Con motivo del Día Internacional de las Personas Migrantes, Entreculturas ha puesto el foco en las migraciones Centroamericanas, y más concretamente en México, presentado el informe “Nuevos rostros, mismas dinámicas. Procesos migratorios en México” con los datos recogidos por la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM). Una red integrada por 23 albergues, casas, estancias, comedores y organizaciones distribuidas en 13 estados de la República Mexicana.
Elisabeth Figueroa Ruiz, Secretaría Técnica de la REDODEM, ha presentado las principales cifras que arroja el informe que pretende visibilizar la diversidad de personas y flujos de movilidad que convergen en los espacios que conforman la Red.
La REDODEM ha registrado a más de 36.000 personas, la mayoría son hombres y que se registran en el sur del país. El grupo de edad mayoritario son personas en edad de trabajar, lo que muestra la inviabilidad de mantener una actividad económica en sus países de origen, condenados al exilio. Elisabeth también ha dado datos de los perfiles más vulnerables como son las mujeres embarazadas y los 3.881 niños, niñas y adolescentes que la REDODEM registró y que representa un 10,7 % del total de registros, destacando que el 57,7 % de los menores viajaban solos. También ha resaltado que las niñas y adolescentes mujeres son mucho más vulnerables a lo largo del viaje que los varones.
Elisabeth explicó que además del acompañamiento, el objetivo de REDODEM es registrar y documentar la situación de las personas que se encuentran en movilidad, así como los delitos y vulneración de derechos humanos que son cometidos en su contra, con la finalidad de fundamentar acciones de incidencia para cambiar las políticas y que tengan un enfoque de derechos humanos.
La difícil situación de las personas migrantes viene agudizada por la política migratoria implementada en México durante el sexenio Peña Nieto que mostró la falta de interés institucional para responder a las necesidades de las personas en situación de movilidad desde un enfoque de derechos humanos. Pese a que México impulsó el Pacto Mundial sobre Migraciones a nivel internacional, su política nacional sigue estando dominada por un enfoque de seguridad y una peligrosa narrativa de criminalización de las personas migrantes.
La Hermana Magdalena Silva Rentería, Coordinadora de la REDODEM y fundadora y actual Directora de La Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento de la Mujer Migrante y Refugiada (CAFEMIN) destacó en su intervención el papel e impacto de los medios de comunicación en campañas xenófobas de criminalización a migrantes, defensores de Derechos Humanos, y las propias casas de acogida ”De lo que va de 2019 hay 9 casos documentados de intervenciones de la Guardia Nacional en estas casas, dándose una sistemática violación de los Derechos Humanos de las personas migrantes”.
La Hermana Magdalena ha destacado también la situación en la frontera sur de “hacinamiento masivo en situación infrahumanas donde el gobierno trata de detener el flujo migratorio” y en la frontera norte con EEUU donde “Se vive la misma situación de hacinamiento y en la que tras varias citas infructuosas para solicitar la condición de refugiados se les deporta a sus países de origen”
La realidad del flujo migratorio en México es compleja y resulta muy complicado diferenciar los motivos de salida. Existen múltiples causas: económicas pero también precarización de la vida, deficiencia institucional, cambio climático y violencia generalizada. La migración se ha convertido en la única opción para preservar la vida.
Ante esta situación es imprescindible reconocer la existencia de personas con un perfil de protección internacional, las cuales soportan otro tipo de vulnerabilidades, que se suman a los que ya de por sí tienen por estar en situación de movilidad. De las 36.190 personas registradas por la REDODEM en 2018, al menos 4.244 personas mostraban un perfil de refugio. Son las personas que manifestaban claramente haber abandonado sus países de origen por motivos de diferentes violencias.
Frontera Sur de España
La necesidad de huir, los peligros y la vulneración de derechos humanos que sufren las personas migrantes, la vulnerabilidad de determinados perfiles y las dificultades de acceso al procedimiento de protección internacional también se repite en el flujo migratorio que llega a la Frontera Sur de España donde el Servicio Jesuita a Migrantes trabaja con el objetivo de acompañar, servir y defender a las personas migrantes y refugiadas que se encuentran en tránsito en la ciudad de Melilla.
María Vieyra, Abogada del Servicio Jesuita a Migrantes ha dado fe de estas similitudes y de los distintos perfiles que atiende el SJM como mujeres potenciales víctimas de trata de personas para explotación sexual, niñas que se encontraban bajo la tutela de la Administración Pública, menores no acompañados solicitantes de protección internacional, personas que fueron trasladadas por Salvamento Marítimo después que la embarcación neumática en que cruzaban el mediterráneo arribara a las islas Chafarinas, solicitantes de protección internacional que franquearon el vallado con concertinas situado en el perímetro fronterizo para acceder al territorio español, o familias recién llegadas cuyos menores habían sido separados de los progenitores.
María ha hablado de las distintas preocupaciones en materia de migración como las dificultades de acceso al territorio español por los puestos habilitados legalmente, las devoluciones sumarias desde Melilla a Marruecos de personas que se encuentran en territorio español, la limitación impuesta sobre el derecho a circular libremente por España a los solicitantes de protección internacional que se encuentran en Melilla y la ausencia de políticas públicas que ayuden a mejorar la protección de la vida, el duelo frente a la muerte y el cuidado de las personas que se encuentran en un limbo.
En su intervención resaltó: “Si las políticas migratorias se basan en externalizar el control de fronteras y si ponemos el foco en la contención de los flujos migratorios, esto tendrá como consecuencia el incremento de la peligrosidad en las rutas que incrementa la violencia y el riesgo para la vida de estas personas y situaciones en las no se garantizan sus derechos humanos”
Sociedades de acogida
A pesar de la dureza de las situaciones, vemos con preocupación cómo aumentan discursos de odio contra las personas migrantes y refugiadas. Desde un enfoque de Educación para la Ciudadanía Global, Entreculturas pone en marcha Miradas que Migran, un programa que quiere contribuir a cambiar nuestra manera de ver las migraciones. En este marco, se lleva a cabo un proyecto de aprendizaje y servicio en colaboración con la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Como nos ha explicado Juanita Bagés, Vicedecana de Movilidad y salidas profesionales y coordinadora docente del proyecto Miradas Que Migran de la Universidad Complutense de Madrid, el objetivo del proyecto es reflexionar con el alumnado sobre la situación de movilidad forzosa en el mundo, promoviendo que los y las jóvenes se conviertan en agentes promotores de una cultura de acogida en sus entornos. En su cuarta edición, más de 600 alumnas/os han contribuido ya a generar cultura de acogida y convertirse en agentes de cambio en su comunidad universitaria mediante sus creaciones sobre migraciones forzosas.
Entreculturas quiere contribuir desde la sensibilización, la incidencia política y la educación a construir sociedades interculturales basadas en los derechos humanos en las que las migraciones sean vistas como una oportunidad y no como una amenaza.