"Caravaca está muy ligada a mi vocación, porque me unió a san Juan de la Cruz"

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El murciano Sebastián García Marín, ocd, es el vicario provincial de los carmelitas descalzos de la Provincia Ibérica de Santa Teresa de Jesús y prior en el Desierto de las Palmas

El pasado mes de julio se celebró el capítulo de los carmelitas descalzos de la Provincia Ibérica de Santa Teresa de Jesús. El capítulo eligió como nuevo provincial al padre Antonio Ángel Sánchez y a sus cuatro consejeros, dos de ellos murcianos: el padre Pascual Gil, natural de Alcantarilla y prior en Caravaca de la Cruz; y el padre Sebastián García, nacido en Cieza y criado en Caravaca, que en el capítulo fue elegido además prior del Desierto de las Palmas y vicario provincial.

A sus 50 años, Sebastián ve con alegría el presente del Carmelo y con esperanza el futuro inmediato, tiempos en los que los místicos tienen mucho que decir.

¿Cómo nace su vocación al Carmelo Descalzo?

Mis padres son de Cieza y cuando estaba a punto de nacer trasladaron a mi padre a Caravaca de la Cruz. Esperaron a que naciera y después nos instalamos en Caravaca.

Mi vocación la tengo que agradecer al convento de Caravaca, ya que fue durante la celebración del cuarto centenario de su fundación, en 1986, cuando san Juan de la Cruz despertó en mí la vocación carmelitana. Fue conocer al santo y me dije: «Si él fue feliz con Dios, ¿por qué yo no?», y así di ese paso. Por eso Caravaca está muy ligada a mi vocación, porque me unió a san Juan de la Cruz.

Realicé el postulantado en Zaragoza y el noviciado en la casa que teníamos en la pedanía murciana de San José de la Vega. Después estudié Filosofía en Valencia y Teología en la Pontificia Facultad Teológica Teresianum de Roma. Años más tarde, visité de nuevo Roma para estudiar Medios de Comunicación en el Studio Paolino Internazionale della Comunicazione Sociale. He estado en muchas casas: Zaragoza, Salamanca y en Valencia en varias ocasiones.

Hace cuatro años llegó al Desierto de las Palmas, en Castellón, uno de los grandes centros de espiritualidad de España. ¿Cómo es la vida en ese lugar y qué aporta a quienes llegan allí?

El Desierto siempre me ha atraído como casa nuestra, aunque nunca había vivido aquí. Yo lo definiría como un lugar de encuentro: te encuentras contigo, con tu interior, para que en ese encuentro aprendas a conocerte y a quererte; y también te encuentras con Dios, principal protagonista de esta aventura. Si buscas un lugar para encontrarte contigo y con Dios, ven al Desierto de las Palmas.

Prácticamente de forma continuada, los carmelitas descalzos hemos estado siempre presentes en el Desierto de las Palmas desde hace 400 años, el fruto de esa oración se nota. Cuando llegas al Desierto, lo primero que te envuelve es una paz que te engancha; por eso es un lugar en el que yo digo que me encuentro, porque desde esa paz veo como todo se me facilita para vivir mi vocación. Es un lugar donde el encuentro personal con el Señor te invita a darte a los demás.

En el Desierto de las Palmas, los carmelitas descalzos tenemos un centro de espiritualidad que hasta hace dos años llevaban las carmelitas misioneras teresianas. Cuando se marcharon barajamos varias posibilidades hasta que decidimos que lo llevaríamos nosotros, sabíamos que era algo que nunca habíamos hecho, pero estaba dentro de nuestra forma de ser, de saber acoger, así que pensamos que no sería muy distinto de lo que hacemos en nuestras casas, pero a lo grande.

Desde julio es vicario provincial de la Provincia Ibérica de Santa Teresa, ¿cuál es su cometido?

La Provincia Ibérica de Santa Teresa unificó hace cinco años las de Cataluña, Aragón y Valencia (a la que pertenecía la Diócesis de Cartagena), Castilla, Andalucía y Burgos, toda España menos la Provincia de San Joaquín de Navarra. Una provincia, la Ibérica, que extiende sus fronteras a África y América, ya que, al unirse, por Aragón y Valencia se sumó la delegación africana, con la presencia de los carmelitas descalzos en Costa de Marfil, Togo y Burkina Faso; y por Burgos se sumó el vicariato de Uruguay, Paraguay y Bolivia. Nosotros no entendemos al vicario como un cargo jerárquico, sino como un consejero que está cerca del provincial, de acompañante, que, en ausencia del provincial, realiza sus funciones.

¿Cuál es la realidad de los carmelitas descalzos en la actualidad?

Estamos en un momento bonito, porque, al estar creando una provincia nueva, es tiempo para ir limando aquello que no favorece a nuestro ser como carmelitas, es una invitación a reflexionar qué hemos hecho en nuestra vida que se nos ha cargado como una mochila y no nos ha dado soltura para vivir lo específico nuestro o para ser más veraces en nuestra vida. Hemos descubierto que la palabra ya no funciona, sino que se convence más por cómo vives que con lo que dices. Estamos en un momento para buscar la sinceridad en nuestras formas, para presentarnos ante los demás con un ejemplo de vida que intente contagiar lo que de verdad nosotros estamos viviendo por dentro.

¿Qué tiene que aportar el Carmelo Descalzo a la vida de hoy?

La vida interior. Descubrirnos, como dice santa Teresa, que no estamos huecos por dentro. Yo pienso que eso, en el ritmo diario de la vida de hoy, se nos olvida bastante. Silencio para escucharte por dentro y escuchar al que está dentro, porque no voy solo en este viaje interior.

¿Merece la pena ser carmelita descalzo?

Claro que sí. Al joven que pueda estar sintiendo la vocación le diría que se atreva a verse por dentro, a iniciar ese viaje interior que le va a facilitar las cosas para vivir con normalidad la vida, porque desde dentro se encuentran las armas que muchas veces se necesitan para conseguir lo que en ocasiones buscamos fuera y por muchas cosas que hagamos fuera no lo conseguimos. En tu interior vas a encontrarte con alguien que te quiere, te vas a sentir querido, vas a sentir las fuerzas suficientes para que desde ese sentimiento interior de aceptación puedas ser capaz de amar al que está a tu lado; y, desde ese interior, también vas a encontrar lo que se necesita para que estés siempre cerca de la persona que te necesita.

El Carmelo Descalzo custodia la herencia de santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, ¿son los místicos del Carmelo de actualidad hoy?

Dice el padre Maximiliano que el cristiano de hoy o es místico o no es cristiano, porque desde la mística, desde ese viaje interior, nos encontramos con un Dios que nos hace grandes por dentro, y que, desde esa grandeza de sentirnos habitados por él, nos da cuenta de que hay muchas barreras que caen en el interior y eso nos ayuda para que las barreras del exterior, que podemos encontrar en el encuentro con el hermano, también caigan. Yo creo que santa Teresa, san Juan y la mística tienen mucho que decir hoy porque nos invitan a vivir una experiencia en la que todos somos uno, impulsados desde esa experiencia personal con Dios que nos acepta como somos, que es una pedagogía que nos enseña a que también nosotros vivamos aceptando al otro como es, sin pedirle nada a cambio, de un modo gratuito.

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