Así como sucede con otras festividades cristianas (el Adviento como preparación a la Navidad; la Cuaresma como preparación para la Pascua; el quinario de San Francisco de Asís, la novena a nuestra Patrona Santa Eulalia, etc.), la jornada previa al Día de Todos los Santos también incluyó una actividad preparatoria denominada la Víspera de Todos los Santos, que tenía lugar cada año, el 31 de octubre.
El origen de esta tradición se remonta al proceso de cristianización de las comunidades celtas, desde finales del siglo II dC. Estos pueblos solían celebrar el Samhain, una festividad en la que rendían homenaje a los muertos y al dios del más allá. En dicha celebración, se llevaban a cabo macabros rituales de sacrificios humanos crueles, con los cuales marcaban el comienzo del nuevo año nuevo celta.
Con el paso de los años, y gracias a la influencia del cristianismo, estas prácticas paganas sangrientas fueron gradualmente abandonadas y sustituidas, por una festividad de víspera en honor a Todos los Santos.
1.- ¿Cómo se ha llegado de la Víspera de los Santos al Halloween?
Como he indicado antes, el día anterior a la celebración de la Solemnidad de los Santos, hubo una actividad preparatoria, que se denominó Vigilia de Todos los Santos.
El nombre de este día se tradujo dentro de la cultura inglesa como: "All Hallow's Eve", que se traduce como Víspera de Todos los Santos. Con el tiempo, su pronunciación evolucionó hasta convertirse en el anglicismo ampliamente conocido que utilizamos hoy en día: "Halloween" (o "jalogüin" si lo adaptamos al panocho).
Parece ser que fueron los colonos irlandeses los que, sobre mediados del siglo XIX, huyendo de la Gran hambruna que se produjo en sus islas (conocida también como la Crisis de la Patata), protagonizaron una emigración masiva hacia Norteamérica. Lógicamente estos colonos llevaron consigo sus costumbres y tradiciones, las cuales siguieron manteniendo en las tierras del nuevo mundo.
Pero hubo que esperar hasta mediados del siglo XX, para que este día empezase a hacerse más popular entre los norteamericanos, sobre todo al implicar a los más pequeños con el truco/trato. Pero su gran popularidad en USA llegó en la década de los ’80, cuando el cine (con sus sagas de terror) y la televisión, la fueron haciendo extensiva por todo el mundo, con la ayuda de amplios despliegues publicitarios y de campañas comerciales.
Y atendiendo a lo expuesto, podemos concluir diciendo que fue en Europa en donde se encuentran las raíces de esta actual celebración del 31 de octubre, aunque la comercialización de esta se debe al gran potencial de difusión y de influencia, que tiene Norteamérica en el mundo.
2.- El cornijal de La Huerta de Totana
Para todos los que amamos nuestra tierra, nuestra cultura, nuestras tradiciones… nos resulta sumamente interesante y útil el poder contar el testimonio de nuestros mayores y, cuando estos ya no están, poder contar con los recuerdos (y anotaciones) que fuimos atesorando en nuestra memoria.
Cuando mis bisabuelos maternos eran muy jóvenes, vivían en la Diputación de La Huerta, y allí los niños, en la víspera del día de los Santos, tenían la costumbre de coger capazas de mimbre y salir en pandilla para visitar y llamar a la puerta de todas las casas vecinales. Cuando los huertanos les abrían la puerta, los niños les decían al unísono: “La orillica del cornijal, si no me la das, te rompemos tu portal”.
Para agradar a los niños (y también para evitar las posibles “consecuencias”), los huertanos les echaban “un buen puñao” de los productos “exclusivos” que habían cosechado en su cornijal: pipas, níspolas, higos, granadas, etc.
Si alguna vez se daba el caso de que algún huertano un tanto “tacaño” les daban con la puerta en las narices, los niños volvían más tarde y le movían el portal (que solía ser una losa de sillería de las que trabajaban los picapedreros en las canteras de La Huerta), lo que obligaba a ese vecino a tener que dedicar un buen rato al día siguiente, para volver a ponerlo en su sitio.
Esta historia del cornijal la situaríamos en el s.XIX, y coincide en el fondo con otras historias similares cuyos protagonistas eran los niños huertanos de la Huerta de Murcia.
3.- ¿Cuál es el origen del truco/trato?
Hay diversas teorías para explicar su origen, pero la versión más difundida y verosímil habla de que ya en la Edad Media, en la víspera del Día de los Fieles Difuntos -el 01 de noviembre-, las mujeres de familias pobres, acompañadas sus hijos, iban tocando las puertas de las casas de las familias más pudientes, para pedir limosna y comida. Para agradecer la ayuda que les daban, se ofrecían para rezar oraciones por el alma de los difuntos de esas familias.
Un escrito fechado en Escocia en el año 1895 menciona esta práctica del truco/trato, la cual ya se hacía de manera similar a cómo se hace en muchos lugares actualmente.
De hecho, es en Irlanda donde surge otra peculiar historia conocida como la Leyenda de Jack el tramposo (o ladrón, o tacaño, o el del farol), que narra como este consiguió engañar al diablo más adelante hacer un trato con él. El diablo entregó una ascua del infierno a Jack para que se alumbrara, y este, para no abrasarse las manos, ahuecó un nabo grande y la puso dentro a modo de linterna.
En el año 1950, una familia de Pensilvania (en EEUU) inició una campaña de recogida de dulces, alimentos y dinero a favor de UNICEF, y se les ocurrió utilizar para ello el truco o trato. A partir de este año, comenzó a aumentar su popularidad, fusionándose más adelante con otros usos, como la de los disfraces fantasmagóricos, las calabazas ahuecadas, etc.
4.- Para concluir…
Sin lugar a duda, conocer nuestras raíces, nuestras costumbres, nuestras tradiciones culturales y religiosas, es algo importante y fundamental, pues en ellas está la esencia que ha forjado la identidad del pueblo totanero a lo largo de los siglos.
En los últimos años estamos siendo testigos directos de cómo la nueva moda de origen USA, está avanzando cada vez más, y empezando a desplazar y/o sustituir nuestras tradiciones milenarias del día de Todos los Santos y del Día de Difuntos, por una especie de carnaval de otoño, relacionado con brujas, demonios y demás seres de índole macabra.
Si nos paramos a pensar un poco en ello, podemos ver que la riqueza interior y los valores que aportan a la persona las celebraciones de los dos primeros días de noviembre, superan con creces al materialismo y la frivolidad que “se nos vende” hoy en la víspera del Día de los Santos.
Por este motivo, desde finales de la primera década del presente siglo, desde muchas parroquias de nuestro país y de nuestra Región, se está fomentando la celebración del llamado: Holywins, que podríamos traducir como: la santidad vence.
Esta es una iniciativa que pretende desterrar el culto a la muerte, a la oscuridad, y a la exaltación de lo monstruoso y macabro, para destacar que lo propio de los cristianos es celebrar el triunfo de la vida, promoviendo la belleza, el bien, la alegría y la luz.