La romería ha retomado su itinerario tradicional, al que se suma un encuentro con la patrona de Algezares, la Virgen de Loreto.

Envuelta de vivas, gritos de «¡guapa!» y cantos de alabanza salía esta mañana la Virgen de la Fuensanta de la catedral de Murcia, de vuelta a su santuario tras dos años en el templo catedralicio, a causa de la pandemia. A las 7:00 horas comenzaba la Misa presidida por el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, acompañado del arzobispo emérito de Burgos y una decena de sacerdotes. En su homilía ha destacado la presencia de la Virgen en la vida de los murcianos, a quien ha mostrado su gratitud: «Gracias, porque a pesar de las dificultades que hemos vivido, de estos dos años intensos de preocupación, tenemos un motivo grande de acción de gracias, pues la Virgen María, rompiendo todas las tradiciones y costumbres, ha permanecido entre nosotros estos dos años».

El jueves 5 de marzo de 2020 bajaba la imagen de la Morenica a la ciudad, sin volver a su santuario hasta hoy. Un acontecimiento extraordinario, en una situación también extraordinaria. «Era necesaria su vuelta al santuario, pero también ha sido necesario todo este tiempo en el que cualquiera de nosotros podía acercarse hasta este templo, mirarla a la cara, estar cerca de ella y sentirla cercana», ha dicho el obispo.

De forma especial, Mons.. Lorca ha pedido a la Virgen por los enfermos y mayores que hoy no pueden acompañarla en su romería de vuelta al santuario. Un camino que este año retoma su itinerario tradicional, que fue modificado a causa de las obras de soterramiento de las vías del tren. «La gente de Algezares, la parroquia y la junta vecinal han organizado que la patrona del pueblo, la Virgen de Loreto, espere en el Reguerón a la Fuensanta y ahí se una al cortejo durante todo el recorrido por el pueblo, junto a una banda de música», ha explicado el deán de la catedral, Tomás Cascales, minutos antes de comenzar la romería.

Un año más, con la ilusión acumulada de dos años sin romería, miles de murcianos acompañan esta mañana a su Madre hasta su santuario, para allí poder rendirle culto, porque, como dice su himno: «Oración que sube al cielo pasa por tu camarín».