La Sociedad Española de Neurología (SEN) sostiene que los menores que realizan una actividad física regular y moderada presentan una mejor capacidad cognitiva, controlan los impulsos y la frustración, y están más motivados.
Según un estudio publicado en la 'Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública', la práctica deportiva durante la infancia influye de manera positiva en las funciones cognitivas y emocionales.
La Copa COVAP, iniciativa deportiva y educativa infantil promovida por COVAP, Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches, y la Sociedad Española de Neurología (SEN), advierten que el sedentarismo, que afecta al 68% de los niños españoles menores de 14 años —según datos del INE sobre población infantil sedentaria—, conlleva consecuencias físicas, cognitivas y cerebrales.
Los efectos principales que origina la vida sedentaria son el bajo rendimiento, el desánimo, el estrés, la disminución de la autoestima y las dificultades en la concentración. Se trata de comportamientos y emociones provocados por el "desarrollo inadecuado de las conexiones neuronales del cerebro debido a la pérdida de los hábitos saludables y la disminución o ausencia de la actividad física", explica el doctor Juan Carlos Portilla, neurólogo de la SEN.
La irrupción de las tecnologías y su capacidad para hacer que los menores pasen más tiempo frente a las pantallas, así como los meses de confinamiento en casa, han introducido hábitos sedentarios en detrimento del deporte, una actividad que tiene efectos beneficiosos a nivel cerebral y emocional en la infancia. En este sentido, los niños que realizan ejercicio en comparación con los que son sedentarios "ofrecen una mejor capacidad cognitiva, controlan los impulsos y la frustración, y están más motivados. La nueva normalidad puede ser una buena oportunidad para que vuelvan a adoptar ese hábito al aire libre, un espacio que ofrece múltiples opciones para practicar deporte y mantenernos activos aun con las nuevas medidas sanitarias establecidas, que no representan impedimento para ello", agrega Portilla.
Este argumento viene respaldado por un estudio publicado en la 'Revista Internacional de Investigación Ambiental y Salud Pública', donde se hace especial hincapié en la edad infantil, etapa en la que el cerebro experimenta su desarrollo hasta alcanzar la madurez. Y es que, funciones fundamentales para la vida del niño, como la atención, la memoria, la toma de decisiones, el control de impulsos o el lenguaje, evolucionan en edades tempranas, por lo que hay que contribuir a que "estas sean lo más adecuadas posible", sugiere el neurólogo.
Sin embargo, no solo el sedentarismo tiene efectos perjudiciales para el desarrollo cognitivo. Los trastornos del sueño también derivan en problemas de atención, dificultan el rendimiento escolar y tienen efectos perjudiciales para la memoria, por lo que un buen descanso es fundamental. En esta línea, el deporte tiene un rol imprescindible al incidir sobre la calidad del sueño, de acuerdo con un trabajo de investigación, publicado en el 'European Journal of Physiotherapy', en el que se expone que los ejercicios moderados son efectivos a la hora de mejorar la higiene del sueño.
El rendimiento académico también mejora con el deporte
La atención, la concentración y la memoria también guardan una estrecha relación con la práctica deportiva. 'The Journal of Science and Medicine in Sport', una revista de referencia internacional en el campo de la ciencia del deporte y la medicina, publica un estudio en el que compara a niños sedentarios con los que llevan a cabo una actividad moderada o vigorosa y examina los resultados en habilidades de lectura y aritmética. El análisis concluye que los estudiantes que practican más deporte presentan mejores resultados académicos.
Debido a los beneficios que reporta el ejercicio físico y con objeto de evitar prácticas sedentarias, la Copa COVAP y la SEN ofrecen una serie de recomendaciones para mantener una óptima salud física y mental en la etapa infantil:
El tiempo de descanso de los niños debe rozar, siempre que se pueda, las 9 o 10 horas.
Tener una vida activa e introducir hábitos saludables en la familia para llevarlos a cabo desde edades tempranas.
Entre las distintas medidas para evitar el sedentarismo, se puede optar por ir al colegio caminando, salir a pasear por el parque o realizar actividades al aire libre en familia.
En cuanto a la actividad física, se recomienda hacer ejercicio durante 45 minutos o una hora cada día.
Limitar los tiempos ante las pantallas e interrumpir su visionado si este es excesivo para que el niño haga otras actividades como jugar en la calle.
Se recomienda incluir algún deporte dentro de las actividades extraescolares.