La banda se trasladó desde Valencia hasta Murcia, donde ha sido desmantelada en un operativo en el que han participado dos centenares de guardias civiles y un centenar de vehículos
Los miembros de clan, con estrechos vínculos familiares, eran dirigidos por un varón con numerosos antecedentes delictivos
La Guardia Civil de la Región de Murcia, en el marco de la denominada operación "HAIRLOSS", ha desarticulado una organización criminal, asentada en la localidades de Alcantarilla, Totana y Las Palas Murcia y con ramificaciones en Alicante, Valencia y Castellón, dedicada supuestamente al cultivo, manipulación y compra-venta de marihuana, así como al tráfico de mediana envergadura de cocaína, e implicada en el robo de sustancias a otros grupos de traficantes.
Durante la operación han sido detenidas 21 personas, como presuntas autoras de delitos contra la salud pública (tráfico de drogas), pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas y contra el patrimonio.
Además, durante las actuaciones se han incautado importantes cantidades de marihuana, hachís y cocaína, siete armas de fuego, cinco kg. de joyas de oro, nueve vehículos, algunos de ellos de alta gama, y 25.000 euros en efectivo, entre otros efectos.
Las investigaciones se iniciaron a primeros de este año, cuando gracias a la colaboración ciudadana se tuvo noticia de las actividades supuestamente ilícitas de la banda en la zona de Sangonera la Seca. Aunque la información aportada de modo anónimo era muy básica, agentes de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Murcia, tras meses de investigación, y con el trabajo preventivo y el análisis de hechos aislados detectados durante los servicios de Seguridad Ciudadana y que inicialmente no parecían guardar relación entre sí, fueron desenmarañando el entramado delictivo ahora desmantalado.
El grupo, perfectamente estructurado y organizado, era dirigido por un varón con un extenso historial delictivo, en el que destacan su violencia y peligrosidad.
Un salario mensual por sus servicios en la organización
Para conformar su clan, dicho líder contaba mayoritariamente con familiares, principalmente sus hijos y las parejas sentimentales de los mismos, a los cuales llegaba a asignar un salario mensual por sus trabajos ilegales, así como otro tipo de remuneraciones. No dudaba incluso en utilizar a familiares menores de edad, algunos de los cuales no llegaban a los 14 años de edad, para el cuidado y tratamiento de las plantaciones de marihuana, dándoles a algunos un papel relevante y dirigente sobre otros miembros de la organización ajenos a la familia. También en la red se integraban otros miembros ajenos al clan familiar que eran, igualmente, remunerados por sus servicios al líder.
La banda se habría trasladado no hace mucho tiempo desde Valencia a Murcia para seguir con sus actividades de tráfico de drogas y otras asociadas a ésta, igualmente delictivas, intentando pasar desapercibidos.
Sus actividades centrales, y las más lucrativas eran el cultivo, adquisición y reventa de marihuana a gran escala, así como el tráfico de cocaína, a medianos vendedores y en puntos de venta al menudeo que regentaban, principalmente en la localidad de Totana.
Pingües beneficios
Las ganancias obtenidas por estas actividades eran muy relevantes, y podrían haber superado los 100.000 euros por cada periodo de recolección (10 semanas) en las diferentes plantaciones controladas por la organización ahora desmantelada, la cual utilizaba variedades de Cannabis Sativa de producción rápida que les garantizaba maximizar la rentabilidad.
Tales beneficios permitían al jefe del clan llevar un alto nivel de vida, residir en viviendas de lujo y remunerar el medio de vida de su amplia familia y de otros componentes del grupo. Además, las investigaciones han desvelado que esta persona habría conseguido ir amasando un importante patrimonio inmobiliario, el cual gestionaría por medio de varios testaferros.
La adquisición de vehículos deportivos de alta gama (Mercedes, Audi, Ferrari, Porsche, Lamborghini, etc.), pese a carecer del preceptivo permiso de conducción el cual habría obtenido presuntamente de forma ilegal no hace muchos días, o la colección de motocicletas antiguas, eran algunas de las aficiones del líder de la organización.
La actividad de esta organización criminal no era, sin embargo, anónima, ya que en ocasiones alardeaban en redes sociales, a la vista de cualquier persona, de vehículos de alta gama (algunos de ellos valorados en más de un cuarto de millón de euros), del interior de lujosas viviendas e, incluso, de imágenes de niños rodeados de grandes cantidades de dinero en metálico.
Armas y avanzados sistemas de vigilancia para proteger la droga
La organización contaba con diversos tipos de armas para llevar a cabo, con mayor seguridad, sus actividades clandestinas, Así, dotaban a los encargados de sus plantaciones de tales armas para protegerlas de los tan temidos "vuelcos", como se conoce en el argot a los robos de drogas entre traficantes.
Durante el desarrollo de sus actividades, los investigados empleaban, además, medidas de vigilancia y contra vigilancia de sus entornos, gracias a su elevado potencial financiero.
La banda, al parecer no solo se dedicaba al tráfico de drogas, sino que también llevaba a cabo otro tipo de acciones presuntamente delictivas, muy lucrativas para ellos, que actualmente se están tratando de esclarecer.
Finalmente, una vez que se dispuso de la suficiente información sobre cómo estaba estructurada la organización criminal en relación a sus componentes, infraestructura y logística, se solicitó del titular del Juzgado de Instrucción Número 7 de Murcia, que ha dirigido la operación, la autorización para la entrada y registro en un total de dieciséis inmuebles, casi todos de forma simultánea.
Importante despliegue de medios humanos y materiales
La envergadura de la operación motivó la participación de una decena de Letrados de la Administración de Justicia y la colaboración, a nivel policial, de diversas unidades de la Guardia Civil, como las especializadas en este tipo de intervenciones, UEI (Unidad Central Operativa con sede en Madrid), ARS (Agrupación Rural de Seguridad) n° 1 de Madrid y ARS n° 3 de Valencia.
Además, han colaborado otros especialistas de la Guardia Civil, como el Servicio Cinológico Central y de Murcia, UHEL (Unidad Aérea de la Guardia Civil en Murcia), USECIC de Murcia, las USECIAs de Cieza, Alicante y Torre-Pacheco, Patrullas Seguridad Ciudadana de Murcia, Cartagena, Alicante y Lorca, Unidad Orgánica de Policía Judicial de Alicante y Murcia, y todos los Equipos Territoriales de Policía Judicial de Murcia. En total se ha contado con la participación de más de dos centenares de guardias civiles y más de un centenar de vehículos de la Benemérita.
Personal de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera (DAVA) de Murcia participó puntualmente en el registro de un inmueble ubicado en Las Palas-Fuente Álamo (Murcia), que se inspeccionó de manera conjunta, ya que el Departamento de Aduanas había facilitado durante esta investigación valiosa información a la Guardia Civil sobre dicho inmueble.
La investigación sigue abierta, no descartando nuevas actuaciones y detenciones.
Detenidos y efectos intervenidos
La operación ha permitido la desarticulación total de la organización delictiva investigada, así como la detención de un total de 21 personas, todos ellos de nacionalidad española, de entre 18 y 69 años de edad, y residentes en las poblaciones murcianas de Murcia, Alcantarilla y Totana, así como en la localidad alicantina de San Fulgencio.
Entre los efectos recuperados en los 16 inmuebles objeto de las entradas y registros se encuentran:
1650 plantas de marihuana cultivadas en interior, todas ellas en estado de producción.
70 kg. de cogollos de marihuana envasados al vacío y preparadas para su distribución.
500 gramos de hachís y unas 180 dosis de cocaína destinadas a su venta al menudeo.
Diferentes herramientas, lámparas, aparatos de aire acondicionado y otros útiles para el cultivo de las diferentes plantaciones.
Numerosas básculas para pesaje de la droga, así como otras herramientas utilizadas para el envasado previo a su distribución.
Nueve vehículos, algunos de ellos de alta gama, con una valoración estimada de más de medio millón de euros.
Siete armas de fuego distribuidas en los diferentes puntos de cultivo y venta de droga, cinco de ellas escopetas de diferentes clases y calibres, un revolver y una pistola, así como numerosa munición de diferentes calibres.
Diferentes joyas de oro con un peso total de más de 5 kg.
25.000 euros en billetes de diverso valor.