"Hemos de reconocer que nos hemos estremecido un poco, cuando leímos en la hemeroteca a los políticos decir que en 2020 el Mar Menor estaba mejor que nunca, nos esperábamos otra cosica", manifestaron los pobres chavales al encontrarse el panorama. "Por lo menos queremos aprovechar el viaje para advertiros, la ley de Protección es una…". Mientras, preguntados por el Tajo, los murcianicos se encogieron de hombros y manifestaron no saber de qué se hablaba, "¿eso qué es?"
Según relatan, estaban como todos los jóvenes de su época viendo "Las emocionantes aventuras de Plomín y Jabonete", dos personajes del imaginario murciano que fueron adquiridos por cierta compañía de animación norteamericana a mediados del siglo XXI, cuando se les ocurrió la brillante idea.
"Mi vecina Fuensanta trabaja para una multinacional de productos de limpieza y sabíamos que ocasionalmente viajaba al siglo XXI, así que decidimos secuestrarla", explica Francisco, el carismático líder del grupo, que junto a sus compañeros Santiago y José Antonia trazaron un plan para visitar aquel Mar Menor de ensueño que conocieron a través de los libros.
"A ver, un poco me dejé secuestrar", explica Fuensanta. "Me daba penica, porque hoy lo que para vosotros es una albufera para nosotros es una gigantesca plantación de lechugas salvajes". Preguntada por ese concepto, la viajera del tiempo aclara: "pues verás, es que en realidad la gente ya se alimentaba de otras cosas, pero nosotros seguimos subvencionando la agricultura intensiva por miedo al sector y a fuerza de nitratos, pues la cosa es que terminaron adquiriendo conciencia propia y… bueno, no te puedo contar más, que te hago spoiler, pero vamos, que además se equivocaron de fecha, porque jolín cómo lo tenéis".
"Nosotros leímos en los periódicos de abril de 2020 que el Mar Menor estaba mejor que nunca y no nos paramos a pensar que un señor tan importante como para tener una estatua en mi colegio tocando la flauta pudiera mentir en su época", lamenta Francisco. "Una cosa os digo, aprovechando, pensad en nosotros y no dejéis morir el Mar Menor". Preguntados por el Tajo, los jóvenes se extrañan y afirman no saber de qué se les habla hasta que Fuensanta les explica.
"El Tajo es como llamaban en esta época al afluente ese chiquito del Segura, antes de que se secara", explica la buena mujer, que además lamenta no haber podido traer con ella a ningún jovencito ribereño. "Si es que no quedan, se vació casi toda Castilla y ya no vive nadie allí; lo llamamos El Páramo, los alrededores de Neomadrid, donde nadie se atreve a vivir. No hay agua, solo quedan salteadores y piratas".
Y si esto fue así o no fue así, métase en la calabaza y que salga luego en la plaza.