La alcaldesa de San Javier, Pepa García y el director del Festival, César Tárraga, entregaron anoche el Premio del 39 Festival Internacional de Teatro y Danza de San Javier a los componentes de La fura dels baus, en reconocimiento a toda su trayectoria teatral, ligada desde hace años al Festival de San Javier donde han presentado muchos de sus espectáculos.
La entrega del Premio, una reproducción del símbolo del 39 Festival, que dibuja una máscara con la T de teatro y D de danza, se realizó tras la mesa redonda en la que participaron todos los actores y el público asistente, celebrada en la plaza de España de San Javier.
Los miembros de La Fura dels Baus contestaron a las preguntas del público, la mayoría relacionadas con el espectáculo “Boris Godunov” que la compañía catalana representa hoy miércoles y mañana jueves 14 de agosto en el auditorio del parque Almansa.
Con esta obra, La fura vuelve al teatro a la italiana, después de Fausto, XXX, y Metamorfosis. Una nueva propuesta furera con texto y en sala con butacas, cuyo atrevimiento radica en esta ocasión, en el tema a tratar, el terrorismo.
Los actores de La Fura dels Baus explicaron que el espectáculo, basado en la toma del teatro Dubrovka de Moscú, por un grupo de terroristas chechenos, consiste en la exposición de unos hechos históricos. “No es una película de buenos y malos”, sino una exposición de algo que ocurrió de verdad, que se recrea desde la ficción para que cada uno saque sus propias conclusiones.
No todo el mundo lo ha interpretado igual, y frente a los que entiende que hay un acercamiento a las tesis de los terroristas, aclaran que desde el principio queda claro que condenamos el terrorismo y el que entienda lo contrario es que no ha entendido nada del espectáculo.
Los actores compararon esta situación con la interpretación como un homenaje a las barbaridades que hicieron los norteamericanos en Vietnam del filme “Apocalypsis Now”, cuando en realidad es un canto a la paz.
Otra cosa es que el público se enfrenta a los terroristas como personas que en los tres días de secuestro se dejan conocer y muestran las razones, como las de una terrorista a la que las tropas invasoras dejaron sin marido y sin hijos, por las que han llegado a una situación que acabó de forma trágica al entrar las fuerzas rusas en el teatro para batir a los terroristas, en una acción que acabó también con la vida de 130 civiles del público, verdaderas víctimas de la situación.
El público-rehén se convierte así en un personaje más del espectáculo que en realidad es la toma del teatro, en este caso del auditorio de San Javier, en un país imaginario por un grupo terrorista de ficción, como símbolo de los países invadidos por tropas extranjeras, pero basado documentalmente en lo ocurrido en el teatro de Moscú. Un espectáculo que adquiere un valor añadido en la actualidad con los sucesos de Georgia. La indefensión de los rehenes, ajenos a los motivos de los terroristas y a las razones de su gobierno, es lo que sentirá el público en primera persona, y donde radica el rechazo frontal, a los métodos terroristas expresado en la obra.
Una de las actrices que interpreta a una terrorista, reflexionó sobre su experiencia personal frente al personaje, y admitió que aunque incapaz de matar a cualquiera, no encontraba una respuesta clara a “lo que haría o como reaccionaría si de pronto unas tropas extranjeras invaden mi ciudad destruyendo todo y matando a la gente, a mis seres queridos, como le ocurre a mi personaje. Realmente no lo se”. Una reflexión que también se traslada al público como le ocurrió a una de las participantes en la mesa redonda, que confesó tras haber visto el espectáculo salir con el síndrome de Estocolmo, comprendiendo las razones íntimas de los terroristas a pesar de rechazar que el fin justifique los medios.