La menopausia es la etapa en la que finaliza la menstruación. Casi siempre se trata de un cambio natural, que ocurre, en la gran mayoría de las mujeres, entre los 46 y 55 años. Según datos que maneja Dosfarma, casi la mitad de las mujeres comienza la menopausia entre los 46 y 50 años, un 30 % la tienen entre los 51 y los 55 años y solo un 2 % tienen la menopausia tardía, después de los 55 años. También hay mujeres que tienen menopausia precoz, pero solo un 6 % es antes de los 40 años.
La menopausia se produce cuando los ovarios de la mujer dejan de liberar óvulos, a partir de ahí, el organismo produce menos estrógenos y progesterona. Y como consecuencia de la reducción de estos niveles de hormonas comienzan los síntomas de la menopausia. Por lo general, suelen ser leves, llevaderos y tienen fácil solución gracias a ciertas modificaciones en los hábitos del día a día, pero antes de saber cuáles son los síntomas hay que tener claras las fases de la menopausia para poder identificarlos:
Premenopausia: período de transformación hacia la menopausia, que puede durar hasta cinco años. Al final de esta fase, los ciclos menstruales pueden alargarse o acortarse, empiezan a sentirse algunos síntomas como sofocos, sequedad de la piel y mucosas, y pérdida de masa ósea. Asimismo, pueden darse alteraciones emocionales, ansiedad, pérdida de atención, y aumento de peso.
Menopausia: comienza el día de la última menstruación siempre y cuando ésta no vuelva a darse en aproximadamente un año.
Postmenopausia: puede durar varios años tras la menopausia. La disminución de estrógenos se consolida y los síntomas señalados en la premenopausia se dan con más frecuencia; se suele ganar peso y se pierde masa ósea.
Los síntomas de la menopausia varían de una mujer a otra, es importante conocerlos y saber identificarlos para intentar contrarrestar los efectos negativos, por ello, los expertos de Dosfarma nos muestran cuáles son los más habituales y nos dan unos útiles y eficaces consejos para aliviarlos:
1. Calores súbitos
Comúnmente conocidos como sofocos, suelen sentirse en la cara y se van extendiendo a otras partes del cuerpo. Es uno de los síntomas que más mujeres tienen, casi un 80 % de ellas durante los primeros años. Son más llevaderos cuando se van experimentado varias veces porque la mujer ya sabe que suelen desaparecer en pocos minutos. Cuando estos sofocos se dan por la noche se llaman sudores nocturnos.
Se recomienda mantener el dormitorio más frío y beber agua fría antes de acostarse, emplear varias capas de sábanas que se puedan ir quitando según las necesidades, utilizar un ventilador de cama, vestir prendas en capas fáciles de quitar, llevar un ventilador portátil en el bolso, evitar el alcohol, dejar de tomar comidas picantes, prescindir de la cafeína, mantener un peso saludable ya que el sobrepeso o la obesidad pueden hacer que los calores súbitos se hagan más frecuentes e intensos. Se recomienda tomar isoflavonas de soja porque reduce la incidencia e intensidad de los sofocos (además, ayudan a prevenir la osteoporosis, arteriosclerosis y otras enfermedades coronarias posmenopáusicas).
2. Alteraciones del carácter
Uno de los síntomas más comunes debido a las alteraciones hormonales es el cambio de carácter. En determinados momentos se puede llegar a tener una cierta ansiedad, irritabilidad o cansancio. Más del 60 % de las mujeres lo sufren y su origen se debe en muchas ocasiones a las dificultades para dormir que provocan los sudores nocturnos.
Conviene realizar ejercicios como el yoga u otras técnicas para relajarse. Existen investigaciones que han demostrado que la meditación de atención plena, el yoga y el tai chi ayudan a mejorar los síntomas menopáusicos. También se recomienda el consumo de plantas medicinales como: manzanilla, valeriana, lúpulo, azafrán, amapola de california y flor de la pasión por sus efectos tranquilizantes.
3. Sequedad vaginal
Más del 50 % de las españolas padecen sequedad vaginal debido a la menopausia. Esta sequedad puede llegar a afectar a las relaciones sexuales hasta el punto de que resulten dolorosas. El dolor durante la actividad sexual se llama dispareunia. La dispareunia puede ser leve y no afectar mucho a la calidad de vida de una mujer, sin embargo, también existe la dispareunia grave que se da cuando a la mujer le resulta imposible participar en cualquier actividad sexual.
Una solución natural es el aceite de onagra, que además de evitar la retención de líquidos, favorece la rehidratación de las mucosas por lo que mejora notablemente la sequedad vaginal. También es posible aliviar la sequedad vaginal usando lubricantes a base de agua o humectantes vaginales. Los humectantes vaginales no han de usarse solo durante las relaciones sexuales, sino que deben aplicarse regularmente para reponer la humedad vaginal y aliviar la sequedad. Si el uso de lubricantes no mejora los síntomas, las hormonas pueden ser también muy eficaces porque, al estabilizar los niveles de estrógeno y progesterona en el cuerpo, disminuyen la sequedad vaginal. Los tratamientos hormonales pueden ser mediante: píldoras, parches, anillos, implantes, geles o cremas.
4. Cambios menstruales
El periodo deja de ser como era antes y pierde su regularidad. Es decir, puede llegar a ser más corto o más largo. También pueden variar las molestias llegando a ser más o menos intensas.
Se recomienda el consumo de vegetales de hoja verde (col kale, espinacas, lechugas, acelgas...) porque contienen ácido fólico y fitoesteroles. Los fitoesteroles son cardiosaludables y el ácido fólico favorece la producción de estrógenos y ayuda a la regulación hormonal. También son beneficiosas las semillas de lino, ricas en lignanos que ayudan a regular la actividad estrogénica y alivian la mayoría de síntomas por mala adaptación a los cambios hormonales.
5. Migrañas
Ocurren sobre todo durante la premenopausia, especialmente en el caso de las mujeres que habían tenido dolores de cabeza relacionados con las hormonas. Las migrañas se intensifican porque los niveles hormonales aumentan y disminuyen de forma irregular.
Conviene tener en cuenta que, para algunas mujeres, las migrañas mejoran una vez que deja de tener la menstruación, pero si los dolores de cabeza van a peor después de la menopausia, es probable que haya que recurrir a determinadas terapias. Por ejemplo, la terapia de reemplazo hormonal que, en algunos casos, se utiliza para tratar la premenopausia y la menopausia. Esta terapia puede aumentar los dolores de cabeza en algunas mujeres, mejorar en otras o no causar cambios. Si se está haciendo terapia de reemplazo hormonal, el médico podría recomendar un parche cutáneo de estrógeno. El parche proporciona un suministro bajo y constante de estrógeno, que hace menos probable que empeore los dolores de cabeza.
6. Piel corporal seca
Durante la menopausia la piel se seca y disminuye su densidad, especialmente en la cara y el cuello, que pierden su elasticidad. La piel comienza a verse descolgada y los signos de la edad van acentuándose.
Un buen remedio es tomar vitamina D porque, además de aportar bienestar reforzando el sistema inmune, ayuda a mantener la piel más sana. Se puede conseguir de manera natural exponiéndose al sol de manera controlada, al menos 15 minutos al día (conviene evitar las partes centrales del día en verano). También se recomiendan las sopas y caldos porque son una buena forma de mantener la piel hidratada y nutrida. Para reforzar su efecto de hidratación se les puede añadir algas (kombu, por ejemplo) y shitakes secos, nabos y raíces, col, cebolla...
Además de estos consejos y buenas prácticas, también están a disposición de la mujer complementos alimenticios que son perfectos para compensar algunas carencias de esta etapa, en general, lo importante es fijarse en que contengan altos niveles de antioxidantes, que sean ricos en Omega 3, que aporten vitamina D y K2 y que incluyan probióticos para cuidar el intestino.