Hay enfermos que a pesar que el estado de alarma terminó hace semanas todavía no han salido de su casa por miedo. Algunos datos afirman que un 22% de los muertos por Covid-19 durant la primera ola eran enfermos de EPOC
El miedo que millones de personas pasaron durante el estado de alarma todavía dura, sobre todo por las personas afectadas por la enfermedad de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). Esta enfermedad incrementa en 17,8 veces las probabilidades que una persona ingrese en la UCI, según la investigación del Instituto de Salud Global del University College de Londres. Este mismo estudio también demuestra que las probabilidades de sufrir una versión grave del Covid-19 incrementan 6,4 veces en los enfermos de EPOC. Esto es, la combinación entre la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica y el Covid es altamente peligrosa.
Per si esto no fuera suficiente, el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), organismo dependiente del Ministerio de Salud, hizo públicos unos datos el 2 de junio donde destaca que un 22% de los muertos de Covid-19 durante la primera ola eran enfermos de EPOC. Las autoridades sanitarias reconocen estos enfermos como de muy alto riesgo ante el Sars-Cov-2.
La situación para estos enfermos es tan alarmante que el miedo se ha extendido y hay personas que a pesar que hace semanas que terminó el estado de alarma se han encerrado en casa de manera voluntaria. Una decisión que varía según la gravedad de la enfermedad pero que afecta a más de 3 millones de personas en todo el estado. En Cataluña se calcula que un 9,2% de la población mayor de 40 años tiene EPOC y, según la Generalitat de Cataluña, “en esta enfermedad no ha habido un descenso de la mortalidad”.
Se han dado casos durante el confinamiento de enfermos de EPOC que dejaban los paquetes y compras tres días en la entrada de casa y después lo desinfectaban para reducir el riesgo que tienen de ir a para a una UCI por culpa del coronavirus. Los enfermos más graves (grado 4) se pueden encontrar que no pueden llevar mascarilla ya que les dificulta o les corta la respiración. Algunos sufren un aislamiento social absoluto por miedo y tienen claro que hasta que no exista una vacuna, su situación no cambiará.