Al fin ha llegado esa época del año en la que todos comenzamos a desfilar, progresivamente, hacia los diferentes destinos que nos ayudan a desconectar del día a día. Playa, interior o montaña, pueblo o gran ciudad, en España o en el extranjero… El lugar no importa, lo fundamental es cambiar el ritmo, hacer cosas diferentes, romper con la rutina y las obligaciones… disfrutar. Es un paréntesis que nos hemos ganado y en el que podemos disfrutar más de cada detalle, incluida nuestra alimentación.
Verano es sinónimo de barbacoas, siestas, terrazas, encuentros con amigos, degustaciones gastronómicas, caminatas turísticas bajo un sol incandescente, chiringuitos, largas sobremesas, veladas hasta altas horas de la noche y celebraciones mil. Ahora que, en cierto modo, somos más dueños de nuestro tiempo, podemos destinarlo a conectar más estrechamente con nuestro cuerpo: probar nuevas recetas y dedicarles el tiempo que se merecen -tanto en la elaboración como a la degustación-, descubrir nuevos sabores, practicar deportes al aire libre (con las debidas precauciones), etc.
Niklas Gustafson, experto en nutrición y fundador de Natruly, la marca que pretende cambiar el mundo cambiando lo que comemos, nos ofrece algunas ideas para disfrutar al máximo de nuestras vacaciones:
Batidos y smoothies: Es la época. Apetecen más que nunca y encima, en estos meses, se amplía la variedad de frutas de estación que podemos encontrar en cualquier punto de nuestra geografía. Lo ideal es dedicarle todo el tiempo que necesitemos. Preparar nuestras mezclas con calma y atrevernos a probar nuevas combinaciones: brevas y papaya, açaí con higos y plátano… Nosotros tenemos nuestros favoritos pero lo mejor de estas recetas es precisamente la cantidad de combinaciones que admiten, además de los toppings.
Snacks saludables. Si vas a pasar el día fuera, ya sea en la playa, en la piscina, en la montaña o de ruta turística, es posible que a media mañana o a media tarde tu cuerpo te pida algo de comer. Para estos casos, es muy práctico contar con snacks naturales pero envasados: una barrita, unas bolitas de queso, cacao&nuts o los chips de kale de Natruly. Todos ellos están pensados para poderlos llevar a cualquier parte, pero no incorporan ninguna clase de aditivo.
La parrilla, tu gran aliada. Las grasas son un componente esencial de nuestra dieta durante todo el año, pero es en verano cuando mejor podemos disfrutar de carnes y pescados a la brasa. Ya sea en casa o en un restaurante, esta forma de cocinar conserva todas las propiedades de los alimentos. Unas verduras -también a la parrilla- o una buena ensalada pueden ser la guarnición perfecta para una comida veraniega en la que nos dejemos inundar por el aroma y el sabor de los productos de la tierra y el mar así: sin aditivos, como los consumían nuestros antepasados hace miles de años.
Come la cantidad que tu cuerpo te pida. En los restaurantes puede ocurrir que no calculemos lo que pedimos: no sabíamos el tamaño de las raciones, teníamos menos hambre de la que pensábamos, el plato que nos hemos pedido llena más de lo que creíamos… De entrada, siempre es aconsejable elegir los platos más saludables, que no generen esa sensación de saciedad que desaparece al cabo de una media hora, como ocurre con los carbohidratos. Una comida ejemplo de menú equilibrado puede ser la que combine proteína animal -unas sardinas o unos boquerones, por ejemplo- con verdura -un gazpacho- y grasas (unas aceitunas para picar, aguacate, queso...)
Desconecta y reconecta. Ha llegado el momento del año en el que seguramente puedes permitirte, durante unos días, despreocuparte de los asuntos del día a día. No es necesario que consultes el correo electrónico, el teléfono, el WhatsApp o la aplicación de turno. Después de un año de intensas agendas de reuniones virtuales, tenemos pendiente reconectar con nosotros mismos, con nuestro cuerpo. Inspirar profundamente, disfrutar del aire, del descanso, del silencio, de los ruidos de nuestro lugar de vacaciones y de nuestras comidas. Es un momento perfecto para acercarse al Mindfoodness o Mindful Eating: empecemos por disfrutar de los alimentos conscientemente.
Deporte de verano. Las altas temperaturas pueden provocar pesadez y fatiga. Es normal que nos dé pereza salir a correr o a montar en bici, pero es importante nuestra rutina deportiva diaria durante estas semanas. El verano es un momento ideal para practicar algún deporte que normalmente no tenemos al alcance, como cualquiera de los deportes acuáticos (surf, paddle surf, vela, canoa), o probar alguna experiencia nueva (barranquismo, escalada, submarinismo…). Un paseo diario por la orilla de la playa al amanecer, o al atardecer, siempre es una magnífica opción, así como una sesión mañanera de yoga o pilates, o una ruta de senderismo para conocer mejor tu zona de veraneo. En todos los casos es muy importante beber agua y evitar el alcohol y la cafeína, que deshidratan mucho. Lo importante es poner el cuerpo en marcha y mantener el ritmo cardíaco. Además, el cuerpo se va acostumbrando progresivamente al calor, así que conviene reprogramar las rutinas deportivas: empezar con poco, poca intensidad e ir sumando a medida que nos vamos sintiendo preparados.
Sea como sea, es verano: tómalo con calma, date un respiro. Disfruta y goza. Escucha a tu cuerpo: a veces hay que cerrar los ojos y dejarse llevar.