Existen prototipos de bots que, para ayudar a amigos y familiares en el proceso de duelo, emulan las conversaciones que una persona fallecida habría tenido en vida
Si tuvieras la oportunidad de hablar con el «gemelo virtual» de alguien que ha fallecido, ¿empezarías la conversación? ¿Y si se tratara de un ser querido que ya no está? ¿Estarías dispuesto a intercambiar unos últimos mensajes? Aunque parezca ciencia ficción, estas herramientas ya se están desarrollando. Se trata de programas que recopilan la huella digital de un individuo y, a partir de ahí, simulan conversaciones con las palabras y las expresiones habituales de esa persona. El impacto psicológico, social y cultural de estas herramientas no está claro, por lo que un nuevo estudio liderado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad de Aalborg (Dinamarca) se dispone ahora a abrir el debate.
La investigación, financiada con una beca de la Fundación Víctor Grífols i Lucas, ahondará en la discusión bioética que rodea estos proyectos tecnológicos que trabajan con cuestiones como el legado digital y el duelo. «Cada vez son más las aplicaciones que se crean para tratar de acompañar a las personas afectadas tras la muerte de un ser querido. Por eso mismo es imprescindible entender cuál es el impacto de estas herramientas y escuchar los diferentes puntos de vista implicados, desde los programadores hasta las personas usuarias», explica Belén Jiménez Alonso, doctora en Psicología, investigadora principal de este trabajo y profesora asociada de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
¿Bots para superar un duelo?
Ya hay varias iniciativas que trabajan en la creación de bots para ayudar a superar la muerte de un ser querido. Algunos de los proyectos más innovadores proponen incluso recrear las interacciones de las personas fallecidas para ofrecer a sus amigos y familiares una oportunidad de despedirse. El funcionamiento de estas herramientas es el siguiente. Gracias a un algoritmo de inteligencia artificial, el programa recopila toda la información que una persona ha dejado en la red, desde las publicaciones en redes sociales hasta las fotografías, los vídeos, los correos y los mensajes de texto. A partir de ahí, una red neuronal procesa la información y aprende a «imitar» el comportamiento de la persona fallecida y simula una conversación realista con esa persona.
Se trataría, pues, de la misma idea que vehicula el icónico capítulo «Ahora mismo vuelvo» de Black Mirror, en el que la protagonista intenta superar la pérdida repentina de su pareja creando un bot para volver a comunicarse con él. El desarrollo de esta historia distópica sirve, de hecho, para plantear algunas de las preguntas clave de esta investigación. Por ejemplo, ¿es ético simular una conversación con alguien que ya no está? ¿Son estas interacciones positivas para una persona que está pasando por un proceso de duelo? ¿Debería haber algún tipo de intermediario en este tipo de relaciones? Y ¿pueden estas herramientas acercarnos de otra manera a algo tan doloroso como el final de la vida? Muchas de estas preguntas serán las que expongan los investigadores de este proyecto en la Nit Europea de la Recerca que este año, en Cataluña, se celebra el 27 de noviembre.
Un último adiós
El debate es complejo. Por eso mismo, la investigación prevé interpelar a usuarios, programadores y profesionales de la psicología para indagar en los riesgos y beneficios de estos recursos durante un proceso de duelo. Porque, aunque hoy por hoy la tecnología todavía no está a punto del todo, los primeros prototipos muestran que la implantación de estas herramientas está más cerca de lo que podríamos creer. En Corea del Sur, por ejemplo, un equipo de ingenieros y diseñadores logró crear una «copia virtual» de una niña fallecida para que su madre pudiera despedirse de ella.
«Surgen muchas preguntas alrededor de este tipo de herramientas. Así que el debate se debe abordar teniendo en cuenta todos los aspectos implicados, desde el impacto psicológico de estas herramientas sobre las personas que viven el duelo hasta el debate jurídico sobre la utilización de los datos de una persona fallecida», argumenta Jiménez Alonso. «En nuestra experiencia de duelo siempre ha intervenido la tecnología del momento», precisa la psicóloga. Antes se hacía de una manera analógica, a través de la escritura y de cartas, por ejemplo. «Ahora, las redes sociales o los chatbots son nuevas tecnologías que están transformando nuestra manera de hacer frente al duelo.»
«Cementerios virtuales» y legado digital
En un mundo en que las redes sociales reflejan gran parte de la vida de una persona, el debate sobre qué ocurre tras la muerte también se traslada a la esfera digital. Algunas redes sociales como Instagram o Facebook permiten reconvertir el perfil de un usuario en su «cuenta conmemorativa». Asimismo, algunas plataformas permiten la creación de «cementerios virtuales» para honrar la memoria de los que ya no están en la red. Otras incluso permiten a las personas usuarias dejar grabado un mensaje para la posteridad.
«Es importante abrir un debate social sobre el duelo y la muerte. Más ahora cuando las nuevas tecnologías están transformando nuestra experiencia de duelo e incluso nuestra manera de entender qué es la muerte», sugiere la investigadora, invitando con ello a reflexionar sobre estas cuestiones.