El Movimiento Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena realiza el primer cursillo en una cárcel española.
El Centro Penitenciario Murcia II de Campos del Río ha sido el lugar donde por primera vez en España se ha realizado un cursillo de cristiandad para personas privadas de libertad. Un total de 21 hombres internos han participado en el cursillo número 1 en centros penitenciarios durante los días 6, 8, 10 y 11 de diciembre, celebrado de manera alterna coincidiendo con los festivos «para no interrumpir las actividades normales de la prisión», explica Pedro Herrero, coordinador y director de este cursillo: «Ha sido el primero que se celebra en España y la verdad es que ha resultado una experiencia maravillosa». De esta forma, destaca el coordinador de esta nueva modalidad de cursillos, han podido acercar el amor de Dios a aquellos que «están sometidos a unas circunstancias extremas de soledad». Así mismo, cuenta que para los participantes «ha sido un peregrinar en el que se han llenado de gozo y se han quedado en la paz del Señor».
Un primer anuncio que ha tocado el corazón de los presos
Para este cursillo número 1 de cristiandad en centros penitenciarios el lema escogido ha sido De colores. Durante estos cuatro días, los reclusos que han participado, han estado acompañados por sacerdotes y voluntarios con quienes han compartido reflexiones y vivencias. Algunos de ellos han querido compartir sus experiencias tras realizar el cursillo.
Cuenta Antonio, interno en el Centro Penitenciario Murcia II de Campos del Río, que, gracias al capellán de esta prisión, Antonio Sánchez, tuvo conocimiento de la organización de este cursillo y decidió participar, ya que sentía que algo faltaba en su vida «pero aún no sabía lo que era». En su juventud ya había realizado un cursillo y colaborado en la Iglesia, alejándose más tarde, «pasando a llevar una vida basada en los egoísmos mundanos». Ahora, 25 años después, Jesús volvía a llamar a su puerta «como un amigo que cuando lo necesitas aparece sin necesidad de llamarlo, en este caso el mejor de ellos, y no podía ser casualidad».
Otro de los reclusos de este centro que ha participado es Wilmer, quien se emocionó mucho al saber que se celebraría un cursillo de cristiandad dentro de la prisión. Para él esta ha sido «una experiencia maravillosa», cuatro días en los que ha podido reencontrarse con el Señor «en cada oración, con el calor humano de todo el grupo, a pesar de los errores cometidos», y a través de su amor y perdón. Después de esta experiencia asegura haberse quedado «con mucha alegría en el corazón» y lleno de gozo por esta vivencia: «Estoy agradecido con Dios por brindarme la oportunidad de seguirle, descubriendo que no estoy solo, que él siempre está ahí».
Tras haber cumplido ya 25 meses de los 108 de condena, José considera que, a lo largo de su vida, ha tenido «una relación egoísta con Dios», acercándose a él cuando surgían los problemas y alejándose cuando todo se solucionaba. A través de este primer cursillo de cristiandad en centros penitenciarios ha decidido volver a llevar una vida cristiana, donde prime el amor a los demás, la austeridad y el servicio. De estos días vividos en la prisión junto al equipo del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, destaca lo aprendido a través de las vivencias personales de los voluntarios que les han acompañado. Se queda con un mensaje claro: con la ayuda de Dios todo se puede superar siempre. Con esta experiencia ha podido ahondar en su conciencia y revisar su actitud ante la vida: «Nos han enseñado que es más importante ser que tener y que debemos ayudar y dar sin esperar nada a cambio». Después de este cursillo tiene claro que su misión ahora será «extender la palabra de Dios» enfocando su vida en la ayuda al prójimo, mostrándose agradecido por haber recibido los instrumentos necesarios «para poner en práctica una vida cristiana, incluso aquí, en la cárcel».
En la página web del Movimiento Cursillos de Cristiandad de la Diócesis de Cartagena ya está publicado el calendario con los cursillos programados en 2023 para hombres, mujeres y mixtos.