La mala climatología, la incertidumbre política, los efectos de los acuerdos y guerras comerciales internacionales y el mal funcionamiento de la cadena alimentaria con bajos precios en origen, han sido los principales causantes de un año muy difícil para el sector agropecuario español
La Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos considera que el año que está a punto de finalizar ha sido muy negativo para el campo, donde los agricultores y ganaderos han sido moneda de cambio y excusas, tanto en el panorama del comercio internacional como en el nacional, para hacer campañas electorales llenas de humo y faltas de concreción.
Unión de Uniones, tras hacerse eco en primicia de la estimación de la renta agraria, donde se destaca una contundente bajada, manifiesta que la mala situación es claramente objetiva. En este sentido, y de acuerdo con los datos publicados, tanto la renta agraria como la renta empresarial agraria han disminuido un 8,6 % y un 10,9% respectivamente, debido, en parte, a la bajada del 2,9% del valor de la producción total en este año.
La fruta y los cereales, las producciones peor paradas, mientras que el porcino aumenta considerablemente
Entre las producciones más representativas a nivel estatal (hortalizas, frutas, cereales, vino, vacuno, leche, aceite de oliva y sector porcino, que representan el 80% del valor estatal), sólo ligeramente el sector lácteo y en mayor medida el sector porcino han destacado en positivo debido, entre otras causas, a los bajos precios del año anterior, en un caso, y a la coyuntura generada por la peste porcina africana (PPA) en otros países, en el otro.
El sector de la fruta es, decididamente, el que más ha sufrido este año, bajando su valor hasta un 17 % debido a factores climatológicos adversos, así como a la competencia por parte de terceros países y la ausencia de mercados exteriores que han hecho que se resintiera el sector. Algo similar ha sucedido con los cereales, cuyo valor ha bajado también casi un 17 %, mientras que el vino también disminuía en un 8,4%.
Igualmente, el aceite ha aumentado su valor global debido a una mayor producción, aunque ha venido acompañada de una importante e injustificada bajada de los precios y con soluciones insuficientes por parte del Gobierno para solventar las problemáticas del sector, como el almacenamiento privado.
Las consecuencias del cambio climático, cada vez más patentes
En otro orden de cosas, 2019 ha sido un año donde la climatología ha sido muy adversa y el cambio climático cada vez más patente, con pedriscos, heladas, tormentas y sequías, así como inundaciones cada vez más frecuentes e importantes.
Estos episodios climáticos han hecho que muchos territorios se resientan. Es el caso, por ejemplo, de Castilla y León, donde la sequía ha provocado pérdidas de cientos de millones de euros, al igual que en Extremadura, cuya ganadería en extensivo se ha visto sin pastos. En la Comunidad Valenciana, el fenómeno de la DANA ha tenido un fuerte impacto, provocando importantes daños en cultivos e infraestructuras, sobre todo en la comarca alicantina de la Vega Baja.
Por otro lado y respecto a otro tipo de daños, el problema de la fauna silvestre se ha seguido manteniendo, como el conejo en Castilla- La Mancha -que arrastra situación de plaga desde 2017-, en Castilla y León, en Cantabria, Asturias o en la Comunidad de Madrid. Asimismo, estas regiones han sufrido ataques de lobo de otras especies como jabalíes, que han provocado daños en el ganado y las cosechas e indefensión en los ganaderos y agricultores.
Las tensiones comerciales internacionales y el mal funcionamiento de la cadena también han resentido a sectores productivos estratégicos
La incertidumbre política a nivel estatal y los efectos de acuerdos y guerras comerciales internacionales han hecho que los sectores productivos estatales se resientan, como en el caso de la aceituna de mesa, con efectos ya patentes, o el aceite o el vino, cuyo impacto económico derivado de los aranceles impuestos por EEUU son aun difíciles de cuantificar.
En la Comunidad Valenciana se destaca los perjuicios de los cítricos de Sudáfrica, el tratado de Mercosur o el arroz asiático, entre otros, que ha hecho mella en los agricultores valencianos – en el caso del arroz, también a productores extremeños -, generando pérdidas en sus producciones más importantes.
En Cataluña, por su parte, la avellana se ha visto resentida, con una bajada de precios injustificados que nada tienen que ver con los de Italia o Turquía, así como los productores de nectarina o melocotón que han visto como el plan de arrancada, en un primer momento aceptado, se desestimaba después.
Igualmente, el Brexit, que no acaba de producirse, ha jugado también un papel importante en los debates y los retrasos de la reforma de la PAC, a la que Unión de Uniones sigue insistiendo que sea más justa y defina y delimite bien la figura del agricultor genuino. Asimismo, el mal funcionamiento de la cadena alimentaria con bajos precios a los productores y altos precios a consumidores y una clara posición de dominio por parte de la distribución, han empujado a que la situación en el campo sea sin duda la peor en los últimos cuatro años.
Los territorios siguen sufriendo bajos precios en origen, despoblación y escasa voluntad política
La baja situación de los precios se hizo patente nuevamente en Castilla y León, donde califican el año de nefasto en uno de sus cultivos estrella, la remolacha, cuya superficie ha disminuido considerablemente, en parte, por la bajada de precio unilateral de la industria, desde un 42 €/tn a un 36 €.
Por otra parte, 2019 también ha sido el año en el que se ha puesto el foco en el fenómeno de despoblamiento que atraviesan muchos pueblos con la revuelta de la España Vaciada, si bien ha resultado, según la organización, en un foco interesado para que los políticos hicieran su campaña, lo cual solo será positivo si se traduce en acciones reales y medidas concretas que aún están por ver.
En este sentido, la organización insiste en que las CCAA en algunos casos y el Estado en otros no han sabido defender el papel de la agricultura ni dado pautas claras y estables en el tiempo, ni en las políticas agrarias ni presupuestarias, con el ejemplo del recorte de apoyo a agricultores ecológicos en Castilla – La Mancha a pesar de defender valores vinculados con la ecología, el medio ambiente y el cambio climático.