La conquista de los derechos y libertades de las personas LGTBI+ ha sido un proceso muy largo y complicado, por la tradicional intolerancia de una mentalidad popular empeñada en dictar unas pautas que debían ser insoslayables, y que convertían cualquier comportamiento que consideraban incomprensible en un grave delito.
El código penal promulgado en España el 9 de julio de 1822 (es decir, hace 200 años) supuso un importante avance ya que no se dictaba ninguna pena por la práctica de la sodomía. Fue el primer y efímero paso hacia la tolerancia, pero aún quedaba (y queda) mucho camino por recorrer.
Es cierto que en nuestro país se han producido avances vertiginosos en los últimos tiempos que hace apenas 20 años parecían inconcebibles, pero no podemos obviar que siguen vulnerándose los derechos humanos de millones de personas en más de 80 países del mundo, en varios de los cuales continúa aplicándose la pena de muerte a miles de personas por su orientación sexual.
Tampoco podemos obviar que, pese a los derechos conquistados, todavía no existe una completa aceptación en nuestra sociedad, por cuanto aún es visible el miedo al rechazo en determinados entornos en los que muchas personas se convierten en vulnerables al no poder mostrarse como son y disfrutar de lo que legítimamente les corresponde. Ese miedo al insulto, al despido, e incluso a la agresión condiciona e invisibiliza una realidad y obliga a muchas personas a vivir entre temores y mentiras.
Es por ello que adquiere una especial importancia que sigamos trabajando en favor de la dignidad de la persona y la defensa de sus libertades y que, ojalá en un futuro muy próximo, logremos una igualdad real, en una sociedad más libre y más diversa, presidida por el respeto y la tolerancia.