Me despierto entre sudores después de una noche horrible. La alarma no es otra que mi padre informándome de una protesta frente al Palacio de San Esteban por la atención de calidad de las personas con problemas de salud mental. Vengo de pasar un mal episodio personal, una circunstancia a la que debería estar más que acostumbrado, pero no es así. Los días en los que toco fondo y la depresión aparece son dolorosos, están llenos de lágrimas, conductas destructivas y letargo, mucho letargo. La sensación de sentirte desdichado y sin cabida en este mundo cruel aparece sin llamarla. No toca a la puerta, entra de repente en tu cuerpo y te arrebata toda la energía que necesitas para estar, vivir y funcionar.
Mi padre me rellena la agenda diaria, interiormente se lo agradezco, aunque en un primer momento quiero que desaparezca de la habitación y me deje con mi sufrimiento, porque es mío. Un dolor que te quema por dentro, que crees que no tiene solución, que te incapacita para ver las bondades de la vida. Esto es un problema de salud mental, no soy un profesional del asunto en cuestión, pero sí soy una víctima de esta jodida realidad. Además, soy periodista y escribo, porque me libera, porque me entusiasma saber que puedo hacer algo por los problemas sociales y porque es para lo que me he formado.
Tengo un trastorno de personalidad, TLP es como se conoce: pérdida de identidad, sensación de vacío, inestabilidad emocional constante, impulsividad y conductas temerarias. Todo esto os podréis imaginar los problemas que me ha ocasionado en mi día a día. Muchos, hasta el punto de no quererme, de odiarme y odiar a todo lo que me rodea. El suicidio, una idea recurrente.
Pues bien, a lo que iba, con gran esfuerzo salgo de entre las sábanas empapadas de sudor y me dispongo a prepararme para ir a la manifestación. Increíble pero cierto, mi padre, una vez más, ha conseguido ayudarme y salir de esta vorágine de sentimientos demoledores. Llego diez minutos tarde, como de costumbre, soy impuntual por naturaleza, sí, por naturaleza; por más que me esfuerzo, siempre llego tarde, y con la consiguiente dosis de mala hostia. Me pongo a buscar personas destacadas que puedan darme información acerca de lo que se está llevando a cabo, no cuento con demasiada, solo con la que mi padre me ha hecho llegar a primera hora de la mañana: "Juan Pablo, hay una concentración en el Palacio de San Esteban, lo mismo te interesa ir, venga, hazlo, anímate". En un primer momento, ni caso, después, ya lo sabéis.
Crónica de una concentración que reclama más inversión en salud mental
La Federación de Salud Mental de la Región de Murcia se encuentra frente al Palacio de San Esteban, hay en torno a un centenar de personas protestando y pidiendo más ayudas bajo el lema 'Más inversión en salud mental. Un derecho necesario'. Se pueden apreciar distintas consignas portadas por los distintos manifestantes: "Por un trato + humano. Cero contenciones"; "¡Urgente! Teléfono de prevención del suicidio de 3 cifras, público y gratuito"; "No al copago abusivo"; "Plan de prevención del suicidio ¡ya!". La Federación acoge a 15 asociaciones de la comunidad autónoma, y va a estar representada cada jueves hasta el 28 de octubre en las puertas de la sede del Gobierno Regional con motivo del Día de la Salud Mental que es el 10 de octubre.
Doy con José López, vocal de la junta directiva de AFeCTAMUR (Asociación Familias Contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria de Murcia) y afirma que se necesitan "más medios, todas estas asociaciones hacen una labor que si no estuvieran, la seguridad social no podría atender a tantas personas". Él, además, es padre de una persona afectada por un trastorno de la alimentación, y agradece a AFeCTAMUR la labor que hace.
Consigo declaraciones de Alberta Martínez, directora de la asociación de salud mental Molina y comarca. Cuenta las tres reivindicaciones principales que piden al Gobierno Regional: "Más inversiones en salud mental, que incluye el teléfono para la prevención del suicidio de tres cifras, más profesionales, reducir las listas de espera. Otro tema importante es el de las contenciones cero, hay que habilitar los espacios de atención en crisis para que no tenga que estar ninguna persona atada a una cama para poder ser controlada, sino que existan espacios adaptados para que la contención no tenga que ser física. Y otra reivindicación es el tema del dinero de bolsillo para personas que están en un recurso residencial, bien sean residencias o viviendas tuteladas; lo que le deja el copago son 106 euros para pasar el mes. Tenemos que recuperar la dignidad de estas personas. Esto aboca a la mendicidad. Somos la peor comunidad de toda España en cuanto a copago".
Delia Topham Reguera, presidenta de la federación de salud mental de la región de Murcia, ha manifestado la importancia de salir a la calle: "Siempre hemos sido los últimos, nos dirigimos a los partidos políticos para pedir dinero, para pedir remuneración, nos dan muy buenas vibraciones pero después no conseguimos absolutamente nada o muy poco. Hemos decidido salir a la calle a ver si se nos escucha y para pedir una cantidad de cosas necesarias que no se nos conceden".
En el recorrido de declaraciones también he conocido a Cayetano Toledo, un hombre que ha acudido a la protesta para visibilizar la salud mental. Él es miembro de la asociación para la investigación y desarrollo de trastornos de la personalidad TP Cartagena MM y es padre de una persona con TLP (Trastorno Límite de la Personalidad). Asegura que el TLP es "un grave problema y es escasamente conocido". Ha mostrado su implicación por este asunto y sus ganas de que se presten más medios para que las personas con TLP puedan funcionar mejor: "Mi hijo sufre trastorno límite de la personalidad, TLP. Son personas vulnerables. Estoy aquí para luchar a favor de la salud mental, hay que darle la importancia que tiene. Los trastornos de personalidad se encuentran en un inmenso desierto en el que no existen, están olvidados, pero en Murcia tenemos un oasis maravilloso que es el Hospital de Día Román Alberca". Cayetano ha comentado el sufrimiento que conlleva para los familiares: "Hemos tenido daños enormes, es muy complicado, quien sufre TLP tiene un desajuste emocional inmenso, sufre por ello y hace sufrir a las personas que le rodean; no es voluntario". Ha añadido que "un país no puede ser civilizado si deja la salud mental sin atender".
Una despedida, una liberación
Antes de marcharme de la concentración he podido hablar con algún familiar de personas afectadas mentalmente, y os aseguro que igual de duro que lo es para el usuario que padece la enfermedad, también lo es para la familia. Ha sido bonito ver que hay gente que se une por esta causa tan importante. Emociona sentir que este tema tan estigmatizado está arropado por gente llena de bondad e ilusión por una sociedad mejor.
Escribiendo estas líneas me vienen a la cabeza los gritos, los ataques de ansiedad y la irritabilidad que me han acompañado a lo largo de mi vida. Como si una especie de catarsis se tratara, me gusta manifestar las sensaciones que tengo y creerme que así estoy soltando lastre. No sé si es autoengaño o qué, pero el caso es que confío en el poder de la comunicación como vía para despojarse del mal fario.
He hecho bien en estar aquí, no sana las heridas de mi vida, qué pijo, ni las de esta semana, pero siento que me encuentro un poco mejor. Y en eso consiste la vida, en sumar.