Estas son algunas de las conclusiones que se han extraído de un estudio con 75 expertos en trastornos del movimiento de diferentes regiones de España que ha sido impulsado por Zambon y publicado recientemente en la revista Brain Sciences
La enfermedad de Párkinson tiene un gran impacto en la vida tanto de los pacientes como de los cuidadores que los atienden, con una importante carga socioeconómica. Para entender cuál es la situación actual de esta patología en España – que hoy sufren entre 120.000 y 150.000 españoles - y la previsión a diez años, Zambon ha impulsado un estudio en el que ha reunido a 75 expertos en trastornos del movimiento de diferentes puntos de España con el fin de poder optimizar y diseñar futuras estrategias de gestión. Las conclusiones de este estudio, PARKINSON-2030 Delphi, han sido publicadas en la revista Brain Sciences.
“Un dato significativo es que el 92% de los expertos consultados consideró que la prevalencia de esta enfermedad aumentará en 2030 y un 84% considera que lo hará también su incidencia. Esto sin duda pone sobre la mesa la importancia que esta patología adquirirá en nuestro país en un futuro cercano”, apunta la Dra. María-Rosario Luquin, del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra y que fue la encargada de dirigir este estudio.
Mejorar el diagnóstico y equipos multidisciplinares
Algunas de las conclusiones que se han podido extraer de este trabajo es que los expertos consideran que en el futuro se mejorará la capacidad de diagnóstico y seguimiento de la enfermedad. En este sentido, han destacado el desarrollo y expansión de nuevas tecnologías y los estudios sobre biomarcadores, que tendrán un importante impacto en el manejo futuro de la enfermedad, propiciando unos diagnósticos, pronósticos y terapias individualizadas más precisos.
El mejor acceso de los pacientes a los expertos en trastornos del movimiento también será clave en este sentido. “También se ha visto que en el futuro los equipos serán más multidisciplinares, a diferencia de hoy en día en que se aplica un abordaje que se limita a los neurólogos, tanto especializados en enfermedad de Parkinson como generales”, explica la Dra. Luquin.
Tratamientos innovadores
Los expertos reunidos también señalaron cómo se espera el desarrollo de tratamientos innovadores. Según el panel, el uso de los tratamientos en monoterapia más frecuentes actualmente para pacientes no fluctuantes no cambiará para el 2030. “Y aunque no se llegó a un consenso, sí que se observó una tendencia a la disminución del uso de levodopa en dosis bajas y moderadas y al aumento en el uso de safinamida en monoterapia”, añade la Dra. María-Rosario Luquin, quien ha continuado explicando que esto no se apreció con otros agentes Inhibidores de la Monoamino Oxidasa (IMAO). “Esta tendencia podría explicarse por el efecto probado de la safinamida en la reducción de las fluctuaciones motoras y no motoras, su baja tasa de eventos adversos informados y el efecto demostrado para aliviar síntomas no motores, incluidos el dolor y la depresión”.
En cuanto a las terapias en investigación, las nuevas formulaciones de levodopa oral no se consideraron útiles en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson ni en la actualidad ni en el futuro, aunque mostraron una tendencia al aumento.
Necesidades insatisfechas y mejoras de futuro
Además el estudio también ha servido para destacar algunas necesidades insatisfechas en la actualidad en lo que se refiere al diagnóstico y tratamiento, realizando algunas recomendaciones para el futuro manejo diagnóstico y terapéutico de esta patología. Para ello se apunta la necesidad de abordarlas mediante un enfoque integral que incluya aspectos físicos, psicológicos, sociales y financieros. “Las acciones tempranas de diagnóstico, seguimiento y planificación de la atención pueden permitir a los pacientes y cuidadores frenar el curso de la enfermedad y desarrollar estrategias de anticipación, para lo que ellos mismos han manifestado su deseo de que se establezcan hojas de ruta que puedan guiarlos en la toma de decisiones y planificación”, según la Dra. Luquin.
En cuanto a las mejoras que se necesitan para el futuro, el panel de expertos considera precisa una información adecuada por parte de los profesionales, acortar el tiempo para obtener un diagnóstico, la derivación rápida a unidades de trastornos del movimiento protocolizadas y capacitar a los profesionales de atención primaria para la detección precoz de síntomas motores que puedan sugerir una enfermedad de Párkinson.
“En Zambon, seguimos apostando por la investigación en Párkinson para dar respuesta a las necesidades no cubiertas de las personas que conviven con la enfermedad y sus familiares con el objetivo de mejorar su calidad de vida. En este sentido, el estudio DELPHI proporciona información que puede ayudar a los profesionales sanitarios a reflexionar individualmente sobre la atención de la enfermedad en su área y proponer estrategias futuras para mejorar el manejo de los pacientes y su entorno”, señala Marta Barbachano, responsable de la Unidad de Negocio de Specialty de Zambon España.
Sobre la enfermedad de Párkinson
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad crónica progresiva e irreversible y es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en todo el mundo después del Alzheimer[1]. Solo en España se calcula que entre 120.000 y 150.000 personas están afectadas por ella[2]. La media de edad de aparición de esta enfermedad es de 60 años y su prevalencia aumenta con la edad[3]. Teniendo en cuenta que se espera que la esperanza de vida continúe incrementándose los próximos años, es muy previsible que el número de personas afectadas por esta patología aumente de forma considerable en el futuro[4].
Se trata de una enfermedad que se caracteriza por síntomas motores que incluyen la bradicinesia o lentificación de los movimientos, el temblor en reposo y la rigidez muscular. Pero también existen otros síntomas no motores, como son el deterioro cognitivo, los trastornos del estado de ánimo y la depresión. Estos síntomas no motores pueden aparecer incluso en las primeras etapas de la enfermedad.[5],[6] Estos múltiples y diversos síntomas de la enfermedad de Párkinson son una muestra del origen complejo y multifactorial de la patología. Todo esto hace que su manejo sea un desafío importante porque la respuesta clínica al tratamiento también es heterogénea, haciendo necesaria una terapia personalizada.
Como enfermedad crónica progresiva, la enfermedad de Parkinson tiene además un gran impacto en la vida privada, social y profesional tanto de los pacientes como de sus cuidadores. Solo en el año 2016 esta enfermedad causó más de 200.000 muertes y 3,2 millones de años de vida ajustados por discapacidad en todo el mundo y más de 4.000 muertes en España[7]. Además, también causa una carga social sustancial y tiene un impacto económico importante.[8]
[1] Wirdefeldt, K.; Adami, H.-O.; Cole, P.; Trichopoulos, D.; Mandel, J. Epidemiology and etiology of Parkinson’s disease: A review
of the evidence. Eur. J. Epidemiol. 2011, 26 (Suppl. 1), S1–S58.DOI: https://doi.org/10.1007/s10654-011-9581-6
[2] Sociedad Española de Neurología (SEN). El número de Afectados por la Enfermedad de Parkinson se Duplicará en 20 Años y se
Triplicará en 2050. Available online: https://www.sen.es/saladeprensa/pdf/Link238.pdf (accessed on 1 January 2021).
[3] Arbelo González, J.M.; del Val López, J.; del Durán Herrera, M.C.; Linazoroso Cristóbal, G. Guía Oficial de Recomendaciones Clínicas
en la Enfermedad de Parkinson; Luzán: Madrid, Spain, 2019; ISBN 978-84-17372-49-1.
[4] Dorsey, E.R.; Constantinescu, R.; Thompson, J.P.; Biglan, K.M.; Holloway, R.G.; Kieburtz, K.; Marshall, F.J.; Ravina, B.M.; Schifitto,
G.; Siderowf, A.; et al. Projected number of people with Parkinson disease in the most populous nations, 2005 through 2030.
Neurology 2007, 68, 384–386. DOI: https://doi.org/10.1212/01.wnl.0000247740.47667.03
[5] Poewe,W. Non-motor symptoms in Parkinson’s disease. Eur. J. Neurol. 2008, 15 (Suppl. 1), 14–20. DOI: https://doi.org/10.1111/j.1468-1331.2008.02056.x
[6] Lees, A.J.; Hardy, J.; Revesz, T. Parkinson’s disease. Lancet 2009, 373, 2055–2066. DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(09)60492-X
[7] Dorsey, E.R.; Elbaz, A.; Nichols, E.; Abd-Allah, F.; Abdelalim, A.; Adsuar, J.C.; Ansha, M.G.; Brayne, C.; Choi, J.-Y.J.; Collado-
Mateo, D.; et al. Global, regional, and national burden of Parkinson’s disease, 1990–2016: A systematic analysis for the Global
Burden of Disease Study 2016. Lancet Neurol. 2018, 17, 939–953. DOI: https://doi.org/10.1016/S1474-4422(18)30295-3
[8] García-Ramos, R.; López Valdés, E.; Ballesteros, L.; Jesús, S.; Mir, P. The social impact of Parkinson’s disease in Spain: Report by
the Spanish Foundation for the Brain. Neurologia 2016, 31, 401–413. DOI: https://doi.org/10.1016/j.nrl.2013.04.008