Hoy celebramos una de las grandes solemnidades marianas del año, la cual nos marca por un lado el punto de inflexión del caluroso periodo veraniego; y por otro, nos invita a ponernos en situación para que alcemos la mirada hacia nuestra Madre de Cielo.

Ahora mismo estamos viviendo una complicada situación en la que las dudas, las preocupaciones, las incertidumbres, etc. invaden el corazón de todas las personas en general, y de los fieles en particular. Situación que se agrava debido al proceso de tecnificación y digitalización en el que estamos inmersos, pues este nos hace perder -casi sin darnos ni cuenta-, proximidad con nuestros familiares y amigos.

Pero la historia de España nos muestra claramente dos realidades: que no es la primera vez en la que vivimos una situación similar; y que la Virgen María siempre ha estado ahí para ayudar como Madre, a superar las más duras situaciones (como le ocurrió a nuestro Patrón Santiago el Mayor en el Pilar en el siglo I dC).

1.- Algunos apuntes sobre la historia del día de la Asunción.

La referencia escrita más antigua que se conoce sobre esta festividad data del s. IV dC. En ella aparece con el nombre de la fiesta del “Recuerdo de María”, y ya hace referencia a la entrada en el cielo de la Virgen María.

En el siglo VI dC, hallamos esta fiesta con la denominación del “Transito de María” y la “Dormición de María”, y en ella ya se celebraba su muerte, resurrección y asunción.

En el siglo VII adquirió la denominación que ha llegado hasta nuestros días: “Asunción de María”, aunque la doctrina sobre este particular, no la hallamos desarrollada hasta el siglo XII, en grandes teólogos como Santo Tomás de Aquino.

En el año 1950, el Papa Pío XII, mediante la Constitución Apostólica: Munificentissimus Deus (numeral.44) afirmó que: “La Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, terminando el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”. Este particular también aparece recogido en el numeral 966 del actual Catecismo de la Iglesia Católica.

El tropario (composición poética interpolada en un texto litúrgico) de la celebración de hoy recoge: “En el parto te conservaste Virgen, en tu tránsito no desamparaste al mundo, oh Madre de Dios. Alcanzaste la fuente de la Vida porque concebiste al Dios viviente, y con tu intercesión salvas de la muerte nuestras almas”.

2.- ¿Qué podemos descubrir en la celebración del día de la Asunción?.

María fue una madre de su tiempo, pero la historia nos muestra que es una Madre de todos los tiempos.

Una madre que, aunque no poseía bienes materiales, desde su humildad entregó a su Hijo el mayor bien que poseía: su inagotable amor. Y este amor lo sigue derramando sin cesar a todos los creyentes.

María en una mujer sencilla, cercana, humilde, con la que es muy fácil identificarse y tomarla como modelo de referencia. Quizás haya sido por estas cualidades, por las que a lo largo de los siglos se la busque intensamente y se le muestre admiración, respeto y veneración.

La presencia de la Virgen María es patente en todos los rincones del mundo, especialmente en el mundo cristiano. Su presencia forma parte de la historia, e incluso da sentido a la cultura y la idiosincrasia de muchas regiones, como ocurre en España, que somos tierra de María.

Como indicaba al principio, en el momento actual en el que vivimos, nos encontramos que nuestra sociedad sufre por un lado una importante crisis de valores, y por otro, una crisis de valoración. Esto se debe a que las “neo-ideologías” de moda no dan respuesta a las preguntas básicas y fundamentales sobre el sentido de la vida, lo que está originando paulatinamente en muchas personas, sentimientos de frustración, desaliento, vacío, desesperanza, etc.

En contraposición a esto último, hallamos que la fiesta de la Asunción de la Virgen María nos infunde esperanza, optimismo, sentido positivo a nuestra existencia, pues nos muestra que el destino de nuestra vida no es la muerte, sino la Vida.

¡Viva el día de la Asunción!

¡Viva nuestra Madre del Cielo!

¡Viva la Virgen María!