Un vino intenso, profundo y sabroso, procedente de un único viñedo de montaña.
La bodega más antigua de Cataluña en la elaboración de vinos de crianza, lanza Castell del Remei Garnacha, su primer vino monovarietal. Un vino que se aleja de la línea de ensamblajes que tradicionalmente caracteriza los vinos del Castell del Remei y que busca profundizar en los matices de esta magnífica finca plantada de garnacha.
Castell del Remei Garnacha procede de la finca única Alts del Castell, una extensión de viñedo plantado en 1998 a 717 metros de altitud y con unos rendimientos muy bajos (entre 3 y 4.000 kg/Ha), situado en la D.O. Costers del Segre y frontera con la comarca del Priorat. La finca posee suelos arcillo calcáreos con cantos rodados y en la que se trabaja bajo los criterios de la agricultura ecológica.
El vino se somete a dos elaboraciones diferentes para la misma garnacha: una de ellas se lleva a cabo en tino de 4.500 litros, en el que se introduce la mitad de la uva con raspón y el resto despalillado. La otra se realiza de forma tradicional en depósito de acero inoxidable. Ambos mostos fermentan por separado con levaduras autóctonas seleccionadas.
Tras la maceración del mosto, que se alargó, para la cosecha de 2020 un total de siete semanas, un tercio del vino reposó en un tino de roble francés durante 50 días antes de ensamblarse con el resto.
El resultado es un tinto complejo, profundo y fresco, con mucho nervio, profundidad y muy intenso, un vino que se aleja de la línea de ensamblajes trabajada tradicionalmente por Castell del Remei, y que ha llevado a su propietario, Tomàs Cusiné, a ser conocido como uno de los mejores ensambladores del país.
La primera añada, la de 2020, se ha elaborado en una edición limitada a 6.000 botellas.
Castell del Remei
Castell del Remei inició su actividad vinícola el año 1780 en Penelles (Lleida) con el propósito de elaborar vinos de crianza de calidad. Las privilegiadas condiciones agroclimáticas de la propiedad y el diseño de las instalaciones -sin parangón en la Catalunya de finales del siglo XIX- lo distinguieron como la primera bodega catalana concebida según el modelo de los admirados châteaux bordeleses. Bajo la dirección de Tomàs Cusiné y amparada en la DO Costers del Segre, la bodega elaboraba hasta ahora solo tres vinos tintos -Gotim Bru, Oda y 1780- y dos blancos -Gotim Blanc y Oda Blanc-.
Aunque Castell del Remei centra su actividad en la elaboración del vino, es mucho más que una bodega. El complejo de edificios que envuelve la finca disfruta de un encanto que revela la larga historia de la propiedad, que se desarrolla y crece también como destinación ecoturística única en las tierras de Lleida.