Según los datos que he recabado parece que es la más antigua de Totana que se mantiene ejerciendo usando como batuta la diestra tijera de un viejo ejercitante de este arte, que además comparte con el oficio a ratos de relojero y que se llama Juan José Cánovas Lorca, actualmente situada en la céntrica y estrecha calle Salado, en cuya fachada se puede apreciar un azulejo con la fecha de inauguración.
Cuando acaba de cortarme el pelo me mira sonriente y me dice que me ha quitado veinte años de encima, yo tan contento me miro al espejo y me encuentro con que me ha tomado el pelo, me ha cobrado y no me ha quitado ni siquiera diez minutos de edad, y a pesar de eso vuelvo con frecuencia por su buen trabajo y agradable lugar.
Nació este establecimiento en la calle del Trinquete, hoy llamada García Alix en 1894 de la mano de Juan José Cánovas Camacho, abuelo del actual titular, que fue además el último barbero, dentista y sangrador de la localidad, nacido el 7 de mayo de 1868. Para mayor conocimiento de este interesante personaje remito a mis lectores al magnífico trabajo del profesor Cánovas Mulero en Línea Local del mes de julio del presente año. Con excelente prosa y adecuada documentación como es habitual en él, creo que conocerán mejor a este hombre singular que con mis torpes letras.
Este barbero y sacamuelas falleció a los cuarenta y cinco años en 1911, encargándose de la barbería sus hijos Bonifacio y José Cánovas García, instalando el establecimiento en la calle del Puente, si bien Bonifacio contrajo matrimonio y dejó la peluquería quedando solamente José a cargo de ella, contando con la ayuda de su hijo desde bien pequeño, pues a los ocho años ya afeitaba a algunos clientes. Ni que decir tiene que ya sus funciones eran solamente las propias del oficio, pues su padre fue el último en Totana en ejercer de sacamuelas y sangrador.
Tuvo también como compañero a Medina, conocido por su guitarra y su habilidad en la reparación de relojes, pero en el año 1946 sufrió una trombosis teniendo que hacerse cargo su hijo y actual titular Juan José. En aquellos tiempos había mucha gente que se no se afeitaba en casa y lo hacía en la barbería, aquella que olía a colonia mezclada con agua en un pulverizador, a masaje Floyd y Varón Dandy.
Dejó los estudios en el Instituto e hizo frente al negocio familiar cargando además con la responsabilidad de sus padres. Pero como animoso y dispuesto que era y sigue siendo afrontó el reto con valentía ganando un nombre en el pueblo. Llegaron nuevos tiempos, modos diferentes de cortar el pelo y él se fue adecuando a las circunstancias y haciendo el pelado a navaja aunque manteniendo siempre la esencia de la profesión, la habilidad en el manejo de la tijera y aquella maquinilla que había que accionar manualmente con endiablada rapidez y para cuyo manejo hacía falta mucha pericia que él sigue teniendo a pesar del paso de los años. Actualmente han sido sustituidas por las eléctricas, que son más rápidas aunque carecen del glamour de las clásicas.
Y ahí sigue Juan José el Pinillo fiel a su costumbre diaria, se levanta tempranico, va al campo a echar un vistazo a sus cultivos y con la puntualidad de un reloj suizo aparece con su moto a las nueva en la puerta de su barbería.
Juan Ruiz García
