"Solicitamos y confiamos en la inmediata reposición del asiento para que la intolerancia no decida cómo debe ser nuestra ciudad "
No Te Prives, Asfagalem, Chrysallis y VIHsibles condenan, pero sobre todo, lamentan que haya personas que disfruten destrozando mobiliario urbano que refleja los avances de nuestro colectivo. Muchas de nosotras, nosotros y también nosotres-como personas no binarias- lamentamos cualquier daño y falta de civismo en nuestra ciudad. Y condenamos la clara intención LGTBIfoba de este hecho que resulta ya reincidente con este elemento del mobiliario urbano en concreto.
Este banco no sólo representa el avance de nuestro colectivo, sino que representa el avance de Murcia como ciudad abierta, moderna y acogedora hacia las personas LGTBI+. Personas que somos los vecinos de Murcia y también sus turistas, sus antepasados y también sus generaciones futuras. El avance en derechos y aceptación social de la comunidad LGTBI+ no supone en ningún caso un retroceso en los derechos de las personas cis y heterosexuales y el avance beneficia a la sociedad en su conjunto. Por ello, el motivo de estos actos vandálicos castigados por la ley, son el odio, la incomprensión y la sinrazón.
Desde estos colectivos, demandamos al Ayuntamiento de Murcia y a sus juntas vecinales que muestren su determinación a la hora de proteger nuestro entorno y, en especial, a las comunidades más señaladas por los discursos de odio. Destrozar un banco supone un ejercicio de violencia que, en cualquier momento, podría tener como objetivo a las personas a las que representa ese banco.
Lamentamos, sobre todo lamentamos, que el banco sólo sea un ejemplo de cómo calan los discursos de odio en nuestros jóvenes y adultos y animamos a todos nuestros responsables políticos a hacer gala de esa responsabilidad social defendiendo y representando a todos los murcianos independientemente de su orientación sexual e identidad de género. Por eso, condenamos todos los discursos de odio, en especial, los que pronuncian políticos de nuestra Región y alertamos sobre cómo estos discursos crean el caldo de cultivo para sembrar violencia en nuestras calles, aulas y hogares y, en este caso, jardines.
Este gesto no es inocente y manda un mensaje claro: “Las personas LGTBI+ no son bienvenidas en este jardín”. De nuestros políticos y de toda la sociedad depende que los espacios públicos puedan volver a ser para el disfrute de todas, todos y todes
