«Cuatro colegas y una cámara», así define Carlos Ballesteros la mejor forma de hacer cine, y esta es la misma con la que ha orientado su primer cortometraje; Operación Número 13, una comedia que provoca la reflexión por parte del espectador, en este caso, para el público más maduro, y que estrenó en Dolores de Pacheco, su localidad natal.
9 minutos que levantaron los aplausos de un público entregadísimo, que disfrutó con este proyecto, "Operación Número 13", realizándose tras la proyección un encuentro entre el director y los espectadores.
"Operación Número 13, es para mi, mi primer proyecto audiovisual realizado desde la silla de dirección, puesto que mi prioridad siempre había sido la interpretación, sin embargo, mis inquietudes polifacéticas nunca han parado de crecer", comenta Ballesteros.
El cortometraje trata acerca de un personaje un tanto peculiar, Javier, un hombre de ``casi´´ cuarenta años, el cual sufre triscaidecafobia, un extraño miedo o temor a la mala suerte y sobretodo, al número trece.
Este cortometraje, que inicia en el cine como director novel, a Carlos Ballesteros viene a raíz de una reflexión, ¿Qué somos? y ¿Qué objetivos tenemos?
Según Ballesteros, la idea principal fue poco a poco deteriorándose hasta conseguir el resultado definitivo. Mucha gente acaba preguntando, ¿Y por qué este tema y esa forma de narrarlo? La primera cuestión no es tan técnica, el autor siempre se había preguntado a acerca del destino y del por qué de las cosas, siendo este el motivo que lo empujó a hablar de un tema tan reflexivo como este.
De esta forma, "mi equipo y yo hemos acabado una historia que tanto fomenta el entretenimiento de todos los públicos, como también provoca la reflexión para los más curiosos. Las ideas o tramas secundarias que también se plasman en la película es la insensatez, ignorancia e inocencia de algunas personas a la hora de ejecutar una decisión", según Carlos.
El proyecto se trabajó a partir de un presupuesto muy bajo, pero suficiente para cubrir gastos puntuales como la comida o el desplazamiento. Lo positivo de trabajar en estas condiciones, según Ballesteros, no es el beneficio económico sino espiritual, trabajando en un ambiente totalmente cómodo, con compañeros con los que trabajarías una y otra vez. Un trabajo que se nota mucho en el resultado, y este resultado, a pesar del gran nivel desarrollado y del palmarés que el cortometraje está dando lugar, siempre queda esa sensación de insuficiencia y ambición, nos comenta Carlos.
"En cuanto a mi punto de vista del cine, creo que actualmente el séptimo arte está siendo representado a escondidas por la zarpa del capitalismo, es decir, para muchas empresas cinematográficas lo importante es el dinero, y por eso triunfa las superproducciones de la actualidad. A base de inversión y beneficio al momento. No les importa perder audiencia a cuatro días del estreno, su prioridad es recuperar y ganar dinero. Por ese mismo motivo defiendo el cine independiente y el de culto, donde de verdad se expresa los sentimientos y emociones del propio autor", reflexiona Ballesteros.
Carlos Ballesteros, a pesar de su juventud, siempre ha defendido el mundo del cortometraje de las infravaloraciones de la mayor parte del público. El cortometraje tiene mucho mérito, y en ocasiones más que un largo, ya que sin apenas medios y en menos tiempo debes de transmitir un mensaje al espectador. Con esto Ballesteros apunta que el arte de verdad no se hace con dinero, sino con ganas, creatividad y un grupo de colegas como tú.
Entre las futuras pretensiones, de Carlos y su equipo, se encuentra trabajar a través de Tendencia Fílmica, una especie de productora juvenil, la cual quieren convertir en una productora sin ánimo de lucro, con el fin de poder desarrollar arte, ya sea tirando de cortometraje u otro tipo de producto. Siempre abiertos a nuevas aventuras.