Como cada Junio llegan las celebraciones del Orgullo LGBTIQ+ y el gobierno regional se queda de espaldas a la sociedad. Desde STERM Intersindical, junto con otras muchas organizaciones y colectivos, sí nos sumamos a la celebración y a la reivindicación. Mucho queda por hacer en esta Alabama nuestra, en la que los ultraconservadores gobernantes del lugar insisten en que ellos no van a aplicar las leyes de España, esa república de contubernios. Tampoco sus propias leyes regionales, cuando se han visto obligados a aprobarlas, por lo que sea, pero no les gustan. Nada de progreso. Calor, atraso y calma chicha, entre ecocidios y educacidios de diversa índole.
Seis años ya, desde que se aprobase la Ley de Igualdad Social regional y la metiesen en un armario. Sin aplicar. Ley decisiva para el avance del sistema educativo que, efectívamente, obliga a las autoridades a revisar libros de texto, puesto que sanciona como falta grave -hasta 20.000 euros- la elaboración, utilización o difusión en centros educativos de libros de texto y materiales didácticos que presenten a las personas como superiores o inferiores en dignidad por su orientación sexual, identidad o expresión de género. La Consejera Campuzano, en cambio, quiere revisarlos para asegurarse de que la ley no se cumple, y sí la voluntad del altísimo, que al parecer manda cercar los centros educativos con casas de apuestas.
La enorme diversidad que puebla nuestras aulas es ya un HECHO. La violencia, la falta de referentes y de educación que se cuela en ellas desde la sociedad y las instituciones, también. Pero aún así florecen. Entre nuestro alumnado tenemos lesbianas, bisexuales, gays, heteros, trans e intersexuales, o gente queer, atravesados por una gama diversa de expresiones de género, identidades étnicas, culturales, y diferencias de clase. Pero tenemos también en nuestros centros la incomprensión, el odio y el rechazo, de una minoría amenazante espoleada por la impunidad de abusadores que les ofrece el gobierno regional.
La ley de 2016, que tenía que proteger la diversidad sexual, estableció que se debían transformar los contenidos educativos para eliminar los estereotipos de "normalidad" basados en la heterosexualidad. También que se tiene que garantizar que el uso de instalaciones como aseos o vestuarios se hace de acuerdo con la identidad de género del alumnado, o que la no discriminación tiene que "reflejarse nítidamente en el ideario de los centros". Nada se ha hecho, porque el ideario de la Murcia profunda, que es el gobierno regional, es la LGTBIQfobia, el odio, vamos, y el aquí mando yo, que estoy por encima de la ley.
La ley dispone que se ha de trabajar por la igualdad tanto desde la educación formal, a través de planes de estudios y programas, como desde la informal. Pero en vez de eso tenemos boicot a las charlas externas de temática arco iris, por la campaña de miedo de los ultra profundos. En muchos centros se está aplicando el "PIN parental" de facto, a pesar de que es ilegal, porque solo se "requeteinforma" a las familias de las charlas si son de temática arco iris, para que puedan no mandar a clase ese día a sus retoños.
Aún así seguimos, el personal docente educa, a pesar del miedo y las coacciones, y la chavalada ve "Sex Education" y "Big Mouth" en Netflix, que es dónde encuentran la brújula moral pro arco iris que deberían estar ofreciéndoles las políticas públicas. En vez de valores democráticos promocionados por sus instituciones, quienes están aprendiendo ciudadanía se encuentran con los ultra profundos, que defienden las posturas de Putin contra la visibilidad de las bandera arcoiris, regalan rosarios y horas extra de religión en los centros educativos, o proponen canales para "denunciar" las expresiones culturales no heterosexuales. Menos mal que la chavalada está en el siglo XXI, y la sensatez generacional de una mayoría de jóvenes hace que los valores positivos en torno a la diversidad sexual se vayan imponiendo. En clase de religión, gracias a Dios, ni caso, salvo para ir a Port Aventura.
Vladimir Solá
STERM Intersindical
