Unos treinta sacerdotes han participado esta semana en los ejercicios espirituales impartidos por el obispo de Zamora, Mons. Fernando Valera Sánchez. La casa de ejercicios de Villa Pilar ha acogido esta tanda de ejercicios en la que el obispo ha explicado a los presbíteros diocesanos que el sacerdote secular tiene «una dinámica mística», recordando así las palabras de san Juan Pablo II: «Nosotros tenemos como esa sístole y esa diástole de entrar en el misterio del amor de Cristo para vivir en la adoración y en el servicio especialmente a los más pobres». Mons. Valera ha destacado que ha sido «un regalo» el poder compartir estos días con los que han sido sus hermanos en el presbiterio de su diócesis de origen: «Ha sido un regalo poder compartir estos ejercicios con los que son mis hermanos, donde he nacido; como dice el papa Francisco, en la piedra de donde me extrajeron y donde Jesús me modeló».
En su primera visita a la Diócesis de Cartagena tras su ordenación episcopal (el pasado 12 de diciembre), Mons. Valera ha visitado Bullas, su localidad natal, donde el pasado sábado celebró la Eucaristía. «Fue un día muy especial, sentía que todo estaba inconcluso, que la ordenación no se había terminado porque tenía que dar gracias en mi pueblo, a los pies de la Santísima Virgen del Rosario, darle las gracias a mi familia y amigos, a la Iglesia de Bullas que tanto ha hecho por mí», explica el obispo de Zamora.
Durante el fin de semana también visitó el Seminario San Fulgencio para reunirse con los formadores y seminaristas, el lugar desde el que salió para convertirse en obispo: «Fue como volver a casa. Siempre les decía a los seminaristas que el cielo es el lugar donde se hace la voluntad de Dios y el seminario donde se discierne la voluntad de Dios para dar respuesta a esa voluntad con alegría».