La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Violante Tomás, presidió ayer junto a la alcaldesa de Santomera, Inma Sánchez Roca, el acto de inauguración oficial de la residencia de mayores, que contó con la participación de más de un centenar de personas, entre ellos otros integrantes de los gobiernos regional y municipal. Además de asistir al tradicional descubrimiento de la placa, los presentes pudieron participar en una visita guiada por las instalaciones y terminaron compartiendo un vino español.
La residencia abrió sus puertas el pasado 6 de junio, tras un proceso de construcción que ha durado casi veinte años, y cuenta con 114 plazas de estancias permanentes y otras veinte en el servicio de estancias diurnas. En la actualidad cuenta ya con 25 residentes, además de con dos usuarios en el centro de día. "Son cifras muy positivas", comentó durante el acto Aquilino Miralles, director general de Sergesa, la empresa que asumió la conclusión del proyecto a cambio de poder explotarlo durante los próximos cuarenta años. Sin embargo, tanto él como la alcaldesa de Santomera aprovecharon la presencia de la consejera de Familia para insistir en la necesidad de que la Comunidad Autónoma firme un concierto de plazas a la mayor brevedad posible. "Espero y deseo que sea una realidad muy pronto y se cumpla con ese cuarto pilar del estado del bienestar que es la Ley de Dependencia", reclamó la regidora santomerana.
"Nuestra intención es realizar ese concierto de plazas en los municipios en los que no existe, como es el caso de Santomera. Entendemos que es algo importante para devolverle a nuestros mayores parte de lo mucho que les debemos", señaló la consejera. Preguntada por los medios, se atrevió a adelantar un plazo: "Queremos que sea este mismo año", añadió.
En opinión de la alcaldesa, "solo entonces podrá verse cumplido el deseo de Manuel Campillo Sánchez", quien en 1936 testó la donación de su patrimonio que incluía el histórico palacete Casa Grande y el conocido como Huerto de la Alegría, sobre el que hoy se levanta la residencia para el establecimiento de un asilo de pobres. En reconocimiento a la generosidad de este santomerano, la Corporación decidió por unanimidad bautizar con su nombre la residencia, así como denominar al salón principal del edificio como de Encarna Sánchez Fernández, vecina que desde 1995 y hasta su muerte, hace dos años, impulsó una comisión encargada de defender la última voluntad de Manuel Campillo y, con ello, la construcción de la residencia de ancianos.