El 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer con el objetivo de aumentar la concienciación y movilizar a la sociedad para avanzar en su prevención y control. Primaflor se adhiere a este día recordando la importancia una dieta sana basada en verduras y hortalizas para la prevención y lucha contra esta enfermedad.
La Sociedad Española de Oncología Médica, asegura que los factores alimentarios podrían explicar hasta el 35% de los cánceres en los países industrializados. Comer de forma equilibrada, eligiendo alimentos frescos ricos en nutrientes, puede ayudar a reducir riesgos.
Los mecanismos de defensa y respuesta ante enfermedades, así como la capacidad de recuperación, están directamente relacionadas con el estado nutricional de cada persona. Por ello, un patrón alimentario adecuado es fundamental para fortalecer las defensas naturales y la respuesta de nuestro organismo.
Las verduras son componentes esenciales de una dieta saludable, y un consumo diario suficiente podría contribuir a la prevención de enfermedades importantes. Contienen nutrientes esenciales para el organismo, tienen un alto contenido en vitaminas, minerales, agua y sustancias antioxidantes y aportan pocas calorías. En todas sus múltiples variedades, cocinadas o frescas, enteras o en zumos, el consumo de estos alimentos es vital para conseguir un estilo de vida saludable.
Lejos de ser un alimento aburrido, las verduras y hortalizas cuentan con una multitud de usos y elaboraciones: desde originales ensaladas hasta sencillas y nutritivas cremas de hortalizas, pasando por saludables guarniciones para acompañar a nuestra ración diaria de proteínas. Ensalada de pasta con espinacas, piñones, pasas y brócoli, crema de calabaza con kale rojo, salteado de hortalizas con secreto, carpaccio de brotes baby leaf y calabacín o ensalada de brotes y pollo, son algunas de las propuestas de Primaflor para comer de una manera sana y reforzar así nuestro sistema inmunitario frente a las enfermedades.
Además de seguir una alimentación equilibrada basada en la dieta mediterránea, el buen funcionamiento de las defensas también requiere una rutina de ejercicio físico adaptado a las necesidades y capacidades de cada persona.
