La Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó el lunes los datos de la parte económica de la Memoria de Actividades de la Iglesia 2018, basados en la Declaración de la Renta de 2019, que reflejan la actividad económica desarrollada en 2018 y la situación de la economía del conjunto de las diócesis españolas en ese año. Fernando Giménez Barriocanal, vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, explicó que la Iglesia presenta esta parte económica de su actividad “en un ejercicio de transparencia, pero sobre todo por responsabilidad y gratitud a todos los que con su colaboración permiten que la Iglesia siga cumpliendo su labor”.
La Secretaría de Estado de Hacienda comunicó a la Iglesia española el resultado definitivo del IRPF 2018 (campaña 2019) el pasado 6 de mayo. El número de declaraciones a favor de la Iglesia a nivel nacional fue de 7.192.002. Teniendo en cuenta las declaraciones conjuntas, más de 8,5 millones de contribuyentes destinan a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos. Por otra parte, el 65,5% de quienes marcan la casilla de la Iglesia marcan también la de otros fines de interés social, de la que se benefician, entre otros, Cáritas y Jesús Abandonado.
La cantidad asignada por los contribuyentes en 2019 fue de 285.225.797 euros, un 6,37% más que el año anterior. Una tendencia al alza que se mantiene desde hace unos años, según explica el ecónomo diocesano, José Carrasco, y que en la Diócesis de Cartagena (en la Región de Murcia) este incremento se situaría en un 2%. “Son muy buenas noticias, eso quiere decir que más de ocho millones de contribuyentes –lo que incluye también a sus familias– valoran lo que hace la Iglesia, la apoyan y la ayudan”, destaca Carrasco.
Una X que ayuda a la economía diocesana
La CEE envía parte del dinero de la asignación tributaria a las diócesis para su sostenimiento con unos criterios basados en la solidaridad, la comunión de bienes y las necesidades de cada Iglesia local. Las diócesis más pequeñas dependen, en gran medida, de la asignación tributaria (un 51,5% de sus recursos), mientas que las diócesis medianas, grandes (entre las que se encuentra la de Cartagena) o muy grandes gozan de otras vías de financiación.
La Diócesis de Cartagena recibe un 23% de la asignación tributaria, el resto llega a las arcas diocesanas de las aportaciones que realizan los fieles en las colectas o donaciones, de la celebración de los sacramentos y de los estipendios por las misas de difuntos. “Más de un 76% de los ingresos, tres veces más de lo que recogemos de la Renta, lo aportan los fieles para que la Iglesia puede ejercer su tarea”, afirma el ecónomo diocesano.
Si gran parte de los ingresos que percibe una parroquia para su sostenimiento provienen de las aportaciones de los fieles en la misa diaria y en la celebración de otros sacramentos, durante estos dos últimos meses las parroquias no han recibido ese dinero. El ecónomo diocesano asegura que al inicio de la pandemia se puso en marcha un plan para ayudar a las parroquias más pequeñas previendo esta situación: “Hemos establecido una serie de ayudas que están en vigor desde marzo. La repercusión que ha tenido esta situación en las parroquias ha sido tremenda, porque cuando uno hace el presupuesto del año, cuenta que va a tener unos ingresos extraordinarios porque van a llegar las comuniones, las confirmaciones y las bodas”.
La Iglesia emplea sus recursos económicos cada año para realizar acciones pastorales y asistenciales (evangelización, formación catequética y caridad); para la retribución del clero y del personal seglar; para mantener los centros de formación y los seminarios; para la conservación de edificios y gastos de funcionamiento; y para otros gastos extraordinarios.
A través del portal domoamiiglesia.es los fieles pueden hacer donativos a la CEE, a la Diócesis de Cartagena o directamente a su parroquia.