Sigue siendo Navidad…

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Sigue siendo Navidad…

Por Diego Jesús Romera González

Vivimos en un momento de la historia tan “acelerado”, que a veces nos da la sensación de que nuestro objetivo es sólo ir con prisas hacia adelante, para conseguir llegar a una meta que nunca terminamos de alcanzar, porque siempre estamos esperando a que llegue “el después” …

Y esto es lo que nos está pasando ahora que estamos en el tiempo de Navidad, pues tan pronto como pasa el 25 de diciembre y celebramos el Nacimiento del Niño Dios, parece como si nos olvidásemos de que todavía nos quedan por delante muchos días para seguir festejando la Navidad.

San Francisco de Asís (el creador del Belén) decía que la Navidad era la “Fiesta de las Fiestas”, pues durante el tiempo que dura, la Iglesia nos invita a celebrar la vida, y a sentir la presencia de Dios entre nosotros.

Nuestra sociedad actual necesita liberarse del yugo del materialismo consumista, para descubrir que la Navidad es la fiesta del renacer del bien y de la esperanza que tanto necesita hoy nuestro mundo.

Uno de los mayores tesoros que nos trae la Navidad, es el de que Dios se hace hombre como nosotros (Misterio de la Encarnación) para que los seres humanos vivamos más humanamente. Si no atendemos a este tesoro, estaríamos celebrando la navidad sin la Navidad.

El Papa Pablo VI (16-Dic-1973) nos decía que: “La Navidad no es solo una fecha especial en el calendario; es un acontecimiento que debe tener un impacto profundo en nuestra sensibilidad humana y en nuestra mentalidad espiritual”.

1.- ¿Cuándo acaba el tiempo de Navidad?

La Navidad no es una fiesta puntual de un día, es todo un tiempo que ocupa parte de los meses de diciembre y enero. Comienza con las cuatro semanas de preparación que nos trae el Tiempo de Adviento, y se prolonga hasta el domingo siguiente a la fiesta de la Epifanía (06 de enero), en el que celebramos la fiesta del Bautismo del Señor.

Dentro del Tiempo de Navidad, tenemos varias celebraciones destacadas como son:

  • La Fiesta de la Natividad de Jesús, el 25/dic.
  • La Fiesta de San Esteban, el primer mártir de la Iglesia, el 26/dic.
  • La Fiesta de San Juan Evangelista, el 27/dic.
  • La Fiesta de la Sagrada Familia, el domingo siguiente al día del Nacimiento.
  • La conmemoración de los Santos Inocentes, el 28/dic.
  • La Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, el 01/enero.
  • La celebración del Stmo Nombre de Jesús, el 03/enero.
  • La Solemnidad de la Epifanía del Señor, popularmente conocido como día de los Reyes Magos, el 06/enero.

Hasta llegar al Domingo siguiente al día de la Epifanía, en el que celebramos la Fiesta del Bautismo del Señor, día que nos marca el fin de la Navidad.

Atendiendo a esto último, vemos que todavía tenemos varios días por delante, antes de que el Tiempo de la presente Navidad concluya y dé paso a la primera parte del Tiempo Ordinario (el cual nos llevará hasta la Cuaresma). Pero incluso si queremos seguir prolongando durante más tiempo la Navidad, podemos tomar el modelo vaticano como referencia, como veremos en el punto siguiente.

2.- ¿Cuándo acaba la Navidad en el Vaticano?

En el Vaticano, el tiempo de la Navidad y la presencia de sus adornos, se prolonga hasta febrero. Concretamente, hasta el día 2 de febrero, es decir, hasta el día en el que la Iglesia celebra la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo y fiesta de la Virgen de La Candelaria.

El origen de esta peculiar tradición vaticana se encuentra en el pontificado del Papa San Juan Pablo II, pues el 6 de enero de 1997 decidió elevar a consideración mundial la celebración mariana, que coincide con este momento de la vida de Jesús. De esta forma quedaba unida la celebración del nacimiento de Jesús hasta el momento de su Presentación en el Templo, tal y como mandaba la tradición judía.

Y teniendo en cuenta lo expuesto hasta ahora, vamos a recordar algunos aspectos (sólo algunos) destacados sobre la Navidad:

3.- El origen del Belén.

En la Navidad del año 2023 celebrábamos un acontecimiento histórico muy destacado, pues llegamos al 800º aniversario de la primera representación de la Navidad. Para la Misa de Nochebuena del año 1223, San Francisco de Asís organizó un Belén viviente con los feligreses del pueblo italiano de Greccio. Esta fue la primera representación del Belén en la historia del cristianismo.

Ese año marcó el comienzo de una tradición que se ha mantenido viva a lo largo de los siglos, adoptando diversas formas y matices, pero siempre conservando su esencia: la de acercar el Misterio del nacimiento del Niño Dios, a todos los creyentes.

En el S. XVIII, el Rey Carlos III de España trajo esta tradición a nuestra tierra y la hizo extensiva a todos los pueblos hispánicos.

4.- La presencia de un Fraile en el Belén.

Observando con detenimiento algunos Belenes, podemos apreciar como poco a poco va recuperándose una antigua tradición que consistía en poner una figura de un fraile “oculta” en los belenes, tanto domésticos como monumentales.

Esto obligaba a los visitantes de cada Belén, a fijarse en todos los detalles y figuras, hasta conseguir hallar la singular figura del fraile franciscano.

Con toda probabilidad, el origen de la colocación de la figurita del fraile en el Belén surgiría, como un signo de reconocimiento y agradecimiento a la figura de su creador: San Francisco de Asís.

5.- La Misa del Gallo.

La celebración de la Misa de Navidad tiene 4 formularios (conjunto de oraciones y lecturas) distintos, atendiendo al momento del día en el que se celebre dicha Misa:

  • el de la Misa de la vigilia, que se utiliza en la tarde del 24 de diciembre, con la que “oficialmente” comienza el tiempo de Navidad,
  • el de la Misa de la medianoche, popularmente conocida como “Misa del Gallo”,
  • el de la Misa de la de la aurora, que se celebraría al amanecer,
  • y el de la Misa del día, celebrada durante todo el día 25.

De las cuatro Misas, la más popular y entrañable es la Misa del Gallo. Recibe este tan peculiar nombre porque se celebra a medianoche, con el canto nocturno del gallo (ad galli cantus, que significa “al canto del gallo”), y está vinculada a la reliquia del pesebre que se conserva en la basílica de Santa María la Mayor de Roma (su origen se remonta al s. V dC.).

6.- Te Deum.

El Te Deum es un himno de acción de gracias cuya finalidad es alabar y dar gracias a Dios por algún acontecimiento relevante, como el que tiene lugar cada año el 31 de diciembre por la tarde en el Vaticano. Ese día el Papa lo recita -o canta-, como acción de gracias por el don de la vida y por el año que termina.

Aunque los datos sobre su origen no son concluyentes, es atribuido a varios autores como San Ambrosio de Milán, San Agustín de Hipona… y se sabe que ya se empleaba en el siglo IV dC.

Recibe este nombre por las primeras palabras de este himno escrito en latín, que significan: “A ti, Dios”.

 

Te Deum laudamus:

te Dominum confitemur.

Te aeternum Patrem

omnis terra veneratur.

 

A ti, oh Dios, te alabamos,

a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,

te venera toda la creación

 

El Te Deum ha sido musicalizado por grandes artistas de todos los tiempos, entre ellos: Handel, Mozart, Héctor Berlioz, Dvorak, Verdi, Vivaldi, Bizet, Franz Liszt, Mendelsson, etc.

Para concluir…

Al celebrar la Navidad nos acercamos al Misterio de la Encarnación del Niño Dios y, al contemplarlo en su humilde cunita, sentimos que podemos “tocar” a Dios, pues cuando Él decidió hacerse Niño, lo hizo para poder acercarse a nosotros desde nuestra propia historia; y para mostrarnos que el camino para poder llegar a la fuente de la alegría, lo podemos hallar en la sencillez, en la ternura, y en la humildad del pesebre.

La Navidad nos brinda una ocasión idónea para que seamos capaces de recuperar el sentido de nuestra existencia, y la fuerza para afrontar los problemas de la vida cotidiana, pues el propio Dios hecho Hombre, camina a nuestro lado. Y, además, en la celebración de la Navidad renace la fe que disipa las tinieblas del corazón y de la mente de cada uno de los creyentes.

La Navidad es una festividad cristiana, pero su mensaje es universal, pues nos recuerda la unidad entre todos los hombres no se encuentra en lo material, sino en los vínculos que construimos y los valores que cultivamos.

Y que no se nos olvide en ningún momento, que ¡¡no podemos celebrar la navidad, sin la Navidad.

 

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