El debate educativo no está centrado en los verdaderos problemas que afectan a las familias y los menores, se está desviando la atención a los aspectos que interesan a la extrema derecha y no a lo que verdaderamente importa como es la situación de desigualdad educativa y de oportunidades que la semipresencialidad ha generado, sumada a los problemas que ya venía arrastrando la educación en una región en la que la tasa de abandono escolar se acerca al 20% y esa cifra es motivo de celebración y anuncios por parte de la consejería.
Diecinueve adolescentes y medio de cada 100, abandonarán sin haber finalizado la educación obligatoria, hay alumnos de infantil y primaria que se quedan solos en casa o no tienen acceso a internet los días que no asisten a clase, los centros educativos están precarizados y sin recursos, el amianto continúa en los techados de 130 centros escolares, la semipresencilidad ha impuesto un co-pago para poder conciliar, tenemos locales de apuestas a 50 metros o menos de los institutos… Pero el foco está puesto en la mal llamada libertad de los padres a elegir qué contenidos y de qué forma se dan a los hijos, pasando por encima de las leyes y decretos educativos sin tener en cuenta el principio fundamental en la que se basa cualquier actuación de los poderes públicos que es "el bien superior del menor".
El veto parental afectará a todos los temas transversales que se trabajan en los centros y que además ESTÁN incluidos en el currículo, compañerismo, acoso, medio ambiente, promoción de la lectura, prevención de adicciones y ludopatía, ocio saludable, interculturalidad, prevención del racismo, educación sexual y afectiva, deporte, naturaleza, ciencia y tecnología, humor, cultura y tantas otras cosas que les preparan para afrontar la vida con espíritu crítico.
No se puede hacer una educación a la carta, con la educación no se negocia.