Las cataratas no son una enfermedad, sino un proceso fisiológico normal que hace que la vista "se empañe". Al igual que, a medida que pasa el tiempo, las articulaciones ya no funcionan como antes, dormimos peor, tenemos achaques..., la visión también deja de ser la que era. Es imposible ser mayor y tener un cristalino transparente. Según datos que maneja TK Home Solutions, siete de cada personas padecerán cataratas a los 70 años. Y aunque no todo el mundo tendrá que pasar por el quirófano, sí deberá hacerlo la mayoría. Por suerte, la operación de cataratas tiene una altísima tasa de éxito, es el procedimiento quirúrgico más habitual en España, con unas cuatrocientas mil intervenciones anuales, y la recuperación de la visión suele ser plena. Las cataratas, en contra de lo que se piensa, no se aprecian a simple vista, así que conviene hacerse revisiones periódicas y no retrasar la consulta con el especialista cuando los síntomas empiecen a interferir en la calidad de vida.
¿Qué son las cataratas?
El cristalino es una parte del ojo que tenemos justo detrás del iris, que es el círculo coloreado. Sirve para enfocar la luz y producir imágenes nítidas en la retina. Con el paso de los años, las proteínas y fibras normales del cristalino se dañan, se descomponen, y el cristalino pierde flexibilidad, se hace más grueso y se vuelve menos transparente. Este enturbiamiento produce una visión borrosa. La sensación es como mirar a través de una ventana con vaho o escarcha. Poco a poco, la visión seguirá deteriorándose y haciendo que sea más difícil leer, conducir, coser, cocinar, ver la tele... No es posible predecir cómo de rápido avanzará el problema, pero sí se sabe que puede llevar incluso a no poder distinguir más que la claridad de la oscuridad y que es la principal causa de ceguera en todo el mundo. Lo normal es que el proceso se produzca en ambos ojos, aunque a veces hay una diferencia de progresión entre uno y otro.
No se pueden prevenir, pero...
Como para todo, es importante llevar una vida saludable. Conviene hacerse revisiones periódicas, pero más si existen antecedentes familiares de cataratas, lesiones previas en los ojos, defectos acusados de refracción (fuerte miopía, presbicia), enfermedades como diabetes... Para retrasar su aparición, los expertos de TK Home Solutions aconsejan:
- Proteger los ojos de los rayos del sol. Utilizar gafas de calidad, sobre todo en verano, pero también el resto del año y sombreros de ala ancha.
- Tener hábitos saludables de vida: no fumar, limitar el consumo de alcohol, hacer ejercicio físico...
- Tomar una alimentación equilibrada con suficiente aporte de vitaminas presentes en vegetales de hoja verde, nueces y frutas.
- Controlar los problemas médicos, como la diabetes y la hipertensión.
- No usar tratamientos para los ojos que no hayan sido prescritos por el oftalmólogo.
- No dejar pasar las citas periódicas de revisión.
Factores de riesgo
Las cataratas no solo se deben al envejecimiento; aunque esta sea la causa principal, también se producen por trastornos congénitos, afecciones, lesiones, medicamentos... Estos son otros factores de riesgo para padecerlas:
- Antecedentes familiares.
- Diabetes.
- Exceso de exposición a los rayos ultravioleta.
- Obesidad.
- Tensión alta.
- Lesiones en los ojos.
- Cirugía en los ojos.
- Uso prolongado de corticoides.
- Beber en exceso.
- Fumar (parece que puede acelerar el desarrollo de cataratas).
Los síntomas avanzan muy lentamente
Como las arrugas o las canas, las cataratas no son algo repentino. Progresan muy lentamente. Se calcula que el envejecimiento del cristalino comienza ya hacia los 40 años. Mucha gente tarda en darse cuenta porque el deterioro va despacio o porque solo afecta a una pequeña parte del cristalino. En general, estos son los síntomas:
- Visión borrosa o nublada.
- Pérdida de agudeza visual, sobre todo de lejos.
- Dificultad para ver con poca luz.
- Inseguridad para conducir o moverse de noche.
- Sentir que las gafas habituales se quedan obsoletas rápidamente.
- Sensibilidad a las luces fuertes.
- Necesidad de luz más potente para leer o hacer algunas actividades.
- Visión de halos o destellos alrededor de faros y luces.
- Notar los colores más pardos, amarillentos o desteñidos.
- Visión doble.
Sin embargo, la única forma fiable de saber si hay cataratas y en qué grado afectan será el diagnóstico del especialista. El oftalmólogo echará unas gotas para dilatar la pupila y revisará el estado de los ojos.
¿Cuál es la solución??Operarse es la única forma de eliminar las cataratas. No existe ningún tratamiento médico que revierta la opacidad y rigidez del cristalino. Pero estamos de suerte, ya que la solución de la operación es accesible para la inmensa mayoría.
¿Cuándo hay que operarse?
Existen distintos tipos de cataratas debidas a la edad según la parte afectada: el borde, el centro, la parte posterior del cristalino... Unas avanzan más rápido, otras más despacio y pueden ser más o menos limitantes. A veces, la opacidad del cristalino aparece en zonas que no dificultan la vista. Por eso no todo el mundo tendrá que operarse y, sobre todo, no a la misma edad.
El médico dirá cuándo lo considera necesario. En general, hay que hacerlo cuando las cataratas dificultan o impiden las actividades cotidianas que queremos o necesitamos hacer. Existen distintas técnicas que el cirujano aplicará según sea el problema que se necesite resolver. Habitualmente, extraerá el cristalino deteriorado y lo reemplazará con una lente artificial. La calidad de vida quedará restablecida pronto, porque la intervención es corta e indolora y la recuperación será rápida. Los cuidados posoperatorios resultarán sencillos.
Y algo importante mientras se espera la solución: evitar conducir de noche, instalar luces más potentes para leer, utilizar una buena lupa, pasarse a los audiolibros, reforzar la iluminación en el hogar... y no tener miedo de la intervención.