Este domingo celebramos la Jornada Mundial de los Pobres, un día para tomar conciencia de la labor que realiza la Iglesia para mitigar la pobreza y para concienciar sobre la importancia de promover realidades que ayuden a que la brecha entre ricos y pobres desaparezca.
Jesucristo se hizo pobre por vosotros es el lema de la VI Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra este domingo, 13 de noviembre. En su mensaje para este año, el Papa Francisco nos invita a «compartir lo poco que tenemos con quienes no tienen nada, para que ninguno sufra». Un llamamiento a la solidaridad en medio de un mundo herido por tanta guerra. El Santo Padre nos recuerda que la caridad «no es una obligación sino un signo de amor, tal como lo ha testimoniado el mismo Jesús». También nos alerta de que nuestro estilo de vida, el consumismo, puede abrir más la brecha de la pobreza.
La Iglesia, a través de diferentes escenarios, trabaja cercana a la pobreza, una realidad que viven millones de personas. Con motivo de esta jornada queremos detenernos en la labor de caridad que realiza la Iglesia en la ciudad de Murcia (con Jesús Abandonado), en la Región de Murcia (a través de Cáritas) y en los países más desfavorecidos (junto a Manos Unidas).
La labor de Jesús Abandonado por las personas sin hogar
Una fundación que ve a Cristo en la pobreza, en especial en las personas sin hogar, es Jesús Abandonado. En ella se trabaja para sensibilizar a la población sobre esta situación y, ante todo, acoger a quienes la sufren en la ciudad de Murcia, con una atención que va más allá de ofrecer una comida y un techo. El objetivo es responder a las necesidades urgentes de estas personas, crear un vínculo con cada una de ellas y lograr que alcancen una vida normalizada y autónoma.
Esta labor se lleva a cabo a través de distintos programas y centros, entre ellos su Comedor Social, situado en el centro de Murcia, donde solo el mes pasado se atendió a 300 usuarios de forma diaria. También cuentan con un Centro de Acogida, donde las personas, adaptándose a unos horarios y forma de vida, pueden alojarse y descubrir que no están solas; un Centro de Día, donde pueden tener un techo durante la jornada y realizar actividades; y un Centro de Empleo y Formación, orientado a que se capaciten. Todo para mitigar la pobreza de quienes no tienen un hogar y que puedan recuperar su vida.
Cáritas, la caridad organizada de la Iglesia
Dar comida, pagar una factura a la que no se puede hacer frente, ayudar a preparar un currículum o dar clases de español para que puedan optar a un trabajo si son inmigrantes, son algunas de las acciones que se realizan a diario, durante todo el año, en las diferentes Cáritas parroquiales para ayudar a los más desfavorecidos. «Lo hacemos como diaconía de la Iglesia, es a lo que estamos llamados, en ese servicio a los pobres, tal y como hizo Jesús», explica Paco García, de la Cáritas Diocesana.
Una realidad, la de la pobreza, a la que el Papa Francisco nos recuerda que tenemos que hacer frente como Cristo, no apartando la vista del pobre, sino mirándolo a los ojos, estableciendo un diálogo, una relación con él. Por eso es tan importante trabajar para ayudar a devolver la dignidad de quien lo ha perdido todo. «Tenemos que mirar a los pobres de frente, desde la horizontalidad. Solo hay una vez en la que al pobre lo vamos a mirar desde arriba, que es cuando nos agachamos y le ayudamos a levantarse, y desde entonces y para siempre, lo vamos a mirar en esa horizontalidad».
Manos Unidas para construir un mundo mejor
Según los últimos datos oficiales, 1.300 millones de personas viven afectadas por la pobreza multidimensional. Adultos y niños de cualquier parte del mundo que merecen una vida digna. Y para cuidar de ellos está Manos Unidas. En la actualidad, enumera Teresa Romero, delegada de Manos Unidas en Murcia, ayudan a «un total de 51 países del sur en vías de desarrollo».
Tras 63 años de trabajo, Manos Unidas sigue doblando su esfuerzo y compromiso por defender el bien común y los derechos fundamentales de todos los seres humanos. «El hambre sigue existiendo», por eso esta ONGD desarrolla proyectos con los que incentivar la construcción de un mundo nuevo y mejor, con la creación de escuelas y la promoción del cuidado personal desde la salud. «Hay que ayudarles, ya que tienen los mismos derechos que cualquier otra persona de cualquier parte del mundo. Y, cuando les llega la ayuda, les cambia la vida».
La Iglesia necesita ayuda para ayudar
Las diversas situaciones políticas, sociales y económicas están propiciando que la pobreza aumente en todos los ámbitos. Por ese motivo es tan importante colaborar por medio de la ayuda económica, de la oración y del voluntariado, a través de cualquiera de las realidades donde la Iglesia se hace presente en este mundo de dolor e incertidumbre, sembrado fe, esperanza y caridad.