El voto ya no es a un partido sino a una posible coalición
La captación del voto de los indecisos es el principal reto de los partidos políticos que concurren a las Elecciones Generales del próximo 10 de noviembre. Ese voto indeciso no definirá al ganador de los comicios, pero sí puede marcar el sentido de los pactos de gobierno que finalmente se produzcan, según los expertos. La indecisión muestra también el elevado grado de desafección del electorado con la clase política española ante estas elecciones.
La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), difundida el martes 29 de octubre, subrayó la existencia de un 32,3 por ciento de indecisos, es decir, casi una tercera parte de quienes tienen pensado emitir su voto. Este elevado porcentaje preocupa a todos los partidos que acuden a la consulta, que ya han indicado que el caballo de batalla ante estos comicios es movilizar y atraerse el voto de esos indecisos. Las consultas del CIS se realizaron entre el 21 de septiembre y el 13 de octubre pasados, y no reflejan, por tanto, ni los posibles cambios o reafirmaciones de voto tras el debate a cinco de ayer ni tras dos acontecimientos clave: el resultado de la sentencia del Procés en Cataluña, con las inmediatas respuestas políticas y los disturbios ocurridos, y la exhumación de los restos mortales de Francisco Franco del Valle de los Caídos.
Crisis de autoridad de la clase política
“La ciudadanía, más que desencantada, está harta, porque observa que sus representantes hace muchos años que ya no la representan y siguen sin hacerlo”, explica Oriol Alonso Cano, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Para el experto, esta situación negativa podría alimentar una abstención el 10-N. “Hay una crisis de la autoridad representativa en la clase política. Prueba de ello son, entre otros muchos, los datos de ciudadanos que han rechazado recibir propaganda electoral en sus domicilios”, agrega Oriol Alonso. Según este especialista de la UOC, existe la certeza de que “la clase política está absolutamente alejada de los intereses reales de la ciudadanía, como si ambos vivieran en esferas completamente inconmensurables”. Agrega que esta situación “genera un espacio de desconfianza para con la clase política” que explica el posible aumento de la abstención y que está detrás de la indecisión.
Las dudas del electorado, refiere, aparecen también a la hora de asegurar el sentido y efecto deseado de su voto, dado el carácter "voluble e interesado" de los partidos a la hora de establecer alianzas postelectorales. “La cuestión no está en cuántos partidos haya, sino si el voto, en última instancia y por la necesidad de establecer pactos debido a la actual dinámica electoral y parlamentaria, beneficiará indirectamente a un partido que está en las antípodas ideológicas o simplemente del deseo del votante”, afirma Alonso Cano.
“Hoy un votante no vota a un partido solamente, sino que también lo hace a una futura coalición. Por eso sería fundamental que los partidos fuesen rotundos con sus estrategias pactistas en la campaña electoral, y, si luego no se cumplen, el electorado está en todo su derecho de castigar su elección”, añade el experto, para quien los diferentes partidos, si quieren gobernar, deben saber pactar. “Hoy, y siempre en España, lo importante no es ganar las elecciones, sino tener las mayorías necesarias para poder gobernar”, concluye.
En opinión de Ernesto Pascual, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencias políticas de la UOC, “lo que sabemos en ciencia política es que la reiteración de escenarios electorales desemboca en un desencanto por parte del electorado que, conforme más cerca y más veces se le pregunta sobre una cuestión, menos va a votar”.
Según el politólogo, la fragmentación del espectro político español “lo que favorece es, por un lado, que el votante encuentre más posiciones en las que identificarse”, pero al tiempo “complica el hecho de encontrar mayorías”. La estrategia seguida por el PSOE y el PP “es precisamente fagocitar el espacio de Ciudadanos e intentarlo con Unidas Podemos mediante Más País, para revivir un bipartidismo no perfecto, con menos posibilidades”, sin mayorías holgadas, pero “con el necesario apoyo de unos u otros sin tener un balance estricto”.
Pascual explica que en las encuestas se puede comprobar que “los bloques siguen más o menos igual que antes de las elecciones, con lo cual lo único que puede variar realmente es que suban o bajen partidos, y parece que Podemos y Ciudadanos en este aspecto tienen las de perder, clarísimamente”. Tal situación, agrega, favorece la indecisión. “Esto hace que el voto se decida más tarde. Excepto los militantes o afiliados ya convencidos, el resto espera a la oferta electoral para decidir su voto”, por eso los indecisos “hasta el momento son mayoría en las encuestas”, asevera.
Pascual considera que en esos votantes indecisos puede influir la actual situación en Cataluña. “Está teniendo una importancia muy grande y dependerá de cómo evolucionen los acontecimientos para que muchos votantes decidan si la firmeza del Gobierno ha sido suficiente, si no se ha sabido atajar la violencia, si prefieren un Gobierno que hable o un Gobierno que sea más duro… Todas estas cosas sin duda alguna influirán hasta el último momento en la campaña electoral”, refiere Pascual.
“El desencanto se puede transformar en lo que se llama desmovilización”, insiste por su parte Iván Serrano Balaguer, investigador del Internet Interdisciplinary Institute (IN3). Para este especialista, estamos en el “juego de a ver quién moviliza o se desmoviliza más” en esta última recta electoral, antes de los comicios. “Seguramente el electorado del PP y de Vox va a estar más movilizado con estas cuestiones de identidad nacional española, donde para el PSOE, aunque intenta marcar su perfil duro en lo que se refiere a la cuestión territorial, no es un campo en el que sea el actor más fuerte”, agrega este politólogo.
Según Serrano, esta situación rompe “hasta cierto punto” la perspectiva de un eventual retorno al bipartidismo, donde el PP y el PSOE recuperaban el espacio perdido en los últimos años. “En términos de fragmentación, parece que el actor perdedor es Ciudadanos, con fugas electorales por todos lados, tanto hacia el PSOE como hacia el PP y Vox”, adelanta el politólogo.
Serrano augura que “el escenario que se dibuja para después de las elecciones es incluso mucho más abierto que el que había anteriormente”. Ahora, “muchos actores como el PSOE, Podemos, que ya lo percibió, y sobre todo Ciudadanos, pensarán que quizá no ha sido tan buena idea repetir elecciones como pareció en su momento”, apunta.
En referencia a los indecisos, el investigador y politólogo explica que “estos pequeños márgenes que pueden moverse son los que determinarán la frontera entre un buen resultado y un mal resultado para los partidos”. En todo caso, asegura, “no saldrá un escenario (político) más estable del que había hasta ahora. Los indicios no señalan en esa dirección”.