Activado por vez primera en 2018, ha sido ampliado progresivamente para responder al gran incremento del número de visitantes y en esta campaña cubrirá 28 días más respecto al verano del pasado año
El Servicio de Información Ambiental y Ordenación de Accesos en las playas de Calnegre, en el Parque Regional de Calnegre y Cabo Cope, cumple su sexto verano activo ampliando su cobertura en 28 días respecto a 2023, hasta alcanzar las 85 jornadas. El servicio se inicia mañana, día 1 de julio, y tendrá lugar de manera ininterrumpida hasta el 15 de septiembre, continuando a partir de ahí los fines de semana hasta el 13 de octubre.
El servicio contará con dos guardas rurales para regular mejor la potencial presión de visitantes que el parque recibe en el periodo estival, asegurar que el acceso a las playas sea compatible con la conservación del patrimonio natural y dar una respuesta rápida y segura ante posibles emergencias. El servicio realizará tareas de información y ordenación de accesos en las playas de Calnegre, Baño de las Mujeres y Siscal. Incluye también la vigilancia ambiental para evitar impactos sobre los hábitats y especies de flora y fauna, así como el control del tránsito y el estacionamiento de vehículos.
Además, el personal del servicio contribuye a la salvaguarda y auxilio a visitantes, así como en la comunicación con los servicios de emergencia y cuerpos de seguridad cuando sea necesario. Los guardas rurales advertirán a los visitantes de la no disponibilidad de plazas de aparcamiento en las calas, recordando la disponibilidad gratuita de un disuasorio a la entrada de Calnegre. También informarán de que no se permite estacionar en caminos ni transitar fuera de los viales, abandonar residuos, encender fuegos y barbacoas o acampar en playas.
Las playas de Calnegre forman parte de la Red Natura 2000 al haber sido declaradas Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), y se integran en el Parque Regional Calnegre y Cabo Cope. La zona presenta una gran singularidad paisajística gracias a su peculiar geomorfología, que incrusta las playas y calas en esta costa acantilada formada por rocas oscuras y brillantes que le otorgan su nombre. En sus riscos anidan especies como el halcón peregrino (Falco peregrinus) o el búho real (Bubo bubo), y alberga especies vegetales de gran excepcionalidad como el cornical (Periploca angustifolia), gracias a las características particulares de influencia marina y clima semiárido derivadas de sus bajas precipitaciones.
El servicio supone una inversión de más de 50.000 euros del presupuesto que la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor destina a la protección de la biodiversidad en la Red Natura 2000.