La procesión de la Pastora de Santa Marina de la Calle Amparo es la primera con costaleros que sale a las calles de Sevilla desde que están en vigor las restricciones por la pandemia del coronavirus.
El capataz Manuel Antonio Santiago Muñoz, médico de profesión, fue el encargado de sacar el primer paso con costaleros en Sevilla en época Covid.
Todo ha sido distinto. Como la charla que Antonio Santiago daba a sus costaleros antes de la salida: “Estoy muy contento, pero la carga de responsabilidad de todos es muy grande. Nos estamos jugando lo que pase durante los siguientes meses y en Semana Santa. Espero que todas las hermandades hagan las cosas si es posible hasta mejor que nosotros. No podemos permitirnos que las cosas salgan mal. Esto es fundamental”.
La Hermandad de la Pastora ha abierto el camino que seguirán otras. Todos los costaleros fueron sometidos a un test de antígenos. Ninguno dio positivo. Y debajo del paso han ido con las mascarillas puestas y los faldones laterales recogidos.
Desde la hermandad y el Ayuntamiento sevillano han estado haciendo durante los últimos días reiteradas llamadas a la responsabilidad y a vivir este acontecimiento cumpliendo todas las medidas de seguridad. Y así ha sido también. La calle Amparo y sus inmediaciones amanecieron más engalanadas que nunca.
Si había este domingo una persona feliz en Sevilla era Andrés Martín Angulo, el incombustible hermano mayor de la corporación. Minutos antes de la salida, recibía a las autoridades: la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo Fernández; el delegado de Gobernación y Fiestas Mayores del Ayuntamiento, Juan Carlos Cabrera Valera, que regaló el fajín que lucía la Pastora; y el presidente del Consejo de Cofradías hispalense, Francisco Vélez de Luna, la instituciones sevillana de la Real Liga Naval Española “RLNE”, la Real Asamblea de Capitanes de Yate “RAECY”, la Hermandad Nacional Monárquica, entre otros organismo.
La llegada de la Agrupación Musical Santa Cecilia (Sevilla) bajo la dirección de Rafael Gallego Cabello y Víctor Ónia Román a la Cruz de Guía levantó los primeros aplausos de un público que no necesitaba mucho para venirse arriba. Mientras, en el interior de la capilla de San Bernardo, se llamaba a un paso tras casi dos años. “¡Ignacio! ¡Ha llegado la hora de los costaleros de Sevilla!”, decía Santiago a sus hombres. Se levantó al cielo la Pastora de Santa Marina, sonaron las campanitas que llevaban los corderos en su cuello y se desbordaron las lágrimas.
Tras la complicada salida, no faltaron los cohetes y los atronadores aplausos. Se marchó la Divina Pastora hacia San Juan de la Palma mientras la Banda de Música Fernando Guerrero, de los Palacios y Villafranca, bajo la dirección de su director actual Juan Báez Garrido, interpretaba la Coronación de la Macarena. Aquello fue un delirio.
En esta histórica salida, la Pastora ha vuelto a discurrir por sus lugares históricos, como la iglesia de Santa Marina, que tuvo que abandonar para siempre en 1937, y siempre estuvo acompañada de una gran cantidad de personas que no quisieron perderse el momento. La ciudad ha recuperado de este modo las procesiones tras un terrible parón. Se ha rezado por los difuntos, por todas las personas afectadas por la pandemia y se ha dado gracias por la vuelta a la normalidad que debe seguir en las próximas semanas.
Emoción y lágrimas en un día que marcado para la historia tanto para la propia corporación como a toda la Sevilla cofrade
Fotos Antonio Rendón Domínguez