penny Rabbit en ‘Piscis’ en 2015, pero después seguí trabajando en más eventos. He actuado en galas de pedanías, centros culturales y centros de mayores. Siempre estoy abierta a contrataciones. En Instagram soy @penny_rabbit
P. ¿Cuesta subirse al escenario?
P. R. En el instituto, en clase de teatro, nos decían que una vez que se encienden los focos ya no ves a nadie, pero no ves al público en un teatro, pero en ‘Piscis’, en una despedida y en un evento social sí que ves que toda la gente te está mirando y pendiente de ti; te repasan de arriba a abajo y hay que intentar que eso no te bloquee.
P. Se te ve segura cuando actúas, imagino que habrá algo de nervios.
P. R. Necesito que el público me de juego para poder interactuar. Eso el público no lo ve. Se nota que somos profesionales cuando el público no ve que estás depositando cierta confianza en él. La gente está esperando a ver qué ofreces y poder reírse. Es necesario ese feedback entre espectador y artista.