Estamos cercanos a las elecciones del 28N y sigue la flojera e indiferencia española ante lo que nos está ocurriendo. Un antiguo líder europeo de los años 1965 nos lo advertía: "Aquel país que se siente arruinado, derrotado, pesimista, que no ofrece fortaleza ante lo que se le viene encima, los que se tumban para ser mutilados, esa población no ha aprendido de su historia y va derecha al degolladero". Ante estas palabras podemos recordar otras de un sabio inglés: "quienes no miran al pasado de su país, a la fortaleza de sus gentes es imposible que piensen en el porvenir de sus hijos". La llamada derecha o centro derecha, acostumbrada de por sí a los medio fracasos y, a no mojarse en los temas triviales de sus gentes, a jugar al ratón y al gato, a no ser coherentes, lleva años sin tirarse al ruedo y se coge de la mano de los pensamientos a los que someten día a día al pueblo español y así, no solo renuncia como esos pesimistas que desean les dejen morir, sino también deja de ser de lo que presumía hace años, la que daba luz y colorido a la España que vibraba.
Muchos sabios y doctos personajes han estudiado y pensado en los grandes esfuerzos que se han realizado en nuestro continente tiempos atrás. Estos y otros recalcaron pensamientos e ideas políticas bastante lúcidas tras la Segunda Guerra Mundial. Se habían vivido momentos de alta tensión y desearon reiniciar los momentos históricos en vistas de grandes innovaciones respetando lo que acababa de acaecer. Pararon, reflexionaron los que les venía y estaba por venir. Ahora mismo son muchos, llevan años que procuran sembrar la ciencia del caos en cada esquina de España: unos por hacer y los otros por vivir en los laureles. Grandes teorías surgieron de aquellos tiempos a nuestros días y brotaron como respuestas a crisis mundiales. El mundo luterano, el del francés Maquiavelo, la fractura jurídica de Hobbes y muchos amigos de esta hermandad demoníaca desearon quebrar por encima de todo lo que tanto y bueno habían traído aquellos humanismos cristianos que andaban entre ellos. Así, lo que surge con fortaleza en ese momento es el mismísimo poder como sujeto de derecho central de la civilización moderna. Deseaban y anhelan reordenar un mundo en crisis desde sus postulados ideológicos. Lo consiguieron y lo siguen abanderando.
Cuando hoy día volvemos de nuevo a vitorear las viejas teorías modernas de la Ilustración ya estamos acostumbrados a observar que los denominados "nuevos centros derechas" están colaborando con la misma decadencia a la que al mismo tiempo proclaman combatir y no se renuncia para nada al caos que nos viene por los raíles de los pasados Gobiernos de Rajoy, Casado y ahora, mucho más, Feijóo. Ante tal movida que estamos viendo en España, en Europa, en la misma Bruselas de Úrsula von der Leyen, ya no palpamos los derechos de la libertad, la autonomía y estamos observando la desintegración total de Occidente ante un nuevo marco dominado por la bestia marina gigante narrada en la Biblia llamada Leviatán, concebida como puro poder ilimitado y emancipado de los fundamentos y fines que hemos vivido. Así, les guste o no, socialismo, liberalismo y conservadurismo viven en el mismo nido. Ahora, familia, gremios de toda índole, municipios, parroquias entran en nuevos espacios que los llevarán las diversas Agendas 2030 y las que vengan detrás.
A más de uno nos puede poner de los nervios cuando palpamos la amenaza que supone una nueva visión política engendrada en el pensamiento moderno del que hablábamos con anterioridad. Así, en estos demoníacos tiempos, según el pensamiento modernista de Hobbes, donde están ambos bandos de la mano: rojo y azul , en el nuevo edificio social observamos dos cuestiones: a) el individuo que busca el placer en todo momento y el gobernante, el cual desea disponer de la fuerza del poder a toda costa. A partir de ahora tendremos un solo dueño que regula las conductas y, hace y deshace a su libre albedrío. A partir de ahora, la Moncloa y el Arco Parlamentario serán los dioses que nos guíen y encaminen hacia lo que ellos opinen sea justo. Volvemos a la época de los dioses griegos y romanos. Adiós libertad individual y lo que conlleva.
VALORES, desde sus inicios, ha entrado de lleno para frenar tal amalgama de insensateces y de posturas ideologizadas que lo único que persiguen es la ruptura descomunal ante algo que Murcia venera: la familia, la justicia social, la libertad de sus gentes y la vida. Este es el hambre de cambio que oímos en cada cruce de caminos.