Conocerse a uno mismo es fundamental para pasarlo bien en cualquier aspecto de la vida. Si sabemos cómo somos, vamos a elegir bien tanto nuestro trabajo como nuestra pareja o nuestros hobbys. En el mundo del juego pasa lo mismo y es muy importante saber como es uno para pasar un buen rato, retirarse a tiempo o no jugar nunca. Casino Bonos ha investigado las teorías psicológicas y propone un test para que sepas qué clase de jugador eres. ¿En cuál de estos espejos te reflejas?
Jugar es pasar un muy buen rato
Así lo entiendes y sabes que hay placeres que cuestan dinero. Entonces, del mismo modo que cuando vas al cine o a comer fuera dispones de un presupuesto establecido, también lo haces cuando vas al casino, presencial o virtual. Y cuando se agota la cifra prevista, te vuelves a casa o apagas la pantalla. Eres de los que siempre ganas, ganes o pierdas.
Crees que a la suerte hay que esperarla
Disfrutas yendo poco a poco. Juegas a rojo o negro, esperas a tener una buena mano para apostar, te gusta ver cómo los otros arriesgan pero tú nunca subes la apuesta a no ser que estés seguro. Eres un corredor de fondo que, aunque pases mucho tiempo jugando, nunca terminas exhausto, ni anímica, ni económicamente.
La suerte cambia y tú también
No te quedas en un solo juego, te gusta jugar a todos. Te apasionan las combinaciones y nunca repites una jugada. No tienes un método, ni te interesa, porque lo que te atrae es la improvisación de la apuesta, vivir el presente. Juegas cada vez como si fuese la única. Puede ser divertido jugar a todo y cambiar cada vez, pero ponte un límite emocional y económico y retírate cuando haya disfrutado lo suficiente.
Lo único que te importa es ganar
Si solo te diviertes cuando ganas, si apuestas doble cada vez que pierdes, si tus emociones se desbocan en cada acierto y en cada fallo... ojo, muchos dirían que el juego no es lo tuyo. Antes de apostar en un casino deberías apostar por calmarte y ensayar una actitud de frialdad emotiva ante la suerte.
Los que saben, ganan
Eres un estratega del juego, juegas a la ruleta como el que juega al ajedrez, con tácticas y estrategias, cuentas cuantas veces se ha repetido un número. Lo importante es tener en cuenta que, aunque las apuestas pueden seguir reglas matemáticas, el azar no las sigue.
Voy a ganar, tengo mi ritual
Te pertrechas con todo lo que crees que te da suerte, no te importa que ese sombrero te quede ridículo, ni que esos pantalones de colores, ni si tienes que dar siete vueltas a la silla antes de sentarte, ni... todo vale cuando se trata de conjurar a la suerte. Y todos esos ritos en los que confías te dan confianza en tu suerte y caes presa del pensamiento mágico, crees que algo va a suceder solo porque lo desees. Este pensamiento mucha veces nos juega malas pasadas porque nos ciega y, aunque veamos que ya hemos perdido más de lo que nos proponíamos, seguimos confiando en que la suerte está a la vuelta de la esquina y en la próxima jugada vamos a ganar, no es malo creer en amuletos y en la suerte, pero no apuestes más de lo necesario confiando en ellos.
Jugar es competir
Lo que te fascina del juego es la competencia. Siempre has sucumbido ante los desafíos por muy desatinados que fueran: ¿a que no caminas arriba de esa valla? ¿a que no te comes un diente de ajo crudo? ¿a que no...? Que no te desafíen porque allá vas tú y lo haces y te sientes un héroe. Y cada apuesta es para ti un desafío, una competencia. Competir puede ser muy divertido pero tener que ganar siempre, no. No te lo impongas y menos en un casino.
No juego nunca
Naturalmente es una opción. Prudente, además. Puede que pierdas algunas emociones y dejes de ganar algún dinero, naturalmente la decisión es tuya. Es como hacer o no hacer deporte, acudir a un restaurante o hacer tu mismo una buena comida, salir en pareja, en grupo o solo, caminar o ir en coche... La vida está llena de alternativas que sólo tú decides. Y jugar o no es una de ellas.