Julio García Gómez, analista de expresión de representantes de casas reales y experto en estrategias y habilidades de comunicación
El lenguaje gestual de su cuerpo y rostro, en perfecta armonía y solemnidad con el uniforme de gala de la Armada, que ha lucido
Durante el desfile ha estado muy centrada en el escenario y las personas protagonistas del evento con expresiones muy controladas para mostrar sobriedad y respeto
Un rostro fuera de protocolo, durante la recepción en el Salón del Trono del Palacio Real, ha desplegado su sonrisa más amistosa y cómplice ante los compañeros de la Escuela Naval de Marín
La jornada del Día de la Fiesta Nacional del 12 de octubre ha sido sin duda el mejor exponente público de la princesa Leonor, como futura mando supremo de las Fuerzas Armadas, cuando sea reina. Sus expresiones medidas y controladas, con una estrategia de lenguaje gestual estudiado, han dado muestras de que ha sabido "reinar" como protagonista de los actos de esta jornada, acompañada por sus padres, los monarcas españoles, que han otorgado su lugar protagonista a la princesa.
Hemos observado durante el desfile militar una complicidad muy especial entre Leonor y Felipe. Unos cruces de miradas muy directas a lo largo de la parada militar, en la que ha estado presidiendo la princesa, han querido mostrarnos la excelente relación paternofilial existente, que a través de la expresión de los ojos de una y otro, en perfecta línea recta, señala de forma muy positiva la perfecta unión de ambos. Letizia juega un papel más de vigía con su hija, entre la protección y el constante seguimiento en su educación, marcando las pautas de comportamiento en sus comparecencias públicas, como maestra y madre.
Saber estar, saber hacer y acompañar sin restar protagonismo
Leonor ha sabido estar hoy a la altura de las circunstancias, con presencia, con prestancia y distinción, sin mermar protagonismo a sus padres; al contrario, como complemento protocolario a la presencia de ambos y ella, en un triángulo invisible de situación en el desfile y más tarde en la recepción del Palacio Real.
Un encuentro oficial cargado de emoción amistosa
Y es aquí, en los saludos, donde hemos visto la capacidad de la princesa para controlar la situación protocolaria, cuando se ha encontrado con sus compañeros de la Escuela Naval de Marín. Ha sido el momento más emotivo de la jornada porque Leonor y sus compañeros han tenido que contener una risa amistosa y personal que va más allá de la oficialidad del momento.
Hemos visto una risa contenida, primero por Leonor, y luego acompasada por sus compañeros. El riguroso protocolo real no contempla que en un acto de estas características, los protagonistas de la misma expresen con demasiada efusividad en sus ademanes. Una media sonrisa es lo recomendable en estos casos. Mover los ojos y la boca, en armonía, para dibujar un rostro sereno, es siempre una expresión muy acertada para proyectar en el rostro.
La reválida de la princesa de Asturias aprobada con nota
Podríamos decir que la jornada de hoy ha sido una reválida con buena nota para la princesa Leonor en presencia pública de acto oficial. Ha sabido mostrar sus mejores habilidades de dominio de la expresión a través del cuerpo, en su postura recta y firme, para lucir excelentemente el uniforme. Su rostro, siempre atento, ha dejado evidencias de como el lenguaje no verbal es importante para comunicar cuando no hay un discurso público. La imagen habla por sí sola cuando se maneja una estrategia correcta y acertada. Este ha sido el caso.