El 91% de los encuestados disfruta practicando la meditación

Más de la mitad lo que más desea es volver a abrazar a sus seres queridos

Ya estamos perdiendo la noción del tiempo, que pasa inexorablemente dentro de las paredes de casa. Estamos asumiendo una nueva normalidad, hecha de mascarillas, gel desinfectante y una distancia mínima de un metro.

Todos tratan de imaginar cómo será el después de la cuarentena, qué sucederá, cómo cambiarán las relaciones sociales y la forma de reunirnos. Los expertos de Mundopsicologos, han decidido dialogar con los españoles para descubrir cómo se desarrolla emocionalmente este período de encierro, cuáles son los sueños y deseos para el después, cuáles las oportunidades de aprendizaje y los métodos para hacer que estos días sean lo más agradables posible.

Una convivencia difícil. Con los demás y con uno mismo

Algo que pone a prueba todos los españoles, encerrados entre cuatro paredes, es sin duda el estado de convivencia forzada en el que se encontraron de un día para otro, sin la posibilidad de prepararse o evaluar cómo, dónde y con quien pasar esta experiencia singular e intensa. Familias numerosas, parejas en crisis, padres ancianos a los que cuidar. La pandemia nos ha puesto a todos frente a una dura prueba de relación, con los demás y con nosotros mismos.

La dificultad de vivir en espacios cerrados, más o menos grandes, sin poder escapar en momentos de tensión es un problema para todos, que desafía incluso a los lazos más fuertes. De hecho, no nos sorprendente que para el 72% de los españoles la convivencia con los demás sea un problema, y ??ni siquiera el 28% que declara que la convivencia forzada con ellos mismos es complicada.

Lo que hay que hacer es aprovechar la oportunidad de aprender a manejar conflictos, ya sean internos o externos, para conocer mejor a uno mismo y a las personas que nos rodean, aprovechando este período tan fuera de lo común, para progresar tanto interiormente como en las relaciones con los demás de una forma totalmente inesperada

La meditación es la mejor terapia

¿Españoles meditadores? Sorprendentemente, el 91% dice que en estos días la mejor actividad para su bienestar es la meditación, mientras que para restante el 9% ganan los afectos: escuchar a sus seres queridos con llamadas y videollamadas es lo que mejora el estado de ánimo y hace soportables los días de cuarentena.

La cocina se confirma como la pasión que pone de acuerdo a toda la nación. El encierro está sacando al cocinero escondido que hay en nosotros. Todo el mundo a hacer postres, pizzas y platos tradicionales, para encontrar la sonrisa en cocinas a menudo olvidadas.

Aprendiendo del aislamiento: paciencia y libertad

De cada situación se aprende algo importante, simplemente hay que ser receptivo y estar listo para recibir lo que viene como una oportunidad para el crecimiento y la mejora de uno mismo y de su manera de estar en el mundo. La gran mayoría de los españoles de esta experiencia está aprendiendo el gran valor de la libertad (56%), mientras que el 44% el valor de la paciencia.

Existe una conciencia general de la importancia de los gestos que siempre se han dado por sentados, como dar un paseo, comidas familiares, tomar un café en el bar, ir al cine o comprar un billete para ir a ver a un amigo lejano. Se ha eliminado la libertad de movimientos en favor del distanciamiento social.

Irrenunciables afectos

Volver a ver a nuestros seres queridos es lo que más quiere el 59% de los españoles, mientras que el 41% restante prefiere volver a salir de casa. Este encierro y la obligación de mantener distancias tienen un gran impacto en las emociones de todos nosotros. El contacto con los demás, la necesidad de compartir nuestros sentimientos no solo virtualmente sino también físicamente, son aspectos esenciales de la naturaleza humana, así como la necesidad de reunirnos.

Aristóteles en el siglo IV a.C. define al hombre zoon politikón, un animal político, que tiene la capacidad y la necesidad de crear sociedades y organizarse en comunidad, que no puede separarse de la vida pública. El hombre está formado por relaciones sociales, tiene la necesidad intrínseca de interactuar y socializar, una necesidad innata y, por esta razón, irrenunciable.

Muchos se preguntan cómo será el post-Coronavirus, cómo cambiaremos, en caso de hacerlo. Parece que a pesar de los temores y las psicosis que siempre acechan, la naturaleza humana necesitada de afecto, relaciones y libertades sigue por el momento inalterada. Al menos en las intenciones.

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