La Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor se suma al proyecto europeo LIFE Adapt-Aleppo dirigido al desarrollo de estrategias para adaptar las masas de pino carrasco (Pinus halepensis) a los efectos extremos derivados del cambio climático. El proyecto -que cuenta con una financiación de 2,6 millones de euros de los que la Unión Europea financia el 55 por ciento- inició su andadura en septiembre del 2021 y en esta fase se extenderá hasta el mismo mes del próximo año.
El proyecto es de ámbito nacional y está coordinado por la consultora murciana Ingeniería del Entorno Natural con la participación de la cooperativa Agresta y las universidades de Lleida, Castilla-La Mancha y la Politécnica de Valencia, además de la Consejería. Focalizado en las masas forestales de pino carrasco, especie distribuida por toda la cuenca mediterránea, desde el sur de España hasta Grecia, pasando por Francia, Italia o Croacia, busca estrategias para defender a estos árboles de las perturbaciones y problemas asociados al cambio climático, como las sequías, los incendios o las plagas.
En la Región de Murcia existen 511.000 hectáreas de superficie forestal, de las que 308.219 son arboladas. De esta cifra, el 80 por ciento corresponde a la especie de pino carrasco, ocupando la mayoría de los pinares cotas de entre los 200 y 1.000 metros. Así pues, la superficie total de masas puras de esta especie en la Región de Murcia asciende a 248.326 hectáreas. También está presente en la Región de Murcia en masas mixtas con frondosas como la encina, con otras 16.500 hectáreas, y mezclado con otros pinos en otras 12.885 hectáreas.
El pino carrasco tiene una elevada importancia a nivel regional, pero también gran relevancia en un marco territorial más amplio, principalmente circunscrito al arco mediterráneo, tanto nacional como en otros países mediterráneos como Francia, Grecia e Italia.
A lo largo del proyecto se han ejecutado trabajos de implementación demostrativa sobre el terreno en entornos del Mediterráneo árido y subárido -incluyendo además de Murcia las vecinas provincias de Alicante y Albacete-, el Mediterráneo costero (Valencia, Castellón y Tarragona) y zonas de Mediterráneo continentalizado de inviernos cálidos (Teruel y Zaragoza).
Estos trabajos experimentales buscan comprobar la respuesta de estos bosques a mejoras hidrológicas, introducción de biodiversidad en estrato arbóreo, regeneración tras incendios, o a la migración asistida, una herramienta enfocada en ayudar a la distribución de una especie en escenarios en los que se prevé que cambiará su distribución geográfica y territorial.