El reto logístico para distribuir vacunas que requieren una conservación por debajo de -70ºC, pone el foco en empresas especializadas en ultracongelación
Lo que hasta hace unos días era un auténtico mar de dudas, ahora se ha convertido en certeza: existe vacuna contra la COVID-19. Pero, como todo lo relacionado con este virus, no parece dispuesto a poner las cosas fáciles, tampoco ahora que, se supone, estamos a un palmo de la “solución”. Mientras el mundo de la Ciencia sigue inmerso en una carrera a contrarreloj para buscar una cura definitiva (en la que las farmacéuticas Moderna y Pfizer i BioNtech se han posicionado en cabeza tras anunciar el hallazgo de una vacuna con una eficacia del 95% frente al virus), ahora el desafío está en lograr estructuras de refrigeración que garanticen una temperatura inferior a los 70ºC bajo cero que requiere la anunciada por Pfizer. Y así se ha quedado el mundo: congelado ante el reto logístico que se plantea por delante para lograr que el fármaco llegue a su destino final sin que se rompa la cadena de frío en ningún punto, desde el laboratorio hasta la administración de la dosis. Y eso son, sin duda, muchos kilómetros y un sinfín de dificultades que debe superar la vacuna hasta llegar a ser administrada al ciudadano. Por lo que ahora la “pelota” pasa del tejado de la Ciencia al de la Industria, más concretamente a la de las empresas especializadas en la producción de equipos de almacenamiento ultrafrío como los que se emplean en farmacias, centros de investigación, clínicas, residencias o centros hospitalarios. En el entorno médico no suena tan extraño el uso de este tipo de equipos de ultracongelación, como las que viene fabricando desde hace veinte años la empresa Médifroid. Esta empresa ya es líder del sector en Francia al contar con una gama de ultracongeladores que alcanzan una temperatura por debajo de los 85ºC bajo cero, es decir, con un margen de congelación muy superior al que la farmacéutica Pfizer requiere para mantener intacto el ARN (las instrucciones genéticas) que la vacuna dicta a las células para que sepan como actuar en caso de una infección por COVID-19.
La apuesta por empresas especializadas en “refrigeración médica”
Ante un reto de esta envergadura, se requieren fabricantes de nivel que, como Médifroid, llevan décadas trabajando con soluciones adaptadas al entorno profesional médico, garantizando la máxima trazabilidad en todos los puntos del traslado de vacunas, medicamentos, bancos de sangre… Para cualquier ciudadano ajeno al mundo de la ciencia, la pregunta que podría hacerse ahora es ¿cualquier tipo de congelador es útil para almacenar la vacuna con tal de que alcance esas bajísimas temperatura? Y ojalá la respuesta fuera sí, pero lo cierto es que no, rotundamente. No hablamos del almacenar productos de limpieza o latas de refresco, si no de material inmunológico que, una vez descongelado, sólo es efectivo un promedio de 12 horas en el caso de la vacuna de Moderna y de 6 en el caso de la de Pfizer. Ahí radica la importancia de contar con ultracongeladores fabricados en base a los requisitos y normativas más estrictas de la comunidad médica en cuanto a calidad, fiabilidad y robustez de los equipos, como es el caso de Médifroid que cuenta con la acreditación NF X 15-140, concedida por COFRAC (organismo independiente de acreditación francés), además de una experiencia en el sector de más de 25 años. Esta empresa además ofrece múltiples posibilidades en cuanto a la distribución del material en el interior de los congeladores, esencial para optimizar el almacenaje y el transporte de viales a nivel internacional.
Empresas de logística como DHL ya han adelantado que, según sus cálculos, para finales del próximo año el mundo podría manejar 10.000 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, de las cuales 3.000 millones (como Moderna o Pfizer) utilizarían tecnología de ARN mensajero que requieren de cajas refrigerantes especiales para su almacenamiento y distribución. Pfizer ya ha lanzado su propio plan logístico en el que apuesta por contenedores térmicos con una capacidad de hasta 975 viales por equipo, una cifra muy baja teniendo en cuenta que la población mundial es de 7.700 millones de habitantes y, cada ciudadano, requiere dos dosis de la vacuna.
Ante este desafío sin precedentes, se requieren soluciones de la misma proporción que optimicen el número de envíos en el menor tiempo posible y con las máximas garantías médicas de trazabilidad. Algo que Médifroid ya está consiguiendo, entre otros, con el congelador de laboratorio de ultra baja temperatura (-86ºC) MFZ258-86A que tiene una capacidad de almacenamiento de hasta 14.400 viales de 2 ml por equipo.
Además de la alta capacidad (su volumen útil es de 237 L por congelador), también es destacable el espesor de aislamiento de 80 mm de poliuretano, su interior de acero inoxidable y la incorporación de alarmas de fallo de energía. No obstante, ante la posibilidad de falta de suministro eléctrico, cada equipo dispone de una batería de reserva con una durabilidad de hasta 48 horas.
Es esencial, por tanto, que las diferentes administraciones hagan acopio de sistemas punteros en ultracongelado con los que se garantice la absoluta efectividad del fármaco apostando para ello por empresas con amplio recorrido en el sector médico