“No era grande mi mundo, pero era el que tenía y a mí me parecía el mejor de todos.
Sólo había que abrir los ojos para ver que se valoraban muchas cosas importantes, entre ellas, lo auténtico y lo sencillo”.
Señoras y Señores; Hablar de la Región de Murcia ha de ser siempre un testimonio de amor por la tierra que nos vio nacer.
Por sus gentes.
Y nada mejor para expresarlo que estas palabras con las que he comenzado mi intervención, que no son mías, sino de quien es desde hoy Hijo Predilecto de la Región de Murcia, nuestro Obispo, Monseñor Lorca Planes.
Felicidades por la expresión de tan bello sentimiento.
Hoy, 9 de junio, se cumplen cuatro décadas desde que los ciudadanos de esta Región decidimos mirar al futuro, avanzar en el progreso, impulsar el bienestar y la calidad de vida, dotarnos de un marco de obligaciones y derechos bajo el amparo de la entonces incipiente Democracia.
Todo ese empeño se tradujo en un Estatuto, del que nacería nuestra Comunidad Autónoma y de sus instituciones que han propiciado el mayor periodo de paz y desarrollo de los últimos siglos.
Un texto que nos ha facilitado la oportunidad de amar nuestra tierra, participando, hablando, expresándonos en Democracia.
El Estatuto es un texto de consenso.
Hace 40 años, los padres fundadores de nuestra autonomía decidieron hacer realidad este gran proyecto colectivo que es la Región de Murcia, un espacio abierto y solidario donde cabemos todos, pensemos lo que pensemos, y vengamos de donde vengamos.
Por ello, mis primeras palabras en este 40 aniversario del Estatuto van dirigidas con especial cariño y con una inmensa gratitud a cuantos hicieron posible el consenso para redactar primero y aprobar más tarde un Estatuto que se convirtió en el alma democrática de todos.
Fueron quienes construyeron, a base de diálogo y moderación, la libertad de la que hoy disfrutamos.
2 Hoy, como es de justicia, recordamos a Carlos Collado Mena, Santiago Vidal García, Antonio Martínez Ovejero, Ciriaco de Vicente Martín, José Plana, José María Llamas, Ángel Morenilla, Andrés Santiago Arnaldos, Mariano Yúfera, Juan Ramón Calero, Antonio Pérez Crespo, José Pascual Ortuño, José Bonnet Casciaro y, por supuesto, a Andrés Hernández Ros, porque gracias a su decisiva aportación, la Región de Murcia es hoy una realidad de éxito.
Y no debemos olvidarlo nunca. Todos ellos hicieron política útil, anteponiendo siempre el diálogo y el acuerdo a cualquier disputa ideológica, algo que suena raro en estos tiempos de frentismo y trincheras en los que unos pocos quieren imponernos a la mayoría una triste y desfasada concepción de España.
Cuatro décadas más tarde, el nacimiento del Estatuto que ahora celebramos, ha permitido no pocos logros, como los avances en igualdad, en la lucha contra el desempleo, en el incremento en el número de servicios públicos y de su calidad, en una mayor eficacia y cercanía administrativa, en una mejor calidad de vida para quienes habitamos esta región. Nuestros padres y abuelos soñaron con una tierra mejor para sus hijos y lo han logrado.
La Región de Murcia es hoy una tierra de la que todos podemos sentirnos orgullosos.
Nuestros padres nos legaron la Democracia, el autogobierno y unas raíces sólidas a las que nos sentimos profundamente vinculados.
Lucharon por el entendimiento entre diferentes y por la convivencia, desde la generosidad siempre y desde la empatía.
Y en honor a ellos tenemos que ser capaces de reencontrarnos para trabajar juntos por lo que de verdad importa.
Ellos también nos enseñaron a amar a esta tierra, a vivir la vida como sólo aquí sabemos y a defender sin complejos lo que nos hace únicos.
Nos transmitieron la dignidad y la honradez del esfuerzo, del trabajo sin descanso y el valor de nuestro sector agrícola y ganadero, al que tanto tenemos que reconocer y que agradecer.
El Estatuto no sólo representa los valores que nos unen, también representa la identidad de quienes somos, el orgullo de nuestras raíces.
A nadie que viva en esta tierra le debe sorprender si decimos en voz alta que somos la tierra de la eterna primavera, del susurro de las acequias, del jazmín en las noches de verano, del esparto y de los dos mares.
Somos intensidad frutal, bordados pasionales de oro y seda, brisa marina al atardecer y puchero a fuego lento.
Somos una explosión de sabores y naturaleza de belleza desbordante que nos regala su esencia en el Salto del Usero, Calblanque, el Monte Arabí o los Barrancos de Gebas.
Somos una tierra diversa e integradora, que protege y admira la peculiaridad de todas sus comarcas y sus municipios, desde la trimilenaria Cartagena hasta la ciudad santa de Caravaca de la Cruz, que hoy nos acoge.
Desde el morisco Valle de Ricote hasta la exaltación blanca y azul lorquina.
Da igual si nuestra infancia nos lleva a un almendro en flor, al final feliz de la vendimia o a tejer una red de pesca.
Lo que nos une, de Yecla a Águilas, de Beniel a Moratalla, es 3 saber que somos ciudadanos de la Región de Murcia.
Y eso significa tanto que no puede explicarse, sólo puede sentirse.
Debemos sentirnos profundamente orgullosos de vivir en la Región que vio nacer a Saavedra Fajardo, Isaac Peral, María Cegarra o Piedad de la Cierva.
Una tierra de pioneros, hombres y mujeres que dejaron huella.
Da igual el periodo histórico en el que busquemos, siempre encontraremos a gente de nuestra tierra haciendo historia, diferentes generaciones unidas por un vínculo indestructible: la Región de Murcia.
Pero nos equivocaríamos si sólo miramos atrás cuando hablamos de la historia de la Región de Murcia, de sus protagonistas.
Hoy contamos con murcianos excelentes que cada día son ejemplo de profesionalidad y buen hacer.
Como el oncólogo Cristóbal Belda en el ámbito de la Ciencia, que ha liderado la investigación médica durante la pandemia de COVID-19.
Y que ha atraído la atención de una sociedad que tantas esperanzas ha puesto en ella.
El doctor Belda es un ejemplo de aquello que define por encima de cualquier otra consideración a los murcianos: la superación constante, la curiosidad por encontrar nuevos caminos que resuelvan las incógnitas y los retos que se nos planteen.
Su responsabilidad es tan enorme que hoy no ha podido acudir a esta Gala por encontrarse al frente de nuevos desafíos médicos en el estudio de la Viruela del Mono.
Al frente del Instituto de Salud Carlos III es ya un murciano ilustre que escribe las páginas de nuestro presente y nuestro futuro.
Como lo hace también el caravaqueño José Moreno Espinosa, cuya labor durante once años al frente de la Fundación Jesús Abandonado escenifica otro valor fundamental de los hombres y mujeres de la Región de Murcia: la solidaridad.
La suya es una amplia trayectoria vinculada siempre a lo social, a la atención de los más necesitados.
Contar esa realidad ha de tener múltiples perspectivas, aunando narración y reflexión, sin que ello nos haga perder muchas veces la sonrisa.
Afrontar el presente con la mirada certera de José Manuel Puebla nos invita cada día a ello.
Desde las páginas de ABC o de La Verdad su ‘columna gráfica’ es una de esas reflexiones que deja un poso.
En la crítica o el elogio, en la narración de la noticia, en el diferente enfoque con que aborda la actualidad, es algo que no deja indiferente a nadie.
Encuentra siempre un hueco para las demandas de la Región y de su Cartagena querida.
Puebla mantiene viva una larga tradición de magníficos comunicadores gráficos que son parte indispensable de una prensa que hoy es más necesaria que nunca.
Que aporta fiabilidad y confianza en tiempos de abundante información.
Demandamos inmediatez y a veces olvidamos que hay sueños que no pueden esperar, que necesitan cumplirse y que sólo lo harán desde la colaboración e implicación de todos.
Así lo entendieron quienes comenzaron a llevar adelante el maravilloso proyecto de la Ambulancia del Deseo.
Humanizar la vida y también la muerte eleva el concepto de solidaridad, al sumar entrega y profesionalidad en cada uno de sus actos.
No es sencillo, pero es absolutamente necesario pensar que hay 4 retos que parecen imposibles hasta que nos unimos para cumplirlos.
Gracias a ellos también somos mejores.
Por eso hoy, Cristóbal Belda, José Moreno, José Manuel Puebla y la Fundación Ambulancia del Deseo habéis recibido el Diploma de Servicios Distinguidos a la Región de Murcia, con nuestro cariño, nuestro reconocimiento y nuestro aplauso. Enhorabuena.
Nuestra historia está ligada a personas y a colectivos que, con su entrega, han ayudado a nuestro progreso.
Las Fuerzas Armadas han contribuido durante siglos a la estabilidad, la paz y la seguridad en nuestra nación.
Han encontrado en la Región de Murcia un lugar donde desarrollar su formación y preparación.
Han encontrado el afecto de todos los ciudadanos y han hecho de nuestra Región su casa.
No se puede entender la Armada Española sin Cartagena, ni Cartagena sin su Armada.
Y por eso es un orgullo para nosotros reconocer hoy a la Fuerza de Guerra Naval Especial de Infantería de Marina con la entrega de la Corbata de Honor de la Región de Murcia.
Los primeros siempre en las operaciones más arriesgadas, que exigen siempre de la participación de los mejores.
La unidad de élite por excelencia de nuestras Fuerzas Armadas; aquellos a los que liberaron de su secuestro por los piratas o a los que salvaron la vida en misiones de paz por el mundo, pueden dar testimonio de ello; nuestros boinas verdes del mar que, con cada uno de sus despliegues, nos hacen recordar con orgullo a todos los caídos que dieron su vida por España en acto de servicio.
Gracias por tanto y muchas felicidades.
Una enhorabuena que hago extensiva a quienes este año hemos reconocido con la Medalla de Oro de la Región de Murcia.
Entre ellos, un murciano de excepción. Carlos Alcaraz Garfia.
De excepción porque representa a la perfección a tantos jóvenes que saben que, con esfuerzo y con una buena preparación, son capaces de alcanzar sus objetivos.
De excepción, porque nos hace sentirnos orgullosos al escuchar cómo presume de sus orígenes, cómo se ha convertido en nuestro mejor embajador llevando el nombre de la Región por todo el mundo; a un mundo que ha sido capaz de sorprender e ilusionar con la excelencia de un tenista que está llamado a darnos muchas alegrías.
Un deportista excepcional que, como ya le he dicho en alguna ocasión, tiene una enorme responsabilidad.
Pero bonita.
Los ojos de miles de niños, de jóvenes y también de mayores de la Región de Murcia están posados en él, y él encarna sus esperanzas, sus anhelos y sus sueños. Carlos tendrá, a buen seguro, una magnífica carrera, como lo es la de Encarna Fernández de Simón, verdadero garante del correcto funcionamiento de nuestra Asamblea Regional, en la que ejerce con una extraordinaria profesionalidad su condición de Letrada-Secretaria General.
Presidenta de la Asociación de los Letrados de los Parlamentos Autonómicos de toda España, su encomiable trayectoria es un ejemplo de rigor y buen hacer, contribuyendo, desde la absoluta fiabilidad que aporta a cada una de sus resoluciones.
Contribuye así al buen 5 funcionamiento de una institución esencial, imprescindible para la Región de Murcia, por la que ha demostrado una lealtad incondicional.
Con un notable currículo internacional cuenta también el hematólogo y oncólogo Vicente Vicente.
Ha sabido dirigir con notable acierto no sólo servicios de los hospitales de la Región de Murcia en que ha desempeñado, y lo sigue haciendo, su labor médica, sino que ha unido a ésta una extraordinaria capacidad docente e investigadora.
Son miles los murcianos que le deben gratitud al Doctor Vicente no sólo en este aspecto, sino en el de la creación, impulso y dirección de un centro que ha salvado miles de vidas y es muestra de la enorme capacidad solidaria de los murcianos: el Centro Regional de Hemodonación.
La relevancia internacional es un denominador común en nuestros premiados de hoy.
Y ésta es también una característica esencial en la obra del artista muleño Cristóbal Gabarrón.
Sería interminable la relación de obras destacadas realizadas por un artista universal que ha colaborado, y lo sigue haciendo, con organismos de la relevancia de la ONU o del Comité Olímpico Internacional.
Baste decir que no hay continente en la Tierra que no cuente con obras creadas de su mano.
Y esta continua presencia internacional de la Región de Murcia lo es también de nuestras empresas, como lo son las que componen el Grupo Reina.
El crecimiento de las empresas es siempre el fruto de un esfuerzo colectivo y de un liderazgo de empresarios como Alfonso López Rueda, cuya dilatada carrera al frente de este grupo empresarial ha obtenido diversas, numerosas y merecidas distinciones que hoy culminan con el máximo reconocimiento de una Región orgullosa de su extraordinario trabajo.
A veces la alegría viene unida a la tristeza.
Es el sabor agridulce que nos deja el fallecimiento de una enorme actriz que se sentía murciana y con la que nos sentíamos plenamente identificados.
Reconocer la trayectoria de Margarita Lozano es hablar de calidad humana e interpretativa, es hacerlo de cómo el vínculo y el amor por una Región se mantiene cuando la conoces y la vives y siempre vuelves a ella.
Junto a estos seis hombres y mujeres excepcionales, también hemos entregado hoy nuestro máximo galardón a cinco entidades señeras, verdadero ejemplo de trabajo sin descanso para, cada una en su ámbito, aportar tanto al desarrollo de la Región de Murcia, a su crecimiento, a su profesionalidad, a la defensa de su patrimonio y sus tradiciones.
Lo han hecho durante muchos años los economistas.
Conmemoramos un siglo desde que se iniciasen en la Región los primeros estudios de comercio y economía cuyos profesionales aglutina hoy el Colegio Oficial de Economistas de la Región de Murcia.
Con su experiencia y leal colaboración, hacen que podamos avanzar en la dirección adecuada para hacer mejor la vida del millón y medio de personas a las 6 que nos debemos.
En su nombre, te pido, querido Ramón, que como Decano traslades nuestra felicitación a todos los economistas en este centenario.
Y es que la formación de las nuevas generaciones de ciudadanos en esta Región es una tarea fundamental.
La Facultad de Ciencias del Trabajo de la Universidad de Murcia cumple cincuenta años haciéndolo posible, creciendo con la Región cuya autonomía precedió en una década, pero que ha contribuido a desarrollar de forma más que notable con la gran calidad de sus egresados.
Muchos descubrieron en los primeros meses de la pandemia el enorme papel que desempeñan los transportistas, vitales para que podamos subsistir como sociedad y para que el desarrollo no sea sólo cosa de unos pocos privilegiados, sino de todos, vivan donde vivan.
No los olvidemos nunca.
Apoyémosles en los difíciles momentos por los que pasan. La Federación Regional de Organizaciones y Empresas de Transporte nació en 1982, con la autonomía, y como ella partió del consenso, de la unión de colectivos que decidieron marchar juntos para alcanzar retos mayores.
En la actualidad son la federación del transporte más importante y numerosa de toda España.
Hoy es justo felicitar por ello a su presidente, Pedro Díaz.
FROET es garantía y seguridad de estabilidad y progreso.
Estoy seguro de que lo seguirá siendo, sin duda alguna, en los próximos años.
Quienes nos precedieron nos dejaron un importante legado, un patrimonio tangible, pero también uno inmaterial: el compromiso de mantener la esencia de nuestra sociedad a través de iniciativas culturales, de una conciencia crítica, formada y preparada para seguir contribuyendo al avance de la Región de Murcia.
Todo esto lo encarna perfectamente el Real Casino de Murcia, que cumple 175 años y lo hace siendo un ejemplo de conservación de un edificio emblemático y de una imponente colección artística, convertido hoy, sin duda, en uno de los mejores símbolos culturales de la ciudad de Murcia.
No ha sido un trabajo fácil.
Bien lo sabe su Presidente, Juan Antonio Megías, que logró revertir la difícil situación del inmueble e impulsar a la vez la actividad de una institución que hoy goza de una envidiable estabilidad.
No todas las tradiciones se encierran en un monumento, en un edificio, ni siquiera en un libro.
Muchas son transmitidas de padres a hijos, de generación en generación.
Mantienen viva así una llama que nos recuerda quiénes somos, que nos devuelve la importancia de la cultura popular, de la que nació del sentir y la pasión de la gente.
Y así lo lleva haciendo desde hace más de 75 años el grupo de Coros y Danzas de Lorca, cuyo ejemplo en la conservación y difusión del folklore le ha hecho merecedor de los más destacados reconocimientos, pero que al mismo tiempo ha dedicado todo su esfuerzo, toda su disposición, a colaborar en cuanto la ciudad de Lorca ha necesitado de los suyos.
7 Las once Medallas de Oro que hemos entregado son una excelente muestra de lo que es hoy la Región de Murcia: variada, diversa, orgullosa de lo que ha hecho y conocedora de que no tiene límites para seguir creciendo.
Y a la par es, como indicaba al comienzo de mi intervención, auténtica y sencilla. Sólo estas palabras bastarían para indicar el enorme amor por su tierra de nuestro Obispo, Don José Manuel Lorca Planes.
Pero amar es un verbo que se conjuga mejor cuando se convierte en acción; cuando impregna cada uno de tus movimientos; cuando se alimenta a tanta gente como lo hace la Iglesia; cuando se da cobijo a quien lo necesita; cuando se realiza una labor social impecable y necesaria.
Desde su sencillez y humildad, dirige la que es, sin duda alguna, la institución que más arraigo y antigüedad tiene en nuestra Región: su Diócesis.
Monseñor Lorca es el primer obispo de Cartagena nacido en la misma Diócesis de la que es pastor.
Nos conoce muy bien.
Y es todo un orgullo reconocerle, merecidísimamente, como Hijo Predilecto de la Región de Murcia.
En 1982 comenzábamos a recorrer un camino nuevo.
Plagado de incógnitas.
El guion era nuevo, como lo eran también las normas por las que habíamos de regirnos en adelante.
El Estatuto, la Constitución, la misma Democracia.
En estos 40 años el mundo ha cambiado tanto y tan rápido que nos cuesta poder hacer un análisis pausado de los acontecimientos.
La globalización de la sociedad, la digitalización de los servicios, las amenazas a la salud de los ciudadanos o el profundo cambio en los paradigmas de la seguridad internacional que supone la invasión de Ucrania, son sólo algunas de las transformaciones más importantes a las que hemos asistido y estamos asistiendo.
Estos últimos años no han sido fáciles para nadie, pero para hacer frente a estas situaciones y para superarlas en nuestro marco de convivencia, el Estatuto se nos muestra como una pieza fundamental.
Un Estatuto que nació del consenso, y que sólo debe ser modificado si existe consenso y, desde luego, nunca con criterios interesados y lejos de nuestra región.
Ese esfuerzo colectivo también ha sido ejemplar en el transcurso de la mayor crisis sanitaria que nos ha tocado vivir.
Quizá por ello seamos la Comunidad con menor tasa de letalidad de toda la península.
Una implicación de todos que reconocimos en el acto institucional del Día de la Región en el año 2020.
La pandemia ha provocado ausencias irreparables y ha generado un impacto notable sobre la salud mental de los ciudadanos.
Quiero trasladar todo mi cariño y el de toda nuestra tierra a aquellos que han perdido a un ser querido durante estos años y mi apoyo para los que todavía hoy sufren las consecuencias de la COVID-19 en su día a día.
Nunca podremos llenar el vacío que esta cruel pandemia ha dejado en nuestros corazones, pero debe ser un recuerdo activo y cargado de enseñanzas. Hemos cambiado como sociedad y cualquier nuevo camino que emprendamos debe tener siempre presente aquello que aprendimos en la lucha contra la pandemia.
Y 8 así hemos visto que todos debemos implicarnos en otro gran desafío que amenaza la salud de nuestros conciudadanos.
Todas las administraciones debemos aportar más recursos para la correcta prevención, evaluación y tratamiento de los problemas de salud mental.
Nadie puede sentirse desamparado.
No vamos a darle la espalda a nadie, porque esta lucha es un desafío colectivo, en el que no caben separaciones por colores ni banderas.
Además, junto al golpe que para todos ha supuesto la pandemia, la invasión de Ucrania ha llenado de desolación a Europa.
No somos ajenos a tanto dolor, por eso ahora más que nunca, necesitamos reforzar nuestros lazos afectivos, arroparnos y poner en valor aquello que nos une, lo que nos es común.
La unidad siempre es el mejor antídoto frente a cualquier amenaza y la Región de Murcia se ha volcado con los refugiados ucranianos.
Ante tanto dolor, ante tantos niños y mujeres desamparadas huyendo de la desolación y la muerte, ante tanta violencia, nuestros ciudadanos han puesto sus casas, sus recursos y, sobre todo, su amor, al servicio de los que sufren y se sienten perdidos.
Hoy deben saber, en este 9 de junio, que la Región de Murcia es tierra de acogida, porque como tierra de frontera a lo largo de su historia, sabe lo que es dar porque también conoce lo que es recibir. No somos tampoco ajenos a la pérdida de poder adquisitivo que sufren hoy nuestras familias a causa de la incontrolada inflación que sufre nuestro país.
Los gestores públicos estamos obligados a redoblar esfuerzos para asegurar la estabilidad económica, el empleo y el bienestar social.
Llegar a fin de mes es una necesidad ineludible para cualquier familia y tenemos que trabajar para hacerlo posible.
A pesar de las importantes dificultades que atravesamos, nuestro marco institucional nos permite elaborar las políticas necesarias para continuar el desarrollo político, económico y social.
En la Región de Murcia no aspiramos a ser más que nadie, pero que no se confundan, tenemos la moral alta y una decidida voluntad de afirmarnos como región histórica y con historia, una región con una identidad definida y un sentimiento de pertenencia arraigado, una región con una voz propia dispuesta a ser alzada siempre que alguien intente pasarnos por encima.
No aceptamos que se releguen nuestras reivindicaciones, nos rebelamos contra cualquier trato injusto.
No somos españoles de segunda.
Y, por tanto, no podemos seguir teniendo una financiación que no lo reconozca y que ponga en peligro los servicios públicos que mantenemos y defendemos, que mantendremos y defenderemos, sin dar un solo paso atrás.
Todos estamos llamados a construir la Región del futuro, la Región con la que todos soñamos.
Tenemos muchos retos pendientes que sólo podrán salir adelante si todos colaboramos y todos nos implicamos en este gran proyecto colectivo que es la Región de Murcia.
Un proyecto que pasa por mejorar nuestro sistema educativo, por ofrecer a niños y jóvenes una formación en calidad y de calidad, sin injerencias políticas ni adoctrinamientos.
Un sistema que debe primar el esfuerzo e incentivar la superación y la búsqueda de la excelencia. 9 Hemos de seguir perfeccionando nuestro sistema de salud, que tanto nos ha dado y al que tanto debemos.
Estamos igualmente obligados a contar con las mejores herramientas para que nuestra economía avance a la velocidad que nuestros emprendedores son capaces de alcanzar.
Y necesitan, sin más dilación, un avance en las comunicaciones.
Es inaplazable la llegada de la alta velocidad, como inaplazables son las mejoras de las infraestructuras que se nos han prometido y que, sin embargo, no llegan nunca. Tenemos muchos retos, pero en este 9 de junio quiero que reflexionemos juntos sobre tres que son prioritarios para construir una Región de progreso y libertad.
Son piedras angulares de nuestro futuro, un futuro que se inicia en el mismo día de hoy.
El primero es, como pueden imaginar, el agua.
El agua no puede seguir siendo el terreno de una batalla ideológica.
Nuestra tierra, nuestros hogares, nuestras familias, necesitan agua, como otras regiones del país necesitan de otros recursos de los que carecen.
No sólo es una cuestión de desarrollo económico, es una cuestión de supervivencia como pueblo.
Sin agua, la tierra muere; mueren las esperanzas y la creencia en que todos somos iguales; mueren también nuestras expectativas de bienestar económico y social.
El agua es una necesidad para nuestro pueblo y una obligación para el Gobierno de España la de asegurarnos el trasvase-Tajo Segura.
Invito desde aquí, una vez más, a todos a defender un gran pacto por el agua, un pacto por nuestro futuro.
Pero el agua no es la única prioridad para el futuro que se abre a partir de hoy.
Si algo debe preocuparnos por respeto a nuestros padres y abuelos es la lucha contra la precariedad y la inseguridad vital que sufren hoy nuestros jóvenes.
Una política centrada en los jóvenes debe convertirse en el gran reto de la Región desde hoy mismo.
Reconstruir el pacto entre generaciones es vital para la convivencia y para la estabilidad democrática.
Impulsar el emprendimiento juvenil, reducir la emancipación tardía y asegurar un empleo acorde con la cualificación obtenida son sólo algunos de los temas que nos interpelan de manera urgente.
Centrémonos pues en recuperar su confianza.
Invito desde aquí a poner en marcha un gran pacto por la juventud, un pacto por nuestro futuro.
Y si el gran reto de país lo representa en la actualidad la reconstrucción del pacto generacional, estarán de acuerdo conmigo si les digo que nuestro gran reto presente como región es la protección del Mar Menor.
El Mar Menor es un gran tesoro y una de nuestras señas de identidad más notables, una joya que ocupa un lugar central en nuestra memoria.
Hemos crecido bañándonos en él, haciendo castillos en la arena y buceando en busca de caballitos de mar; y queremos que nuestros hijos puedan seguir haciéndolo.
Ese Mar Menor nos pide hoy menos ruido político y más lealtad entre administraciones.
El Gobierno regional tiene el firme compromiso de actuar 10 siguiendo las recomendaciones técnicas y científicas, pero es urgente que todas las administraciones lo conviertan en una verdadera prioridad.
No hay bien que merezca mayor protección que nuestro patrimonio natural, que es también patrimonio cultural y emocional.
Es absolutamente imprescindible, y a todos les invito desde aquí a hacerlo, un gran pacto por el Mar Menor, por nuestro patrimonio, por nuestro futuro.
Señoras, señores; queridos amigos, Celebramos hoy 40 años de nuestro Estatuto y reivindicamos su vigor, su capacidad para afrontar un futuro mejor y en libertad.
El Estatuto debe ser el mecanismo para la defensa de los intereses de la Región de Murcia, pero para reformar la más preciada de nuestras herramientas institucionales, no sólo se necesita el consenso, como aquel al que un día se llegó en nuestra Asamblea, también se necesita la debida lealtad institucional.
No es posible avanzar si los grupos políticos pactan una cosa en Cartagena y en Madrid acuerdan otra bien distinta.
Hoy, los murcianos tenemos el reto de consolidar la autonomía bajo los valores de libertad, justicia e igualdad con los que nació nuestro Estatuto.
Un modelo que favorece la actividad económica y que permite desarrollar al máximo las capacidades de cada individuo.
En los próximos 40 años, la defensa de nuestro patrimonio material e inmaterial, natural y cultural, debe sobreponerse a cualquier visión cortoplacista, para ser capaces de preservar el preciado legado que hemos recibido.
En los próximos 40 años debemos, en definitiva, ser capaces de convertir todas las amenazas en oportunidades para seguir creciendo como Región.
Creo, sinceramente, que podemos llegar tan lejos como nos propongamos.
Somos la mejor tierra del mundo y estoy seguro de que todos vosotros pensáis lo mismo que yo.
Yo confío en esta Región y voy a continuar defendiéndola a tiempo y a destiempo; en ésta y desde cualquier tribuna donde deba hacerlo. Os invito a todos a que sigamos consolidando, unidos, este gran proyecto que convoca a un millón y medio de hombres y mujeres.
Este gran proyecto que nos representa a cada uno de nosotros y que, por encima de todo, es el legado más importante que podemos dejar a quienes nos sucedan. Feliz 9 de junio a todos.
Feliz Día de la Región de Murcia.
Muchas gracias