Cuando nos mencionan a un matemático automáticamente pensamos en un adulto, muchas veces con capacidades especiales en un laboratorio resolviendo problemas abstractos y complejos. Esta percepción general es un error común no sólo porque las matemáticas están en todos los asuntos prácticos de nuestras vidas, sino, porque además empieza -y debería comenzar- a una edad bien temprana.
De acuerdo a UNICEF y otras organizaciones, el aprendizaje temprano de las matemáticas es tan o más importante como aprender a leer.
Las matemáticas, además de potenciar el desarrollo lógico - intelectual, desarrollan de forma paralela habilidades emocionales y son en sí mismas, una gran lección sobre la vida.
Los niños ya son pequeños matemáticos
Aunque podamos presumir lo contrario, los niños aplican las Matemáticas desde muy pequeños, y además, les encanta.
Ya sea llenando sus alcancías luego que los visita el “hada de los dientes”, prestando uno de sus dos juguetes a un amigo, cocinando en casa, u observando la enormidad de los elefantes y la pequeñez de las hormigas. En esas situaciones comunes, el niño está restando, sumando, contando, comparando tamaños o utilizando las fracciones. El encanto de descubrir qué es comparativamente más grande o más pequeño fomenta su curiosidad por los sistemas de medición y de multiplicación.
Si para ellos es natural y divertido, y nosotros sabemos lo importante que es: ¡Debemos continuar estimulándolos!
En Matemáticas, los problemas son naturales
¡Qué gran lección! Mientras los adultos nos agarramos la cabeza cuando decimos la palabra “problema”, los niños aprenden desde pequeños que los problemas son simplemente algo que hay que resolver y nada a lo que hay que temer.
Los ejercicios y problemas matemáticos para niños son la clave del aprendizaje. Allí pueden poner a prueba el conocimiento, aplicar lo aprendido y estimular el pensamiento. No tienen porque ser algo aburrido ¡Pueden ser desafíos divertidos y amigables!
Un niño que intenta resolver un problema de matemáticas aprende rápidamente que necesita seguir una serie específica de pasos de manera ordenada. Si hay un error, es posible que tenga que empezar de nuevo hasta que corrija el paso erróneo y pase al siguiente. De la misma manera, muchas de las cosas que hacemos constantemente en nuestra vida diaria se pueden mejorar y corregir para lograr la máxima eficiencia y productividad.
Los niños que tienen problemas con las matemáticas a menudo hacen todo lo posible por mejorar y no experimentan esto como una experiencia negativa. Ellos poseen una tolerancia a la frustración mucho más grande que los adultos e incluso, las matemáticas les ayudan a entender -que tal como en la vida- equivocarse no es un problema, y que la práctica y volver a intentar es la única forma de mejorar.
Así que algunos niños solo necesitan tiempo, práctica y una buena explicación para aprender matemáticas.
Saber matemáticas en la niñez suma, y mucho.
Las matemáticas son una de las mejores formas de fortalecer el cerebro y logra hacerlo de forma que ninguna otra materia puede conseguir. De hecho, los investigadores Clements y Sarama descubrieron que los niños que aprendieron formas geométricas desde pequeños tienen un coeficiente intelectual más alto.
Los niños con conocimientos matemáticos son capaces de desarrollar nuevas regiones del cerebro e incrementar la cantidad de materia gris.
Otras investigaciones sugieren que las habilidades matemáticas tempranas son un mejor predictor del éxito académico que las habilidades de lectura y escritura.