Los impagos de deuda por parte de las empresas europeas se han disparado durante el pasado 2020 hasta máximos históricos según S&P Global Raitings, registrando un total de "23 defaults" hasta mediados de agosto, cifra que supone un récord desde 2009. De hecho, el boletín de morosidad y de financiación empresarial situó el período de pago en tiempos similares a 2011, registrándose un incremento de los plazos de pago a proveedores hasta los 87 días, 27 más de los que establece la Ley 15/2010, de 5 de julio por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las operaciones comerciales.
Las entidades financieras son conscientes del impacto negativo que puede generar la morosidad, de ahí que los impagos y/o retrasos en la devolución de los préstamos o créditos se hayan convertido en uno de sus grandes desafíos. En ocasiones, las estrategias de gestión de recobros son complicadas e ineficaces debido a trámites inadecuados en los canales de contacto, poca optimización de procesos o falta de visión unificada de las interacciones, además de un coste añadido en las empresas dada su incapacidad a la hora de disminuir sus tasas de morosidad.
En el actual contexto, las entidades financieras no pueden permitirse la tardanza o la no recuperación de los impagos, han de incentivar esta importante tarea porque los impagos no se cobran por sí solos. La mora tiene unos costes, a la financiación a corto plazo y provisiones a generar para cubrir este activo (impago) ha de añadirse las gestiones de recobro. Estas gestiones se han modernizado gracias a la incorporación de nuevas tecnologías en el proceso de gestión; las nuevas herramientas de Análisis de Datos e Inteligencia Artificial han facilitado los recobros y mejorado su tasa de recuperación.
El impulso e incorporación de la Transformación Digital funciona como un verdadero catalizador de recobros al mejorar los resultados de recuperación. Las entidades prestatarias han incorporado herramientas de Automatización, Predicción, Analítica Avanzada e Inteligencia Artificial orientadas a la gestión positiva de recobros de deuda con el fin de predecir y reducir comportamientos arriesgados, además de fidelizar a los clientes. Así consiguen prevenir de forma eficaz y precisa la morosidad.
La automatización de los procesos y operaciones de créditos es primordial, ya que admite la posibilidad de establecer escenarios potenciales con información actualizada en tiempo real, analizar y evaluar el riesgo crediticio antes de conceder el préstamo. Las nuevas gestiones de recobros son óptimas ágiles, rápidas, personalizadas y se posee el control integral del proceso. El establecimiento de estrategias de gestión integral adecuadas por parte de las empresas prestatarias son la mejor inversión para reducir la tasa de morosidad, aumentar la recuperación de impagos y, en definitiva, ahorrar en costes.
Los análisis avanzados y la aplicación de algoritmos de aprendizaje automático facilitan a los bancos la tarea de conocer a sus clientes e identificarlos según su riesgo. Esta tecnología pone al alcance de las compañías el enorme poder del análisis de datos para crear estrategias adecuadas que personalizan los procesos de recuperación, ganando en eficiencia y conservando las relaciones a largo plazo con los buenos clientes, además de manejar de una manera inteligente la gestión de los clientes que podrían tener problemas en un futuro próximo. Una radiografía completa y precisa que posibilita clasificarlos en microsegmentos y, así, ofrecer y diseñar intervenciones específicas en función de sus necesidades.
Una cuestión fundamental, a la hora de realizar las estrategias analíticas predictivas, es que las entidades financieras dispongan de información personalizada y actualizada para conceder créditos a las empresas y a clientes, en función de los análisis avanzados, sin comprometer su viabilidad y manteniendo el riesgo. Siempre dentro de unos parámetros controlados que permitan anticiparse, establecer alertas tempranas y detectar posibles situaciones de impagos antes de que se produzcan.
La irrupción de la Inteligencia Artificial, la humanización de las interfaces y la comunicación bidireccional se han convertido en herramientas digitales imprescindibles en la recuperación de recobros. Permite, además, así pues, la experiencia cotidiana de contacto con el cliente sea más inteligente al integrar analítica predictiva avanzada y otras técnicas en aplicaciones utilizadas a diario junto con otras tecnologías como los chatbots y los asistentes virtuales inteligentes. Las nuevas tecnologías, en definitiva, favorecen automatizar, y dinamizar la gestión de los procesos de recobro con alternativas adaptadas a cada situación de manera específica a la par que se incrementa la probabilidad de que el deudor liquide su deuda.