Las políticas educativas de nuestra región siguen permitiendo el aumento de la desigualdad y la consolidación de escuelas "gueto" como consecuencia de la libre elección de centro mientras nuestra comunidad sigue encabezando el fracaso escolar, 20 de cada 100 menores no supera la educación obligatoria.
Unas políticas acompañadas con el desastre que continúa en la gestión del transporte escolar. Muchos de nuestros niños y adolescentes se quedan en las paradas, llegan tarde o tienen que sufrir a diario tiempos de espera de más de una hora debido a los dobles trayectos, muchos de estos permanecen durante años.
Es incomprensible la falta de información que aún hay sobre las pruebas de acceso a la universidad. Es urgente cerrar este tema cuánto antes para evitar el estrés y ansiedad que supone para docentes y alumnado no saber cómo va a ser la prueba.
Desde la federación llevamos muchos años reivindicando acciones claras por parte de la administración educativa paramejorar la climatización de nuestros centros. Es inadmisible que la Consejería de Educación de la Región de Murcia siga permitiendo que nuestros hijos e hijas sufran el calor en las aulas y no adapte las infraestructuras que permitan el bienestar térmico. Así mismo es incomprensible que los menores continúen expuestos al amianto, con los riesgos que conllevan para la salud, es urgente que de una vez se elimine el amianto de todos los centros educativos. La salud escolar debe ser una prioridad por lo que también es necesaria una re-naturalización de los espacios comunes en los centros educativos que ayude a la bajada de la temperatura en los patios y a la lucha contra el cambio climático.
Las familias llevamos reivindicando durante años la creación de una mesa de trabajo con la participación de toda la comunidad educativa, lo que el consejero de educación, Víctor Marín, considero positivo tanto a su llegada como en su etapa de director general pero que, a efectos prácticos, está claro que no interesa.
La Consejería de Educación y el Gobierno de la Región tienen el deber de garantizar una educación pública y gratuita, protegiendo su salud mental y física (la carga de las mochilas aún es un tema por solucionar) y dotándola de los recursos necesarios para que todos los escolares alcancen el éxito educativo que les permita desempeñar un trabajo y desarrollar una vida adulta en condiciones dignas, independientemente de la familia en la que les haya tocado nacer. Cualquier otra opción significa nuestro fracaso como sociedad avanzada.