Las Comunidades Cristianas de Base de la Región de Murcia manifestamos nuestra repulsa a la guerra que se está viviendo actualmente tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Las guerras son un negocio de la industria armamentista. Es el gran motor de la economía de unos pocos privilegiados. Estos mercaderes de la muerte se enriquecen con el negocio de las armas a costa de sembrar dolor y muerte. La producción y venta de armamento necesita de las guerras. El sistema dominante destina más recursos económicos en armamentos que en el desarrollo de los pueblos: creación de puestos de trabajo, viviendas, escuelas, hospitales…
Constatamos que el mundo está manejado por los impulsores del capitalismo global que mata, con la única finalidad de mantener su poder. Lo cual lleva implícito la mentira, la corrupción y la manipulación a costa del sufrimiento y la muerte de muchos seres humanos, con tal de conseguir sus propósitos.
Muchos medios de comunicación, influenciados por estas mismas causas, optan por una información sesgada, dirigida tan solo a buscar el sensacionalismo, la anécdota morbosa. Con ello se oculta la realidad, se manipula, confunde y engaña a quien la recibe.
Las Comunidades Cristianas de Base de la Región de Murcia, denunciamos esta situación y manifestamos nuestro no rotundo a las guerras, a todas las guerras, y a todo tipo de violencia.
Denunciamos la carrera armamentista y optamos por un desarme total de las naciones. Lo cual requiere que todos los hombres y mujeres conscientes de esta realidad nos unamos en la causa de la paz que nace de la justicia. La unión hace la fuerza que puede cambiar los planes de muerte y los conflictos provocados por los poderosos que manejan el mundo.
Manifestamos nuestro apoyo a la acogida de refugiados ucranianos, promovida por la UE y todos los colectivos que están participando en esta acción humanitaria a la que nos unimos solidariamente, al mismo tiempo que hacemos frente contra todo lo que provoca injusticias y sufrimiento en cualquier lugar del mundo. La solidaridad no consiste en enviar armas sino ayuda humanitaria. Los ucranianos son hermanos nuestros con los que queremos compartir sus sufrimientos, esperanzas y bienes materiales.
Nos preguntamos, por qué no se actúa igual con el resto de los refugiados e inmigrantes, provenientes de otros países en conflicto, como, sirios, palestinos, saharauis, yemeníes o subsaharianos. ¿No tienen todos y todas la misma dignidad, independientemente de su nacionalidad, cultura o religión? A los ucranianos se les ayuda a desplazarse y se les procura lo necesario para vivir y realojarse. Nos sentimos solidarios y colaboramos con esta labor, sin embargo, al resto no se les trata igual. Son "sin papeles", no se les acoge en lugares dignos, se les recluye en guettos; no tienen ni siquiera la consideración de personas, son indocumentados, ilegales, e incluso se les devuelve a sus países.
Observamos, asimismo, que a los voluntarios que ayudan a los ucranianos en su éxodo hacia otros países se les agradece su ayuda; sin embargo, a los voluntarios que ayudan a los otros migrantes o refugiados se les persigue, detiene y se les acusa de tráfico de personas e, incluso, son detenidos y juzgados por ello.
Denunciamos el silencio político y de los medios de comunicación y el rechazo a estos hermanos migrantes y refugiados que están pasando por los mismos o peores sufrimientos, violaciones de derechos humanos y demás ignominias, a causa de la guerra y el hambre, sin ser acogidos como hijos de un mismo Padre que son.
El Papa Francisco ha dicho "NO" a las guerras. Como creyentes en Jesús de Nazaret nos unimos a ese "NO" rotundo. Optamos por el diálogo y la negociación como medio para la resolución de conflictos, siempre al lado de los más débiles, las víctimas, los oprimidos, los que no cuentan, los "nadies". Como seguidores de Jesús queremos comprometernos en la construcción de otro mundo posible que sea signo y anticipo del reino de Dios.
Comunidades Cristianas de Base de la Región de Murcia