La Federación Salud Mental Región de Murcia ha reivindicado el papel vital que el trabajo ejerce en la vida de las personas con problemas de salud mental, con una mesa redonda en el salón de actos del Edificio Moneo, dentro de los actos organizados por el Ayuntamiento de Murcia con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre.
Tras la apertura, a cargo de Delia Topham, vicepresidenta de Salud Mental Región de Murcia, y la concejala de Bienestar Social, Familia y Salud, Pilar Torres, arrancó una mesa en la que se puso de manifiesto que, para las personas con problemas de salud mental, tener un trabajo es un camino a la normalización y tiene una función terapéutica porque desplaza el rol de “persona enferma” a “persona trabajadora”, además de que permanecer sin trabajo representa un riesgo para la salud mental.
En la mesa participaron, por parte del programa Eurovida Salud Mental, Ascensión Garriga y Nazaret Costa, coordinadora y técnica de la Dirección General de Salud Mental del Servicio Murciano de Salud, así como Lina Caparrós, técnica del Servicio de Empleo del Ayuntamiento de Murcia, que informó de las actuaciones enmarcadas en el Plan de Empleo Municipal.
Además de la visión de las administraciones, se explicaron las oportunidades que se ofrecen desde el empleo protegido gracias a Luis Pelegrín, presidente de Asociación Murciana de Rehabilitación Psicosocial y miembro de Adeirmur, y Naira Torralba y Diego Noriega, directora y trabajador del centro especial de empleo Mempleo.
Hay que recordar que, según los datos del INE, las personas con discapacidad psicosocial tuvieron la segunda menor tasa de empleo con un 18,9% a nivel nacional.
Entre los factores que dificultan el acceso al empleo de las personas con problemas de salud mental están el estigma social, la escasa información y sensibilización sobre salud mental, así como las pocas (además de precarias y temporales) ofertas laborales.
Por estos motivos, hay que sensibilizar al tejido empresarial para que genere entornos laborales seguros, saludables e inclusivos en los que se hable de salud mental sin tabúes ni prejuicios.
Y, para ello, las empresas tienen que generar sistemas de apoyos y adaptaciones que hagan valer el derecho al trabajo de las personas con problemas de salud mental al igual que se adaptan los lugares de trabajo para otras discapacidades.