Pasar las vacaciones fuera de casa no tiene por qué ser algo triste. Debemos siempre ver el lado bueno de las cosas, y los viajes siempre tienen un lado bueno, por no decir fantástico. Y ese lado es el de ver mundo, aprender de otras experiencias, y vivir durante unos días de una forma que no se te hubiera ocurrido de otra forma. Ir de vacaciones, sobre todo en Navidad, supone un gran descanso, ya que nos quitamos de encima todo el estrés que puede suponer ir a una cena de obligada visita, ya sea por nuestra familia, o la familia de nuestra pareja. En cualquiera de los casos, la Navidad es para disfrutar. Disfrutar de todo lo que queramos, y de la forma que más nos guste. Si es tomando el sol en la playa o esquiando en la montaña, que así sea, sin presiones, ni obligaciones familiares que hagan que estemos amargados e incómodos durante cierto tiempo.
Se trata de pasar estas fechas especiales, con quien nosotros queramos en un sitio como Edimburgo (Escocia)un buen lugar, tan bueno como cualquier otro, para pasar unas Navidades estupendas, en compañía de familiares
La navidad en Escocia es una tradición relativamente nueva, ya que hasta 1970 no se convirtió en una fiesta oficial, pero desde ese año y hasta hoy, estas fiestas han adquirido un auténtico estilo escocés, llenándose de originalidad e impregnando de tradiciones únicas.
En Edimburgo y en Escocia en general, las Navidades tienen un carácter especialmente festivo: no es solo que la ciudad se vea aún más bella que de costumbre iluminada por miles de luces, es que además se llena de eventos y actividades para todas las edades que crean una atmósfera mágica en la que sin duda es una de las mejores ciudades para pasar la Navidad.
Y sí… hace frío. Bastante. Pero nada que un buen abrigo, un par de camisetas calientes con una braga térmica y un chocolate calentito no puedan solucionar.
Los orígenes de la navidad en Escocia se remontan a la antigua festividad de Yule de origen nórdico. La palabra Yule desciende del nórdico antiguo y significa ‘rueda”, refiriéndose a uno de los extremos que componen el calendario agrícola.
El norte de Reino Unido guarda un tesoro navideño. Edimburgo, la capital de Escocia, es famosa por su castillo, su belleza, su cultura música y la amabilidad de su gente. Por estas fechas, además, el lugar adquiere un toque mágico. Son muchos los elementos que hacen de la Navidad una época especial, inconfundible. El principal, por supuesto, son las reuniones familiares, la posibilidad de abrazar a gente querida con la que no es sencillo juntarse el resto del año. Pero también están los regalos, el árbol, los elementos decorativos, la buena comida, y los mercados. El de Edimburgo es el mejor ejemplo; no en vano, está considerado por National Geographic como el mejor mercado de Navidad de Europa.
Tras dos años marcados por la pandemia, Edimburgo se prepara para celebrar por todo lo alto la Navidad y la llegada del 2023.
No importa si eres religioso o no. La Catedral de Edimburgo abre sus puertas a todos quienes deseen disfrutar de uno de los conciertos de su coro a la luz de las velas de su precioso árbol de Navidad.
Durante toda la Navidad, un tramo de la Royal Miles se convertirá en un pasadizo iluminado de lo más especial
Nochebuena: es un día que los escoceses aprovechan para reunirse con los amigos en los pubs y cafés de la ciudad. Día de Navidad (Christmas Day): la mañana del día 25 los niños de Edimburgo están encantados de madrugar para abrir los regalos que Papá Noel ha dejado bajo el árbol. Es tradición que este día comas con amigos y familiares y regalarse los llamados crackers, una especie de caramelos gigantes de cartón que contienen una sorpresa dentro. Dos de los comensales deberán tirar de cada extremo del cracker para conseguir la mayor porción que contienen un regalo dentro. Cada persona tira de una mitad del cracker y quien se quede con la mayor parte, se queda con el regalo.
También el shortbread (especie de polvorón o mantecado) y la black bun (tarta tradicional de frutas) son dulces que no pueden faltar en las mesas escocesas durante esta época del año.
Aunque, sin duda, la tradición más famosa de la Nochevieja en Escocia tiene forma de música cuando la medianoche del 31 de diciembre da paso al primer día del año nuevo, los presentes en las celebraciones de Hogmanay en Escocia se dan las manos y entonan la canción de fin de año por excelencia: Auld Lang Syne, basada en un poema del poeta más famoso del país, Robert Burns. Los escoceses la cantan en numerosas celebraciones, también para despedir el año que se va y dar la bienvenida al que llega.
También se recomienda que no se te olvide quitar el árbol y las decoraciones navideñas, como muy tarde tienes hasta el día 6 de enero… si no tu suerte puede ser truncada.
Fotos Antonio Rendón Domínguez