MANIFIESTO
La violencia de género se ha convertido en una de las principales causas de muerte y sufrimiento entre la población femenina. Este año 2008, son 68 las mujeres que han perdido la vida como consecuencia de las agresiones producidas por sus maridos, parejas o ex parejas.
La violencia contra las mujeres ha sufrido durante muchos años el silencio, la falta de sensibilidad social, la incomprensión, el aislamiento, la privacidad, la justificación, el sometimiento e incluso la negación de su existencia.
Los maltratadores no son meros individuos perturbados. Existen numerosas causas que provocan el mantenimiento de los estereotipos machistas en nuestra cultura, y que sostienen el maltrato.
En el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, podemos afirmar que existe una mayor conciencia ciudadana y nuevas herramientas legales para su erradicación.
La violencia contra las mujeres es una clara vulneración de los derechos humanos; personifica la mayor discriminación social que pueden sentir las mujeres y es un atentado al derecho a la igualdad que se reclama en la Constitución Española.
La libertad, la dignidad y la igualdad de las mujeres que sufren violencia de género se ven quebrantadas casi a diario y esta situación exige, un año más, que la sociedad reclame de forma unánime la eliminación de esta lacra social, que afecta especialmente a las mujeres, pero que se extiende al conjunto de la sociedad.
Desde las Instituciones, se trabaja hacia la creación de una conciencia colectiva de educación no sexista, donde la imagen pública y social de las mujeres se trate con calidad y respeto.
Es un hecho probado que la violencia de género no respeta fronteras, ni culturas, ni niveles económicos. Está presente en épocas de conflicto armado y en tiempos de paz; y se produce en el hogar, en el trabajo y en la calle.
Por eso, hoy, nuestro mensaje tiene una doble vertiente: por un lado, el deseo y la determinación de eliminar todos aquellos obstáculos socioculturales que se interponen a la igualdad, la paz, el desarrollo y los derechos humanos, por otro lado, la decisión de mantener la lucha contra la violencia de género a través de las Leyes existentes.
La situación real de nuestra sociedad nos reclama tareas ineludibles y que precisan de un compromiso colectivo:
Mostrar en cualquier ámbito, sea el doméstico, el laboral y a pie de calle, modelos de comportamiento alejados de cualquier manifestación de violencia.
Reforzar la autoestima de niñas, adolescentes y mujeres, para que sean capaces de rechazar a quienes no las respetan.
Y tomar conciencia de este grave problema para señalar y denunciar a quienes con su actitud y comportamiento discriminan, maltratan y asesinan a las mujeres que dicen amar.
El cumplimiento de estas tareas nos procurará una sociedad menos vulnerable y más rica en valores de igualdad y justicia social.