La libertad consagrada en las leyes no llega igual ni a todos los lugares ni a todas las personas. Hacen falta años y mucho esfuerzo para poder pasar los filtros, quitar los tapones y derribar los muros que separan el ejercicio pleno de la ciudadanía del ostracismo en el que las personas LGTBIQ+ viven, en algunos casos sobreviven, en las zonas rurales de nuestro país y de la Región de Murcia.
Si bien los avances sociales generados por los gobiernos de la izquierda, primero con Zapatero y ahora con Pedro Sánchez, son obvios, también lo es que el camino que nos queda por recorrer es aun largo, porque a la igualdad legal queda por sumarle la igualdad real, la que se ha de darse en los espacios en los que todos convivimos, desde nuestro puesto de trabajo hasta la propia calle.
Las pequeñas localidades, los pueblos o los barrios menos céntricos de cualquier ciudad siguen siendo en ocasiones el escenario perfecto donde la lgtbifobia se manifiesta en toda su crudeza, alentando un odio que se ceba contra unas víctimas que no tienen cómo ni con qué defenderse.
Es ahí donde las instituciones públicas, desde la escuela hasta el Gobierno regional, deberían estar actuando, desarrollando planes de actuación a favor de la diversidad y de la libertad, permitiendo que cada cual pueda vivir su propia vida. Y también haciendo que esas mismas actuaciones traten de incorporar a la normalidad a quienes, en su corta visión, no saben aceptar todavía una sociedad plural y mestiza que aporta riqueza al conjunto de nuestros pueblos y ciudades.
La Región de Murcia tiene mucho que reivindicar en las instituciones y también en las calles durante estos días de celebración del Orgullo, empezando por el desarrollo de una ley que el Partido Popular y sus socios expulsados y tránsfugas tienen completamente paralizada, que es como quieren tener los derechos de la población LGTBIQ+ en nuestra tierra.
La realidad es que siempre nos han querido callados y sin molestarles en su agenda del odio, la que comparten con la ultraderecha con la que se sientan a pactar a diario, que estemos fuera de la vida social y pública de una sociedad a la que pertenecemos por derecho propio. Nunca quiso el Partido Popular que nos manifestáramos en las calles, para ellos no era necesario; ni que tuviéramos pleno acceso al matrimonio, con su mismo nombre, para ellos no era necesario. La conclusión es que solucionar nuestros problemas nunca es necesario para la derecha, mucho menos ahora que tienen una relación tan estrecha con el fascismo.
Pero sus planes no son los nuestros, y hemos de seguir avanzando en la consecución de la igualdad real, de la libertad real y dando pasos para que la diversidad sea visible, siempre, en todos los lugares y para todas las personas que deseen expresarla con la normalidad y la tranquilidad que se le supone a un Estado democrático y de derecho, que es donde vivimos.
Solo trabajando juntos podremos conseguirlo. Feliz Orgullo.
Pencho Soto, secretario LGTBI del PSOE Región de Murcia